La cebolla ocañera, una tradición agrícola que está en riesgo por las importaciones
La cebolla ocañera se encuentra en riesgo por las importaciones provenientes de Perú y el contrabando. Los productores se manifiestan y exigen al gobierno soluciones. Tras protestas y bloqueos gobierno abre el diálogo.
Tras una jornada marcada por la tensión y la lucha por la supervivencia de la tradición agrícola, los productores de cebolla ocañera levantaron temporalmente los bloqueos en las vías Ocaña-Cúcuta y Ocaña-Convención.
Cebolleros de Ocaña se manifiestan
La protesta, que inició en la mañana del miércoles 31 de enero con cierres en puntos estratégicos como La Curva, la entrada a La Playa de Belén, y Aguas Claras, tuvo como objetivo llamar la atención de los ministerios de Agricultura y Comercio Exterior para hacer frente a las importaciones y el contrabando provenientes de Perú y Ecuador.
Los cultivadores, quienes enfrentan una situación crítica, expresaron su frustración por la falta de respuesta del gobierno nacional, y aseguraron para el medio La Opinión que los costos de producción superan los $180,000 por carga, mientras que en el mercado apenas perciben $100,000 debido a la saturación del producto.
Los cebolleros de la región exigen al Gobierno controles más rigurosos para frenar la llegada de cebolla extranjera y facilitar los trámites de seguros de cosecha ante los estragos del fenómeno de El Niño.
Los cebolleros de Ocaña, conscientes de las dificultades para competir con las importaciones, exigen al gobierno soluciones inmediatas que garanticen precios justos para su producto y frenen el impacto negativo del libre comercio y el contrabando.
La situación se agrava al considerar que los costos de producción en Perú son considerablemente inferiores a los de Colombia, generando una competencia desigual.
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Aumento de las importaciones ponen en riesgo a la cebolla ocañera
A pesar de la importancia de la cebolla ocañera en la historia agrícola y cultural de la región, las estadísticas revelan una creciente vulnerabilidad de los productores locales.
Las importaciones colombianas de cebolla cabezona han aumentado, mientras la producción nacional disminuye o se mantiene estancada, dependiendo de la entrada de productos importados, lo que pone en riesgo la viabilidad económica de los cultivadores nacionales quienes en esas condiciones no pueden competir.
Según datos del Mapa Regional de Oportunidades (MARO), Colombia pasó de no importar cebolla cabezona roja en 2019, a importar USD $13,7 millones equivalentes a 57.273 toneladas de este producto en 2022.
De las importaciones de cebolla cabezona roja durante 2022 que compiten con la cebolla ocañera, USD $11,3 millones (47.557 toneladas) provinieron de Perú, lo cual representa el 82,5% de las importaciones de este producto.
La cebolla peruana compite con precios menores a los locales. Según los últimos datos semanales del Sistema de Información de Precios y Abastecimiento del Sector Agropecuario (SIPSA), la cebolla nacional está a un precio promedio de $1.929 por kilogramo, mientras la cebolla peruana está a $1.680 por kilogramo en promedio.
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Tras protestas y bloqueos gobierno abre diálogo
El presidente de la Agencia de Desarrollo Rural, Luis Alberto Higuera Malaver, hizo presencia en Ocaña para buscar una salida viable a la problemática. El funcionario conversó con los cultivadores para conciliar los ánimos y despejar el corredor vial.
En respuesta, la viceministra de Asuntos Agropecuarios, Aura María Duarte, se comprometió a revisar el tratado con Perú junto al Ministerio de Comercio Exterior, buscando adoptar un plan de salvamento durante los picos de cosecha.
Por su parte, el gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, se reunió con el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) para establecer acciones efectivas para el fortalecimiento institucional y la lucha contra el contrabando de cebolla.
El gobernador a través de su cuenta de X afirmó que tiene un compromiso con las más de 7.000 familias productoras de cebolla ocañera y que se deben buscar formas de mejorar las condiciones actuales que les generan pérdidas.
En medio de este escenario, los cebolleros insisten en la necesidad de poner fin al libre comercio, frenar el contrabando y ser compensados por las pérdidas generadas por el mercado, legal e ilegal.
La crisis en el Catatumbo pone de manifiesto la urgencia de medidas concretas para salvaguardar la tradición agrícola y cultural, que representa el sustento económico de miles de familias.