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domingo, 9 de febrero de 2025
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De cómo se eliminaron del actual gobierno dos personas de alto valor

Enrique Forero, Más Colombia

Enrique Forero

Botánico de la Universidad Nacional de Colombia y doctor en biología de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Expresidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, de Físicas y Naturale

De acuerdo, el gobierno Petro lleva relativamente poco tiempo, pero ya algunas de sus acciones nos dejan perplejos. Personalmente, yo quiero darle el beneficio de la duda, porque sigo pensando que su elección permitió al país liberarse de una amenaza llamada Rodolfo Hernández. No quiero ni pensar lo que le pasaría a Colombia bajo un gobierno de este señor, un “aparecido” en la arena política por quien votaron los anti-Petro a ultranza y una buena cantidad de compatriotas despistados.

Petro visitó la sede de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en el periodo intermedio entre la primera y la segunda vuelta presidencial, siendo yo presidente de la Academia y a instancias del entonces Senador Iván Darío Agudelo. Fue una visita agradable que nosotros en la Academia agradecemos y en la que las ideas expresadas por el candidato nos parecieron, en términos generales, positivas, realistas y sin tinte alguno de extremismo. 


Él habló con mucha propiedad de la importancia de la ciencia para el desarrollo del país: “Ninguna decisión puede tomarse sin el apoyo de la ciencia”, nos dijo; habló de deforestación y cómo se proponía reducirla, habló de la “sociedad del conocimiento” y de algunos otros temas cercanos a nuestros ideales académicos.

Primera oportunidad perdida

Pero luego, en su discurso de posesión en la Plaza de Bolívar, la ciencia y el medio ambiente estuvieron, para todos los propósitos prácticos, ausentes, o por lo menos no ocuparon el lugar que uno esperaría en un momento tan importante. Aquí ya comienza para algunos, entre los que me cuento, una actitud de su parte un tanto contraria a las expectativas que había creado. 

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Claro, quizá no se podía tener contentos a todos los sectores de la sociedad, pero es que la ciencia y la educación son pilares fundamentales para que países como el nuestro salgan del estado de subdesarrollo económico y social, y comiencen a parecerse, al menos, a aquellos países que, como Corea del Sur, Singapur, Taiwán y otros, han puesto todo su interés y mucho de sus recursos en ciencia y educación.

A esas alturas, el Senador Iván Darío Agudelo era asesor de Petro en el área de ciencia, y fue coordinador de la comisión de empalme en ciencia y tecnología. Agudelo tenía más que ganados esos reconocimientos si se tiene en cuenta su gestión legislativa de 12 años, siempre trabajando de la mano con la comunidad académica —no solo con la Academia—, “academizando la política”. 

Fue autor de la Ley 1838 de 2017 (Ley Spin-off), del Acto legislativo 05, que blindó constitucionalmente el 10% de las regalías para ciencia y tecnología, de la Ley 1951 de 2029 de creación del Ministerio, de proposiciones aprobadas en la Ley 2056 sobre el diseño de metodologías apropiadas para los proyectos de CTI dentro del sistema general de regalías, de proposiciones aprobadas en la Ley 2072 de 2020 sobre la destinación del 5% de los recursos de asignación directa de regalías para el fortalecimiento de las instituciones de educación superior pública, de la Ley 2237 de 2022 por la cual se protege el patrimonio espeleológico colombiano, y de la realización de tres grandes audiencias públicas virtuales en 2020 sobre seguridad farmacéutica, energética y alimentaria, con participación de 120 expertos de 12 países.


El Senador Agudelo reúne, en mi opinión, dos características muy especiales: por una parte, la capacidad de tratar con los políticos, y por otra, su cercanía con la comunidad científica y académica y su comprensión de la fundamental importancia que la ciencia y la educación revisten para el desarrollo del país. Su presencia en el gabinete ministerial habría significado avances muy importantes apoyados en las sólidas bases construidas durante 12 años.

Luego vino el siguiente paso, que causó mucha zozobra en la comunidad, y fue la demora en la designación de ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación. Muchos dábamos por seguro el nombramiento del Senador, pero este no se dio; después de mucha espera apareció el Dr. Luna, alguien conocido por un sector muy limitado de la comunidad. 

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El gobierno perdió así la oportunidad de tener en ese cargo a una persona altamente capacitada, capaz de defender a capa y espada las prioridades de la comunidad científica y académica que son, dicho sea de paso, las prioridades del país. Nótese, por ejemplo, la triste realidad del presupuesto para el ministerio de CTI en los planes del nuevo gobierno, que reflejan fielmente los de gobiernos anteriores.

Segunda oportunidad perdida

Luego del extraño nombramiento de la Dra. Irene Vélez como ministra de Minas y Energía, algo que sorprendió a todo el mundo, y luego de sus numerosas salidas en falso, recibimos la excelente noticia de la designación del Dr. Carlos Vargas como Viceministro de Minas. Era el “milagro” que se necesitaba para que la Ministra y el Ministerio comenzaran a hablar con coherencia y con el apoyo de la información científica que el candidato Petro había considerado tan trascendental: “Ninguna decisión puede tomarse sin el apoyo de la ciencia”, dijo en su visita a la Academia.

No obstante, el Dr. Vargas tuvo un pasó efímero por ese cargo. Aparentemente debido a su experiencia en el sector petrolero y a sus opiniones sobre fracking basadas en el rigor de la ciencia, el Dr. Vargas no fue del agrado del presidente Petro, quien lo eliminó del cargo cuando apenas habían transcurrido un par de semanas. Fue una noticia que le dolió profundamente a la comunidad, pues el Dr. Vargas cuenta con el respeto y el reconocimiento general por su excelente trayectoria tanto en el ámbito nacional como internacional. 

Es Geólogo y doctor en Ingeniería, con estudios postdoctorales en tectónica e hidrocarburos. En el Servicio Geológico Colombiano trabajó en vulcanología y sismología, áreas que siempre lo han apasionado. Tuvo excelente desempeño como vicepresidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, y entre sus logros en esa entidad está la creación de la Red Nacional de Laboratorios de Geociencias. Ha sido profesor de la Universidad Nacional de Colombia, donde dirige en la actualidad el Grupo de Investigación en Geofísica. Es autor de más de 90 publicaciones científicas en revistas tales como Nature, 12 capítulos de libros y 5 libros, y ha dirigido más de 30 tesis de maestría y doctorado. 

En el plano internacional ha sido profesor invitado en seis instituciones de Norteamérica y Europa, fue el primer colombiano en hacer parte del Consejo Científico del Programa Internacional de Geociencias y Geoparques de la UNESCO, e instaló la primera estación geofísica permanente de Colombia en la Antártida, estación que se encuentra en pleno funcionamiento y transmite información en tiempo real a todo el mundo. Yo tuve el honor de contarlo como mi vicepresidente en la Academia hace algunos años. 


Una persona con estas calidades, a las que se agregan entre otras cosas un extraordinario don de gentes, liderazgo y capacidad de negociación, fue retirada del equipo de gobierno en forma fulminante. El gobierno perdió así la oportunidad de tener en ese cargo a una persona altamente capacitada. Entonces uno se pregunta si no hay voluntad de escuchar opiniones diferentes, y sobre todo bien informadas, dentro del gobierno actual. El concepto de asesoría científica al gobierno se basa, muy especialmente, en ofrecer a quienes toman las decisiones diversas alternativas en momentos de crisis o cuando se trata de asuntos delicados y sensibles. Esto era lo que seguramente enriquecería la labor del Ministerio (y del gobierno) con la presencia del Dr. Vargas como viceministro.

El gobierno actual mantiene al país en un estado de incertidumbre sobre numerosos asuntos de interés nacional. Los ciudadanos en general, y específicamente los miembros de la comunidad científica y académica seguimos confiando en que sus acciones no sean solamente el reflejo de promesas de campaña que no necesariamente se compaginan con la realidad del país, sino que ponga en ejecución los conceptos tan claramente definidos por la Misión Internacional de Sabios 2019 sobre la “Sociedad del Conocimiento”, sobre los nuevos modelos de desarrollo, y sobre el papel que tienen que cumplir la ciencia y la educación en el verdadero despegue de Colombia hacia convertirse en un país respetado como miembro de la comunidad internacional.

Que no se pierdan más oportunidades como las aquí descritas, solo para responder a influencias nocivas de parte de los grupos de presión que seguramente abundan en el gobierno. Que se piense en un nuevo país y que este se construya sobre bases sólidas y durables en el corto, mediano y largo plazo. Que la ciencia, la tecnología y la educación, junto con la cultura, no sigan siendo las cenicientas sino los pilares sobre los que se construya esa nueva nación que muchos queremos.

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