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Cacao en Colombia: cómo este grano está transformando la vida rural en Tumaco, Cauca y el Pacífico

El cacao en Colombia se consolidó como un cultivo del posconflicto. Harold Villota, coordinador del proyecto Cacao para La Paz, explica por qué impulsa ingresos estables, sustituye economías ilícitas y abre acceso a mercados especializados.

Harold Villota, coordinador del proyecto Cacao para La Paz. Cacao en Colombia

El cacao en Colombia dejó de ser solo un producto agrícola para convertirse en una herramienta de transformación territorial. En Nariño, Cauca y Valle del Cauca, más de 400 familias campesinas, indígenas y afrocolombianas están impulsando economías legales, sostenibles y asociativas gracias al proyecto “Cacao para la Paz”, una iniciativa de Ayuda en Acción financiada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

Este modelo ha permitido que organizaciones rurales lleven chocolates y derivados al ChocoShow 2025. Desde Tumaco, Policarpa y el norte del Cauca mostraron avances en innovación, valor agregado y resiliencia comunitaria. 

En entrevista con Más Colombia, Harold Villota, coordinador del proyecto, explica por qué el cacao se consolidó como un cultivo del posconflicto y qué viene para los productores en 2026.

El cacao es uno de los llamados cultivos del posconflicto colombiano. ¿A qué se debe esto?

El cacao ha adquirido este título debido a su papel como sustituto de cultivos ilícitos, principalmente la hoja de coca, en regiones históricamente afectadas por el conflicto como Tumaco, Cauca, Putumayo y otras zonas del país, lo cual contribuye a la consolidación de la paz. 

Su elección se basa en varios factores: es un cultivo de ciclo largo que ha logrado un gran arraigo cultural, compatible con los sistemas de estas zonas, y lo más importante, su cadena productiva está organizada y formalizada, ofreciendo a las familias una vía hacia la legalidad, la seguridad territorial y una fuente de ingresos sostenibles con la venta asegurada del cacao seco, tal como ocurre con el café en otras regiones.

¿Qué ventajas ofrece el cacao a los campesinos que lo cultivan?

El cacao permite generar ingresos estables y lícitos, lo que mejora la seguridad económica y la calidad de vida en zonas rurales vulnerables. Además, al cultivarse en sistemas agroforestales, como promueve Ayuda en Acción, favorece la diversificación productiva, la conservación del entorno natural y la sostenibilidad ambiental.

Fomenta también la organización comunitaria y la creación de empresas rurales de transformación y acopio, con lo cual se fortalecen capacidades locales de gestión, comercialización y emprendimiento colectivo. Tiene potencial para acceder a mercados especializados (nacionales e internacionales) cuando se mejora la calidad del grano, lo que puede traducirse en mejores precios y remuneración para los productores.

Según Villota, otro elemento clave es que contribuye a la inclusión social, especialmente de mujeres y jóvenes rurales, quienes pueden desempeñar roles en producción, transformación y comercialización, promoviendo equidad y cohesión generacional.

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En Colombia se produce cacao fino de aroma. ¿Qué significa esto y qué ventajas les da a los productores?

El término cacao fino de aroma se refiere a granos de cacao de alta calidad, con perfiles sensoriales únicos por sus notas florales, frutales, especiadas o finas, derivados de variedades criollas como las que se cultivan principalmente en Tumaco.

La mayor ventaja para los productores es la capacidad de negociación y el acceso a nichos de mercado especializados que están dispuestos a pagar una prima por la calidad. Esa prima se transfiere al productor, mejorando los ingresos y diferenciando la producción colombiana.

Ayuda en Acción lidera el proyecto “Cacao para la Paz”. ¿En qué consiste?

El proyecto es una estrategia integral enmarcada en la línea institucional de cadenas de valor inclusivas. Se implementa en Cauca, Nariño y Valle del Cauca, con un enfoque de desarrollo integral de la cadena de valor del cacao, dirigido a familias campesinas, indígenas y afrocolombianas.

Busca mejorar todas las etapas: producción primaria, postcosecha, transformación agroindustrial, comercialización e incidencia, a través del desarrollo de alianzas público-privadas para fortalecer la competitividad de la cacaocultura en este corredor.

Todo se desarrolla bajo enfoques transversales de género, integración generacional y modelos de agroforestería análoga para promover prácticas sostenibles.

¿Podría contarnos alguna de las experiencias que han tenido con Cacao para la Paz?

Una de las experiencias más significativas ha sido el impulso a la transformación agroindustrial del cacao, un componente que agrega valor y mejora los ingresos de las familias productoras. Más allá de producir grano, buscamos que las organizaciones rurales avancen hacia la elaboración de chocolates, derivados y productos con identidad territorial, permitiéndoles acceder a mercados especializados y obtener mejores precios.

Ayuda en Acción ha acompañado y fortalecido al menos ocho iniciativas de transformación, apoyando el desarrollo de producto, la estandarización de procesos, la dotación de maquinaria y el mejoramiento de infraestructura. Entre ellas:

  • ASMUSCA – Canastenado
  • Asocacao – Chocolates La Hoz
  • Corpoteva – Batea
  • Agromira – Paz Sabor
  • Procacao – Tumatay
  • Cacaocultores con Éxito – Betsabé
  • Rescate Cacaotero – Tambar
  • Asprofinca – Chocotonga

En Tumaco, este proceso comenzó en 2021 y ha permitido que varias organizaciones evolucionen desde productos artesanales hasta líneas con estándares de calidad, inocuidad y presentación para llegar a ferias y compradores especializados. Desde 2021 participan en Choco Show y en esta edición están las ocho organizaciones en el stand de Cacao para la Paz.

En el Cauca, este proceso está iniciando, con un enfoque integral que mezcla fortalecimiento técnico, desarrollo de productos, equipamiento y acompañamiento socioempresarial.

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El cacao también se produce en otros países latinoamericanos y africanos. ¿Puede decirse que hay sobreoferta?

Entre finales de 2023 y 2025 el mercado global ha experimentado una escasez histórica de cacao, impulsada por crisis climáticas y fitosanitarias en África Occidental, los mayores productores del mundo. Aunque Ecuador y Perú producen cacao fino y de aroma, la demanda global es tan alta que el mercado sigue siendo robusto.

A finales de 2025 se está experimentando una tendencia a la baja del precio, quizá porque disminuyó el consumo debido a los precios altos recientes y a la estabilización de la producción en África. Colombia, al enfocarse en nichos de calidad y sostenibilidad, está en una posición favorable para consolidarse en mercados premium.

¿Cuál es su lectura de los precios mundiales del cacao y cómo espera que se comporten en 2026?

Los precios han alcanzado máximos históricos entre 2023 y 2025 por la escasez de oferta en África. Esa tendencia empezó a cambiar a mediados de 2025, con señales de baja.

Las perspectivas son inciertas. Analistas estiman que, tras las fuertes subidas, los precios podrían estabilizarse o incluso disminuir si la oferta se recupera y la demanda se modera. Por esto insistimos en mejorar calidad, trazabilidad, valor agregado y certificaciones como la orgánica para acceder a mercados diferenciados.

¿Qué viene para los campesinos que producen cacao en Colombia?

El futuro del cacao colombiano se centra en tres pilares: calidad, conservación y adaptación. La nueva regulación de la Unión Europea contra la deforestación (EUDR) será un motor para que los campesinos formalicen sus prácticas. Nuestros modelos agroforestales facilitan la transición hacia la cero deforestación.

Seguiremos fortaleciendo a las organizaciones de productores, apoyando sus procesos empresariales, comerciales y agroindustriales. El propósito es que más familias se integren a cadenas de valor sostenibles, con capacidad para transformar su cacao, acceder a mejores mercados y aumentar sus ingresos de manera estable y digna.

Fortaleceremos el rol de las mujeres y los jóvenes, buscando que las decisiones técnicas y administrativas reflejen una visión empresarial y sostenible a largo plazo.

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