Esta es la historia del árbol de nogal más viejo de Bogotá y su ubicación
Si hay algo que los capitalinos han aprendido a apreciar, es la arborización de los espacios públicos. En una ciudad tan grande y densa como Bogotá, el arbolado urbano es un soplo de vida, que invita a bajar el ritmo y recorrer las calles y parques.
Urapanes, sauces, ficus, eucaliptos, pinos, eugenias, jazmines y nogales hacen parte de las especies que dan vida y embellecen la ciudad. Muchos son jóvenes, pero otros tantos tienen 60 años o más, que es lo que se necesita para que sean considerados patrimoniales.
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Entre estos últimos, sobresale el que es considerado el nogal más viejo de Bogotá, un individuo arbóreo de aproximadamente 200 años que está ubicado en la calle 77 con carrera novena. Este ejemplar, que en su momento fue sembrado en los predios de la Hacienda El Chicó, es el más preponderante de los nogales de la zona, que en su momento le dieron su nombre al barrio.
Esta especie (Juglans neotropica) era típica de los Andes y de la Sabana de Bogotá. De hecho, era de importancia para las comunidades muiscas, debido a la dureza de su madera y a la calidad de sus nueces.
Pero, como suele ocurrir con los recursos naturales altamente deseados, el nogal estuvo a punto de extinguirse durante la Colonia por la excesiva actividad de tala. Tras años de esfuerzos, esta especie volvió a poblar a Bogotá, al punto de que uno de sus barrios más tradicionales fue nombrado en honor a ella.
Árbol patrimonial
De acuerdo con el Jardín Botánico de Bogotá, el primer registro visual del árbol es de 1936, ocurrido gracias a las primeras imágenes aéreas obtenidas con sobrevuelos sobre Bogotá. La casa del lado perteneció a Beatriz Dávila, esposa del empresario Julio Mario Santodomingo. Este inmueble, que conserva su carácter residencial, es un bien de interés cultural.
Por tener más de 60 años de antigüedad, por su valor ambiental, paisajístico y cultural, y por tener una valoración mítica para los Muiscas y una ocupación espacial significativa, este árbol fue declarado Patrimonial mediante la Resolución 814 del 30 de marzo de 2020.
En una publicación del Jardín Botánico de Bogotá (JBB), se explica que el nogal de la calle 77 tiene un diámetro basal de 160 centímetros y una altura aproximada de 30 metros. A este árbol enorme, al que se le notan los años pero que no por ello ha dejado de dar frutos, lo cuida el JBB con esmero.
En 2017, Claudia Marcela Serrano, por ese entonces jefa de la oficina de arborización urbana del Jardín Botánico, le dijo al Observatorio Ambiental de Bogotá que en 2010 se le hizo una primera intervención y que, desde el 2017, la entidad definió visitarlo cada año y no cada dos años, como venía haciéndolo, debido a su antigüedad.
De hecho, el 28 de junio de 2017 el árbol fue sometido a una cirugía preventiva en labores de silvicultura y fitosanitarias, que consistió en “procesos de cicatrización e impermeabilización y cirugía basal del árbol”, explicó en su momento Lina Campos, entonces bióloga del Jardín Botánico de Bogotá, según información publicada en la página web de la Alcaldía de Bogotá en ese entonces. Además, se le inyectó una mezcla de nutrientes.
El procedimiento fue realizado para mantenerlo saludable por un equipo técnico, operativo y profesional, calificado en trabajos de alturas y liderado por un especialista en manejo fitosanitario.
Aunque el árbol tenía un estado de salud óptimo para su edad, ese año se estimó que los cuidados le darían 15 años más de vida (ver enlaces de la Alcaldía de Bogotá y del Observatorio Ambiental de Bogotá). De acuerdo con esto, al gigante de la calle 77 le quedarían aproximadamente 10 años. Pero ¿cuál es el diagnóstico más reciente?
Buenas noticias
El afamado árbol de la calle 77 es objeto de gestiones de mantenimiento e intervenciones en el marco del programa de Manejo Integral de Plagas y Enfermedades (MIPE) y de las habituales gestiones en territorio del Jardín Botánico.
Según indicó la entidad, la última visita de diagnóstico físico y sanitario al nogal de la 77 ocurrió el 5 de diciembre de 2022. En esta “se evidenció que estructuralmente el árbol presenta condiciones aceptables, no se evidenciaron heridas, ni descortezamientos que puedan generar pudriciones”.
Además, se encontró que “a nivel foliar el individuo presenta una apropiada cobertura y densidad de su copa”, aunque “se observaron algunas ramas necróticas y cortes antitécnicos”.
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Sobre las membranas instaladas en años anteriores, se encontró que “siguen cumpliendo su función de protección de los tejidos, aunque ya evidencian signos de deterioro”.
Tras podar las ramas, perfilar cortes antiguos, asperjar con un repelente-insecticida, un bioestimulante y un fertilizante, y realizar una fertilización edáfica, se llegó a la siguiente conclusión: “el Nogal de la 77 está saludable y con buenas condiciones”.