El fotógrafo de Minamata

María Isabel Henao Vélez
Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Javeriana. Especialista en Manejo Integrado del Medio Ambiente de la Universidad de los Andes. Twitter e Instagram: @maisamundoverde
A los seres humanos nos gustan las historias, nos gusta el viaje de las emociones y la mente que significa el sumergirse en una narrativa bien contada, ya sea a través de las palabras, con solo imágenes o gracias a una puesta en escena. Si es en cine, la historia se disfruta más. Con la pandemia bajo control en Colombia, podemos volver a las salas a disfrutar del gran formato, de ese entorno oscuro, solemne, con esa extraña mezcla de tener una experiencia personal frente a la pantalla pero sabiéndose acompañado por la de otros. El 19 de mayo se estrena en salas de Cine Colombia El fotógrafo de Minamata. ¡Antes que en salas de Estados Unidos! ¿Y cómo es posible que nos llegue a nosotros antes, si estamos acostumbrados a ver las películas luego de que su nominación al Oscar obligue su exhibición? El motivo es el juicio cuya transmisión pública por TV tiene viviendo un reality gratis al resto del mundo, en el cual se encuentra en estos momentos su protagonista, el actor Johnny Depp.
La verdad es que a Depp, en medio de la batalla por limpiar su imagen y redimirse ante las acusaciones que tanto daño le han hecho a su carrera y vida personal, le haría mucho bien que la película se presentara pronto en su país natal. La he visto en preestreno y como en tantas otras interpretaciones, Depp se sumerge maravillosamente en la caracterización de William Eugene Smith, fotógrafo humanista que durante 45 años de carrera produjo trascendentales ensayos fotográficos para la revista LIFE y otras publicaciones; siendo evidente la manera apasionada en que se involucraba al retratar y contar historias. “Gene” Smith, cuyo nombre se convirtió en sinónimo de integridad, marcó un referente sobre el poder que puede tener la fotografía para generar empatía, compasión y movilizar a las personas. Su obra contrasta el bien, el mal, el dolor, la esperanza y lo sublime. Como lo expresa el Fondo que adoptó su nombre y premia anualmente fotógrafos humanistas, Smith “refleja la capacidad del individuo para trascender sus circunstancias, la bondad inherente (incluso el heroísmo) en las personas… En los ensayos fotográficos que realizó después de la Segunda Guerra Mundial, demostró su creencia en el espíritu humano y en la capacidad de la humanidad para elevarse por encima de la inmensa destrucción que había sembrado”.

La película no es una biografía de Smith, y el script tiene las licencias de rigor para armar su storytelling, pero está basada en hechos reales que trajeron consecuencias nefastas y que hasta hoy sufren decenas de miles de personas en Japón. Lo que sí es claro, es que el precio que pagó Gene Smith por ese fotorreportaje de Minamata, movió una rueda poderosa que hoy en día (por lo menos en el papel) muchos países empujan para combatir la contaminación por mercurio. La tragedia de esta ciudad japonesa le dio su nombre al Convenio Internacional sobre el Mercurio, cuyo objetivo es proteger la salud humana y el ambiente de las emisiones y liberaciones antropogénicas de mercurio, estableciendo controles y reducciones en toda una serie de productos, procesos e industrias en los que se utiliza. Colombia es parte,pues en 2018 se aprobó el Convenio mediante la Ley 1892 y se ratificó en 2019.
La contaminación por tóxicos industriales pocas caras había tenido hasta Minamata, cuando LIFE Magazine mostró al mundo las imágenes de personas con deformidades, postradas, perdiendo facultades y muriendo lentamente. Como siempre, ojos que no ven, corazón que no siente y es fácil cerrar los ojos ante el dolor de los demás para poder seguir avante con los mismos métodos, no importa que tan destructivos sean. Bajo la bandera de proteger la “economía” y los negocios, la excusa de “no sé hacer otra cosa o siempre se ha hecho así”, solo deja ver la poca resiliencia, berraquera y valor de las personas a la hora de enfrentar cambios, sobre todo si le pegan al bolsillo de alguien. Y por favor evitemos las salidas al estilo “que las embarazadas coman menos pescado, eso no está comprobado o tomen agua de otro lado”.

Permítanme dejar Japón por unos momentos y saltar a nuestra región. En los países amazónicos como Colombia ha aumentado la presencia de mercurio debido al crecimiento de la demanda de oro en el planeta, y por ende el incremento acelerado de la minería de oro informal e ilegal: la mayor fuente de contaminación por mercurio a nivel global, responsable del 71% de emisiones en la región y 37% en el mundo. El mercurio utilizado para el proceso de amalgamiento del oro es vertido, transportado por los ríos y entra en la cadena alimenticia del ser humano principalmente a través de los peces. El mercurio es indestructible, persiste en el medio ambiente; se transporta por largas distancias lejos de sus puntos de emisión; y tiene la capacidad de bioacumularse y biomagnificarse en los seres vivos, afectando al sistema nervioso central y periférico, a los sistemas endocrino, digestivo, inmune y circulatorio, a los pulmones y riñones, además de ser teratogénico, causando problemas de desarrollo gestacional y desencadenando otras enfermedades, que en última instancia pueden llevar a la muerte. Pero no solo por ingesta; el mercurio puede llegar al ser humano por contacto a través de la piel o inhalación de sus vapores. Es decir, si hay otro Convenio del que debemos estar pendientes y apoyar por el bien de nuestra salud, es el de Minamata (ver enlace). Especialmente en Colombia, país que más mercurio per cápita libera al ambiente en el mundo, con 75 toneladas cada año (ver enlace). Pueden asombrarse con la barrita de Colombia en la Figura 3. Principales importadores y exportadores de mercurio en el informe de UNEP Global Mercury supply, trade and demand (ver enlace).
No solo para la minería del oro se usa el mercurio; lo encontramos en baterías, interruptores y relés, algunas lámparas fluorescentes compactas (CFL), de cátodo frío y de electrodo externo, en jabones y cosméticos, termómetros y dispositivos de presión arterial, vacunas en las que se utiliza el mercurio como conservante y empastes dentales con amalgama de mercurio. Emiten mercurio ciertas instalaciones industriales, desde centrales eléctricas de carbón y calderas hasta ciertos tipos de fundiciones que manipulan, por ejemplo, zinc y oro. La incineración de residuos y las instalaciones de clinker de cemento y productos con mercurio añadido como películas, papel fotográfico y propulsores para satélites también están en la lista. Y la cosa no para ahí, en la producción de fertilizantes fosfatados se originan subproductos de mercurio que pueden transferirse al aplicarse.
En la pasada COP 4 de marzo de este año las partes del Convenio de Minamata debatieron su gestión de recursos y mecanismo financiero; realizaron el lanzamiento de la primera evaluación sobre eficacia del convenio y discutieron las directrices para la preparación de inventarios de liberaciones de mercurio y definición de umbrales. Además las partes trabajarán en documentos para adoptar fechas a partir de las cuales no se permitirá la fabricación, importación o exportación de productos ni procesos con mercurio. La COP de Minamata como el resto de las Conferencias de las Partes de otros tratados internacionales va a ritmo de promesa, de reforzaremos estratégicamente el compromiso colectivo, de desarrollaremos herramientas prácticas y mientras tanto, en el mundo real la rueda va girando al ritmo de deforestación y de más Gases de Efecto Invernadero (por solo dar dos ejemplos) llevándonos por caminos… yo ya no sé cómo llamarlos. Ponga usted adjetivo, para yo no parecer heraldo de fin de los tiempos.
Por lo pronto sumérjase en la historia del Fotógrafo de Minamata, acérquese a través de los relatos de las vidas de otros a la condición humana, que es la suya propia. Pula su empatía, salga de la burbuja de la comodidad de su refugio y no cierre los ojos. Deje que la verdad (por más constructo social que usted crea que es), aunque avergüence y duela, se revele como un rollo de fotografía en un cuarto oscuro.