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¿Emprender o miedo?

Marta Isabel González, Columnista

Marta Isabel González

Ingeniera de Diseño de Producto, Magíster en Mercadeo, creadora de La Vendedora de Crêpes.

Muchas veces cuando cuento la historia de La Vendedora de Crêpes, es decir, mi historia, con  frecuencia las personas tienen la amabilidad de decirme que soy muy valiente por haber sido capaz de emprender, por decidir no volver a buscar trabajo en petroleras, por irme a Francia sin hablar una palabra del idioma e incluso por decidir volver. Yo siempre trato de aclarar, aunque hasta ahora no he tenido mucho éxito, que en realidad lo que me motivó fue todo lo  contrario: el miedo. Vamos a ver si después de contarlo en esta columna, la gente me cree que  en realidad no soy valiente; al contrario, soy un atado de miedos (y bien enredados). 

En Francia me sentí útil, autosuficiente y capaz de comerme el mundo. Tal vez por eso fui capaz de decidir devolverme a Colombia y trabajar vendiendo crêpes. Ahora que lo escribo creo que estoy entendiendo lo absurdo que suena y por qué se asustaban todos a los que les  contaba mi idea. Durante seis meses le trabajé a la idea de vender crêpes y en ningún  momento dudé que estaba haciendo lo correcto. Mi primer evento fue el 8 de marzo del 2018  y el 7 de marzo me la pasé corriendo, comprando insumos, haciendo masa y dejando todo perfecto para el día siguiente. El 7, a las 10:30 de la noche, cuando por fin podía descansar para estar regia al día siguiente, puse la cabeza en la almohada y empecé a pensar en todo lo  que no había tenido tiempo de pensar en el día y aparentemente en los 6 meses anteriores:  

¿Vender qué?  

¿Yo por qué dije que iba a contar una historia? 

¿A mí a qué horas se me ocurrió esta locura? 

¿Crêpes? 

¿Será que a esta hora consigo quién me reemplace mañana? 

La verdad es que si el evento no hubiera sido a las 7am, probablemente La Vendedora de  Crêpes no existiría. Estaba muerta del miedo y debo admitir que fue el sentido de responsabilidad y no la valentía lo que me llevó a estar allá parada por primera vez vendiendo crêpes y contando mi historia. El miedo ha estado presente desde el momento en el que puse la cabeza en la almohada el 7 de marzo del 2018 y me ha acompañado cada día desde que decidí ser emprendedora. El miedo se ha convertido en un compañero que a veces me  aconseja bien y a veces mal, todavía no sé muy bien cuándo escucharlo y cuándo no; pero lo que sí sé es que si la pregunta es ¿emprender o miedo? La respuesta siempre debe ser emprender. Hay muchas razones válidas para decidir no emprender, pero el miedo no es una de  ellas.

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