Inicio  »  Colombia Exporta  »  ¿Es el turismo la vía de desarrollo económico para un país? 

¿Es el turismo la vía de desarrollo económico para un país? 

El turismo se ha erigido como una posible solución para países emergentes, apuntando a fomentar su desarrollo económico.

desarrollo económico, turismo, personas, paisaje, Más Colombia

Latinoamérica, con su enorme potencial turístico, no escapa a la expectativa de que basar el desarrollo económico en el turismo. Recientemente, desde la Organización Mundial del Turismo (OMT) se han promovido proyectos de asistencia técnica por parte de instituciones como el Banco Mundial y el PNUD, que tienen como fin promover el turismo para el desarrollo.

En Colombia el presidente, Gustavo Petro, ha afirmado en reiteradas oportunidades que el turismo puede reemplazar el petróleo. A la par con este punto de vista, parte de la apuesta del gobierno se ha centrado en promover el desarrollo económico a través de este sector.

Le puede interesar: El exportador de la semana: Aprokafés, la empresa antioqueña cuyos cafés especiales se toman hasta en Australia

En 2022, el turismo representó el 2,1% del valor agregado total de la economía. El gasto para el último fue principalmente para la compra de servicios de provisión de alimentos y bebidas con $10,7 billones, seguido de servicios de transporte aéreo de pasajeros con $7,8 billones y los servicios de alojamiento para visitantes con $6,4 billones (DANE).

La entidad señala que, en 2022, los turistas aumentaron 103,3% al pasar de 1,6 millones de personas en 2021 a 3,2 millones de personas en 2022. 

Sin embargo, es imperativo analizar si el turismo realmente puede desempeñar el papel de motor del desarrollo económico en la región y en el país.

Según Javier Mejía, doctor en Economía de la Universidad de Los Andes, existen dos grandes razones por las que el turismo no puede ser el principal motor de desarrollo económico para un país. La primera de ellas es que el turismo no promueve la diversificación y robustez del aparato productivo. La segunda se refiere a que el turismo tiene diversos impactos sobre el bienestar de las personas.

El turismo no garantiza un aparato productivo sólido

De acuerdo con Mejía, el turismo es altamente vulnerable a los ciclos económicos. De hecho, es una de las primeras áreas de gasto en la que las familias recortan ante dificultades financieras. 

En las época de vacas gordas, cuando tiende a florecer, se establece una falsa ilusión de estabilidad, que no se corresponde con la volatilidad inherente a una actividad que no solo es estacional, sino que depende de que a la economía le vaya bien.

Por otra parte, la precariedad laboral caracteriza a menudo los empleos generados por el turismo, que suelen ser poco calificados y de bajos ingresos. 

Además, muchos de estos trabajos carecen de perspectivas de crecimiento profesional debido a su temporalidad, ya que la mayoría de la demanda turística se concentra en ciertas épocas del año, dejando meses sin empleo.

El turismo carece de economías de escala a nivel de empresa, lo que limita su capacidad de crecimiento a largo plazo. A diferencia de otros sectores donde la capacidad instalada no es un problema para la ampliación de la oferta, como en la tecnología.

La oferta turística está restringida por las condiciones únicas de las atracciones turísticas, lo que impide la creación de mercados que crezcan de manera exponencial. Es decir, no se pueden reproducir ciertas condiciones históricas y naturales de los sitios turísticos para recibir una mayor demanda.

Le puede interesar también: El déficit comercial anual del sector de metalmecánica se disparó en 2022

Los impactos negativos en el bienestar

El turismo conlleva un impacto ambiental significativo a nivel global debido a las emisiones de carbono asociadas al transporte de turistas. 

Además, a nivel local, los destinos turísticos exitosos pueden multiplicar su población en temporada alta, lo que provoca graves problemas ambientales y de acceso a recursos para las poblaciones locales.

La alta afluencia de turistas y la distribución desigual de los capitales que suele traer el turismo pueden tener un profundo impacto cultural. En el mundo entero hay una mirada crítica de este fenómeno, por considerar que pueden cambiar rápidamente las formas de vida locales. 

Las llamadas gentrificación, que hace referencia al desplazamiento de los residentes de bajos ingresos por otros de un nivel social y económico más alto, especialmente en las áreas centrales de la ciudad. Y la turistificación o el impacto que tiene para los residentes de un territorio la llegada masiva de turistas son otros de los impactos que frecuentemente se asocian al turismo. 

En conjunto, estos fenómenos a menudo resultan en un encarecimiento de la vivienda y los servicios, así como en actividades no deseadas por parte de las comunidades locales, como son la prostitución, el juego y el consumo de drogas.

Regular la actividad turística es complicado, ya que los turistas son altamente móviles y a menudo desconocen las normas locales. Esto dificulta la intervención estatal para controlar sus comportamientos.

Para el economista y profesor de la Universidad de Los Andes, Sergio Clavijo, los gobiernos de Duque y Petro “tomaron el camino facilista de pensar que con cantos de porristas a favor del turismo se solucionarían faltantes externos persistentes”. En su concepto, reposar las esperanzas de desarrollo económico en el turismo puede resultar ingenuo e irresponsable. 

Se necesita un enfoque más equilibrado que considere tanto los beneficios como los costos de esta industria y busque un modelo de sostenibilidad para el desarrollo de las regiones, que incluya actividades económicas más sólidas para la economía, capaz de jalonar encadenamientos productivos y que conduzcan a mejores condiciones laborales para parte de la población, concluye Mejía.

Salir de la versión móvil