Bebé Reno
Victoria E. González M.
Comunicadora social y periodista de la Universidad Externado de Colombia y PhD en Ciencias Sociales del Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) de la ciudad de Buenos Aires. Decana de la Facultad de Comunicación Social – Periodismo.
En medio de la gran oferta que se extiende por las plataformas de entretenimiento, de vez en cuando aparecen productos interesantes que cobran gran valor por la construcción de los personajes, por las historias que cuentan o por el acercamiento que hacen a la cotidianidad de las audiencias que los consumen.
En las últimas semanas se ha venido posicionando de manera intensa la miniserie Bebé Reno de Netflix, basada en una oscura etapa de la vida del propio protagonista y guionista Richard Gadd y que nos muestra una experiencia que podríamos llamar terrorífica, para ser amables, narrada en el marco del género tragicómico.
Bebé Reno es un pedazo de la vida de tantas y tantas personas que emigran en busca del estrellato, del reconocimiento y de la fama, y que terminan perdidas en una marejada de gente que está en busca de lo mismo. Pedazos de vida que bien podrían transcurrir en Londres, Las Vegas, Los Ángeles o cualquiera de tantas urbes colmadas de sueños rotos.
Le puede interesar: Calculadora de la reforma pensional 2024: estime si perderá plata y cuánto aproximadamente
Más allá de esa lucha individual, dolorosa y, la mar de las veces, estéril, la serie Bebé Reno muestra las relaciones tóxicas que pueden desprenderse de esas soledades de sobrevivientes que se juntan como pueden en medio de sus afugias vinculadas a un lugar dónde vivir o a un pan para comer.
La obsesión por la cercanía con otro ser humano y por la necesidad de compañía se lleva a un extremo que termina en el acoso que va pasando de preocupante a enfermizo y de enfermizo a criminal.
Sin embargo, lo más complejo del planteamiento de esta producción es la esencia de cada uno de los protagonistas; seres destrozados, abusados, demolidos, minados hasta los huesos, que convierten una relación personal en una válvula de escape que les permita, a pesar de todo, recuperar, aunque sea un poco, la confianza en sí mismos y la autoestima.
Las actuaciones de Richard Gaad, Jessica Gunninrg y Nava Mau, verdaderamente admirables a lo largo de los siete capítulos. Los escenarios elegidos, estupendos y la ambientación única.
Sin duda alguna Bebé Reno es una miniserie súper recomendada basada en una historia tristemente real, tan propia de estos tiempos posmodernos y azarosos que nos llenan de angustia y de incertidumbre.