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jueves, 3 de octubre de 2024
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Economía conductual: Definición, teorías y aplicaciones

La economía conductual mezcla la mente humana con el mundo de la economía. Descubra cómo se relaciona la mente con el mundo comercial.
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La economía conductual es un ámbito en el que la racionalidad a menudo queda relegada a un segundo plano frente a las emociones, donde las decisiones aparentemente irracionales dibujan un convincente retrato del comportamiento humano en un mundo impulsado por las elecciones. 

Prepárese para embarcarse en una cautivadora exploración que revela los secretos de por qué tomamos las decisiones que tomamos, y cómo estas decisiones conforman la base misma de nuestra existencia económica y de consumo. 


La economía conductual es un viaje fascinante al corazón de la toma de decisiones, y este artículo es su oportunidad para desentrañar sus misterios.

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¿Qué es la economía conductual?

La economía conductual, un campo apasionante e interdisciplinar, se sitúa en la confluencia de la psicología y la economía. Ofrece una perspectiva única de los procesos de toma de decisiones tanto de los individuos como de las instituciones.

En esencia, la economía conductual trata de desentrañar los misterios que explican por qué las personas, cuando se enfrentan a elecciones, a menudo toman decisiones que desafían la lógica de los modelos económicos tradicionales. 

Profundicemos en este cautivador ámbito para comprender sus principios esenciales, su evolución histórica y el profundo impacto que tiene en la configuración del comportamiento humano.


Los fundamentos de la economía conductual

En un mundo ideal, la racionalidad guiaría todas las decisiones, garantizando que los individuos elijan siempre opciones que maximicen su satisfacción y bienestar.

La teoría de la elección racional, un concepto fundamental de la economía, sugiere que los seres humanos, cuando se enfrentan a varias opciones en condiciones de escasez, sopesan lógicamente los costes y beneficios de cada elección.

La teoría asume además que las personas poseen autocontrol y toman decisiones libres de emociones e influencias externas, lo que les lleva a elegir lo que más les conviene. Sin embargo, la economía conductual pinta un cuadro diferente, destacando la irracionalidad inherente al comportamiento humano.

Desafiar la racionalidad

Los seres humanos son intrínsecamente emocionales y fácilmente influenciables, lo que les lleva a tomar decisiones que pueden no coincidir con su propio interés. Por ejemplo, según la teoría de la elección racional, una persona como Carlos, que quiere perder peso, elegiría alimentos con un mínimo de calorías tras estudiar la información nutricional disponible.

Sin embargo, en la realidad, Carlos puede sucumbir a sesgos cognitivos, emociones e influencias externas, y tomar decisiones contrarias a sus objetivos de pérdida de peso. 

El atractivo persuasivo de un anuncio de helados con precios tentadores, unido a estadísticas aparentemente creíbles, podría tentar a Carlos a abandonar su plan de alimentación saludable, poniendo de manifiesto su falta de autocontrol.

Evolución de la economía conductual

La economía conductual ha evolucionado mucho a lo largo de los años, y a su desarrollo han contribuido destacados académicos y premios Nobel. Estas luminarias han arrojado luz sobre diversos aspectos del comportamiento humano, profundizando en los motivos, los errores del consumidor, la racionalidad limitada y los sesgos cognitivos.


Su trabajo pionero ha transformado la forma en que percibimos la toma de decisiones económicas y ha hecho de la economía conductual un campo indispensable para comprender los entresijos de las elecciones humanas.

Perspectiva histórica

En el siglo XVIII, Adam Smith, figura emblemática de la economía, observó que la gente suele sobrevalorar las posibilidades de obtener ganancias e infravalorar las probabilidades de sufrir pérdidas. 

La sabiduría de Smith aludía a la irracionalidad inherente a las decisiones humanas, especialmente a la hora de evaluar riesgos y recompensas. 

En un contexto más contemporáneo, la economía conductual empezó a tomar forma en la década de 1960, cuando los economistas descubrieron sesgos clave en la forma en que las personas recuerdan la información. 

La heurística de la disponibilidad, explicada por Amos Tversky y Daniel Kahneman, puso de manifiesto el modo en que los individuos interpretan los datos de forma irracional. 

Por ejemplo, los ataques de tiburones, aunque estadísticamente raros, suelen provocar un miedo excesivo debido al sensacionalismo de los medios de comunicación. Tversky y Kahneman también introdujeron la teoría de las perspectivas, destacando que los individuos tienen más aversión a las pérdidas que a las ganancias equivalentes.

Los Premios Nobel

La economía conductual debe gran parte de su desarrollo a premios Nobel que han realizado importantes contribuciones. Gary Becker, por ejemplo, exploró el papel de los motivos y los errores del consumidor, arrojando luz sobre las complejidades de la toma de decisiones económicas. 


Herbert Simon, otro galardonado, introdujo el concepto de racionalidad limitada, subrayando que los individuos toman decisiones basándose en la información limitada que poseen. Daniel Kahneman, que recibió el Premio Nobel en 2002, sacó a la luz la ilusión de validez y el sesgo de anclaje, desentrañando aún más los entresijos de las decisiones humanas. 

George Akerlof, en su trabajo sobre la procrastinación, reveló cómo las preferencias temporales influyen en las decisiones económicas. Richard H. Thaler, en 2017, fue reconocido por sus investigaciones sobre la racionalidad limitada, las preferencias sociales y la toma de decisiones individuales.

Factores que influyen en el comportamiento

La economía conductual identifica cinco factores clave que moldean el comportamiento humano, arrojando luz sobre por qué los individuos toman las decisiones que toman.

1. Racionalidad limitada

La racionalidad limitada sugiere que los individuos toman decisiones basándose en la información de que disponen. Desgraciadamente, esta información suele ser limitada, ya sea por falta de experiencia o de datos esenciales. 

En el contexto de las finanzas y la inversión, aunque todo el mundo tenga acceso a la misma información pública, es posible que los inversores no comprendan del todo las verdaderas circunstancias de los asuntos internos de una empresa. Esta falta de información completa puede conducir a decisiones no tan óptimas.

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2. Arquitectura de las opciones

La forma en que se presentan las opciones puede influir significativamente en las decisiones humanas. Los individuos pueden ser fácilmente influenciados, y esto es a menudo evidente en la forma en que los expertos en marketing diseñan incentivos u ofertas para animar a los consumidores a seleccionar productos específicos. 


Pensemos, por ejemplo, en cómo un supermercado coloca un expositor de galletas junto al pasillo de quesos, un movimiento deliberado que pretende influir en las elecciones de los consumidores creando una conexión visualmente atractiva entre productos complementarios.

3. Sesgo cognitivo

Los sesgos cognitivos, se reconozcan o no conscientemente, desempeñan un papel sustancial en la toma de decisiones. Decisiones como elegir una inversión entre dos empresas pueden verse influidas por el color del logotipo de la empresa, el nombre del director general o la ubicación de la sede de la empresa. 

Estos sesgos, a menudo sutiles, pueden llevar a los individuos a tomar decisiones que no necesariamente redunden en su propio beneficio.

4. Discriminación

La economía conductual también se adentra en el ámbito de la discriminación. A menudo, las personas perciben los acontecimientos, los objetos o a otras personas a través de la lente de sus propias preferencias, lo que puede dar lugar a la discriminación de alternativas que favorecen menos. 

Esta preferencia por una alternativa en lugar de otra no implica necesariamente que la alternativa elegida sea objetivamente superior, sino que simplemente refleja el sesgo personal de un individuo.

5. Mentalidad de rebaño

El comportamiento humano suele verse influido por las acciones de los demás. El miedo a perderse algo o el deseo de formar parte de un colectivo más amplio suelen guiar las decisiones individuales, aunque éstas no den el resultado óptimo. 

Animar al equipo deportivo favorito, por ejemplo, resulta más convincente, aunque no haya ganado un campeonato en años, siempre que otros aficionados compartan el mismo sentimiento.


Aplicaciones de la economía conductual

Los principios de la economía conductual encuentran aplicaciones en diversos ámbitos, como los mercados financieros, las estrategias de fijación de precios y el envasado de productos. 

Estas aplicaciones no sólo son intrigantes, sino que también ofrecen valiosas perspectivas sobre cómo el comportamiento humano da forma a diversos aspectos de nuestro mundo económico y de consumo.

1. Mercados financieros

La economía conductual desempeña un papel fundamental en el ámbito de las finanzas conductuales, ya que ofrece explicaciones sobre las decisiones, a menudo irracionales, que toman los inversores en los mercados de capitales. 

Al igual que los jugadores profesionales de póquer sacan partido de la naturaleza emocional e irracional de sus oponentes, los expertos en mercados financieros estudian los patrones de comportamiento para anticiparse a las desviaciones del mercado provocadas por el comportamiento humano y beneficiarse de ellas.

2. Teoría de juegos

En el contexto de la teoría de juegos, la economía conductual entra en juego al examinar las decisiones irracionales que toman los individuos. 

La teoría conductual de los juegos, un subcampo de la economía conductual, realiza experimentos para analizar las decisiones de las personas, arrojando luz sobre las elecciones irracionales. Este conocimiento es inestimable para comprender y predecir el comportamiento de los consumidores y los resultados del consumo.

3. Estrategias de fijación de precios

Las empresas aprovechan cada vez más los conocimientos de la economía conductual para aumentar las ventas de sus productos. Las estrategias de precios inteligentes, como los precios dinámicos, se diseñan en función de los patrones de comportamiento de los consumidores. 


Por ejemplo, las empresas pueden introducir productos a precios más altos antes de ofrecer descuentos, creando la percepción de una gran oferta aunque el precio inicial estuviera inflado. Esta estrategia aprovecha las respuestas psicológicas de los consumidores a los cambios de precios.

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4. Embalaje y distribución del producto

El envasado y la distribución de los productos también reflejan la influencia de la economía conductual. Consideremos el caso de un fabricante de jabón que ofrece el mismo producto pero lo comercializa en dos envases diferentes para atraer a distintos grupos objetivo. 

El etiquetado de un envase como adecuado para pieles sensibles, incluso cuando el producto es idéntico a la versión general, puede influir significativamente en la elección de los consumidores. 

Esto demuestra cómo el envasado y el marketing pueden adaptarse para explotar el comportamiento del consumidor.

Ejemplos reales

La comprensión de los principios de la economía conductual se hace más tangible a través de ejemplos del mundo real. Las empresas emplean estos principios para influir en las elecciones de los consumidores y, en última instancia, aumentar las ventas.

1. Zapatos Payless

Payless Shoes es famosa por sus ofertas de “compre uno y llévese otro”. Aunque un consumidor no necesite dos pares de zapatos, es difícil resistirse al encanto de un descuento. 

Esta es una demostración clásica del principio de aversión a la pérdida; los consumidores perciben que perder un par “gratis” es más significativo que el coste de un par extra que podrían no necesitar.


2. Ofertas relámpago de Amazon

Las ofertas relámpago de Amazon crean una sensación de urgencia y escasez que incide en la economía del comportamiento. Incluso cuando los consumidores no tienen una necesidad inmediata de un producto, la naturaleza limitada de estas ofertas provoca una sensación de urgencia. 

El miedo a “perder” una ganga potencial puede influir en las decisiones de compra.

3. Productos de temporada

La estacionalidad de los productos, ejemplificada por las bebidas de tiempo limitado de Starbucks, es otra estrategia de economía conductual. Estas ofertas crean una sensación de urgencia y exclusividad, obligando a los consumidores a realizar compras que de otro modo podrían posponer.

El papel de los economistas conductuales

Los economistas conductuales desempeñan un papel crucial a la hora de comprender las elecciones de los consumidores y ayudar a los mercados a facilitarlas. 

Pueden trabajar en funciones gubernamentales para dar forma a políticas públicas que protejan a los consumidores o contribuir a los esfuerzos de las empresas privadas por impulsar el crecimiento de las ventas.

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Al descifrar los complejos factores que guían el comportamiento humano, los economistas conductuales mejoran nuestra comprensión del mundo de la toma de decisiones y las elecciones de los consumidores.

El objetivo de la economía conductual

El objetivo último de la economía conductual es desentrañar el enigma de la toma de decisiones humana. Trata de comprender por qué los individuos se desvían a menudo de las decisiones que objetivamente más les convienen. 


En medio de múltiples opciones, la economía conductual explora por qué los individuos optan a veces por caminos que desafían la racionalidad tradicional. Este campo ofrece una fascinante exploración de la compleja y a veces inexplicable ciencia que subyace a la toma de decisiones humanas.

Diferencia entre economía conductual y psicología

Aunque tanto la economía conductual como la psicología profundizan en el ámbito de las disposiciones humanas, las emociones y la toma de decisiones, son campos distintos.

La economía conductual es una disciplina más especializada que se centra en la toma de decisiones financieras de los individuos, mientras que la psicología abarca un espectro más amplio de la racionalidad y el comportamiento humanos.

El lado negativo de la economía conductual

Como cualquier herramienta poderosa, la economía conductual puede utilizarse para engañar o manipular a las personas y sus procesos de toma de decisiones. 

Reconociendo que el comportamiento humano puede predecirse, las empresas pueden explotar este conocimiento para empaquetar los productos de una determinada manera, fijar precios estratégicos o personalizar las campañas de marketing para dirigirse a segmentos específicos del mercado.

En conclusión, la economía conductual ofrece una lente cautivadora a través de la cual explorar los entresijos de la toma de decisiones humana. Ilumina los sesgos, heurísticas y racionalidades limitadas que guían nuestras elecciones y afectan a nuestras vidas. 

Al comprender los principios de este campo y sus aplicaciones en el mundo real, apreciamos más profundamente las fuerzas ocultas que configuran el panorama económico e influyen en nuestras decisiones cotidianas.


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