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miércoles, 6 de noviembre de 2024
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La mejor inversión del planeta en el Día de la Tierra

María Isabel Henao, Columnista

María Isabel Henao Vélez

Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Javeriana. Especialista en Manejo Integrado del Medio Ambiente de la Universidad de los Andes. Twitter e Instagram: @maisamundoverde

¿Cuál es la mejor inversión que alguien puede hacer, ustedes como empresa o personas naturales dónde pondrían la plata? Esa fue la pregunta que le hice a varios amigos antes de escribir esta columna. Las respuestas fueron variopintas. De acuerdo con las profesiones o formación financiera, fueron desde lo más sencillo hasta lo más sustentado y complejo, el equivalente musical de un tema con variaciones. 

Sentí algo de vergüenza por usarlos en este pequeño experimento en el que sabía que no habría una sola respuesta como la que anhelaba. “Maísa, la mejor inversión está en restaurar la naturaleza de nuestro planeta que es la que sustenta nuestra salud, economía y futuro; y apoyar la transición energética para combatir la crisis climática que saldrá más costosa para todos a la hora de pagar sus consecuencias”. 


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Yo quería oír por alguna parte que la mejor inversión del planeta es invertir en el planeta, y ni siquiera hubo una apuesta por los negocios verdes, desarrollos sostenibles o una respuesta mamerta tipo “la mejor inversión es el tiempo que le das a tu familia, a hacer deporte o viajar”. 

En nuestro imaginario invertir es poner dinero en el sistema financiero o los sectores productivos para multiplicar en moneda el capital inicial. Eso sí, quedé con tantos datazos que cuando tenga un billete ya sé por dónde averiguar más la vuelta. Gracias amig@s queridos por responderme con cariño e interés. 

¿Y por qué resulté preguntando eso? Pues hoy, 22 de abril, es el Día Internacional de la Tierra y rueda por el mundo un tema para esta celebración: #InvestInOurPlanet #InvierteEnElPlaneta. En particular, para Latinoamérica eso de financiar e implementar políticas de mitigación y adaptación al cambio climático es bastante complejo para unos presupuestos nacionales que bastantes problemáticas ambientales afrontan. 

En pocas palabras, necesitamos financiamiento, es decir, inversión por parte de los sectores productivos con más pulso económico y de los países que más contaminan y emiten Gases Efecto Invernadero (GEI). 

Puede que no tengamos el billete, pero, para sumarnos a esta efeméride, miembros del cuerpo de liderazgo de Climate Reality Project haremos hoy un llamado de atención a la ciudadanía, recalcando la importancia de unirnos como región para impulsar el financiamiento y alentando a cada persona a utilizar sus recursos y talentos en beneficio de nuestro hogar común.  


#BilletesPorLaVida

Los líderes climáticos estamos convencidos de que la mejor inversión de todas es invertir en nuestro planeta y queremos que muchos reflexionen al respecto. ¿Cómo circular un mensaje de mano en mano? ¡En papel moneda! Así que invitamos a “decorar” masivamente billetes de baja denominación escribiéndoles: Invierte en el Planeta y #BilletesPorLaVida. 

Tómele al billete una foto, póngalo en circulación para que el mensaje alcance a más personas y comparta la foto en redes sociales, etiquetando a @ClimateLatino. Visite la página especial América Latina Unida  para aprender más sobre financiamiento climático y descubrir otras acciones en las que puede invertir su tiempo y energía para impulsar la acción climática. 

Yo, por mi parte, tengo la certeza de que el mundo sería mejor con unas empresas enfocadas más en prestar servicios que en embobarnos a punta de estrategias de economía conductual para vender productos que poco hacen por un verdadero bienestar y sí que impactan nuestra salud y la del planeta. Por eso quiero compartirle unos pasos para que, a la hora de desembolsar billetes, lo haga a conciencia y con todas las de la ley.

Invierta inteligentemente

Cuando hacemos una buena compra decimos que fue “una buena inversión”. Y expertos en el impacto de nuestra manera de producir las cosas que usamos coinciden en que el mundo tendría una oportunidad ante la pérdida de naturaleza y la crisis climática, si bajáramos a la mitad nuestra huella de consumo. 

Dejando de mover la rueda de la obsolescencia programada, las empresas tendrían que ofrecer mejores cosas, seguramente a un precio mayor, pero duraderas y que demoren en llegar a colapsar rellenos sanitarios o viajen de país en país buscando vertederos. 

Exigiendo productos hechos con mano de obra bien paga y en condiciones respetuosas de la dignidad humana, desincentivaríamos las maquilas y la mano de obra esclava. Los negocios que no contaminen ni sean emisores perversos de GEI tienen todo el derecho de desear rendimientos interesantes. 

El asunto es que, en la mayoría de los casos, esas ganancias solo llegan a unos pocos socios y de eso nada ven los empleados que trabajan a sol y sombra recibiendo un sueldo que no alcanza por el alto costo de vida. El reto es lograr una industria viable, sostenible y rentable, que no deba sostener la avaricia del inversionista a costa de otros.  


Empiece respondiendo estas preguntas antes de comprar e invierta en la disponibilidad de su dinero para usarlo en cosas que le den mayor satisfacción, y por qué no, apoyen una causa ambiental que beneficie a todos. Apúntelas en una ficha de cartulina, métalas en la billetera y respóndase cuando le entre la piquiña del consumidor: 

  1. ¿Lo necesito, o me están haciendo creer que lo necesito?
  2. ¿Puedo compartirlo?
  3. ¿De qué está hecho y en qué condiciones? ¿Sus ingredientes tienen tóxicos, degradó o acabó algún ecosistema?
  4. ¿Por dónde llegó y desde dónde? (entre más lejos, mayor huella de carbono por transporte y mayor impacto climático).
  5. ¿Al terminar su vida útil, puede reciclarse o transformarse y me encargaré de hacerlo?
  6. ¿Su fabricación respetó los derechos humanos y la perspectiva de género?
  7. ¿Cuánto cuesta y cuánto me va a durar?
  8. ¿Hay otras opciones a este producto? ¿me conviene comparar antes de tomar una decisión de compra?

La era del financiamiento de las transformaciones sostenibles

Para cerrar, quiero compartirles que los primeros días de abril más de 60 organizaciones internacionales, lideradas por las Naciones Unidas, dieron a conocer el Informe de Financiamiento para el Desarrollo Sostenible 2023: Financiamiento de las Transformaciones Sostenibles,  el cual recalca la necesidad de inversiones urgentes y masivas para acelerar estas transformaciones, lo que incluye el suministro eléctrico, la industria, la agricultura y la infraestructura. 

Naciones Unidas insiste en una transformación industrial sostenible para reducir la brecha de desarrollo abierta entre los distintos países, cumplir los objetivos climáticos y lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La mayoría de los países en vías de desarrollo no tienen recursos para invertir en esta transformación, a diferencia de los países desarrollados; condición agravada al enfrentarse y recuperarse de los embates de la crisis climática, verse afectados por la situación geopolítica y económica de la invasión rusa de Ucrania, la recuperación tras la pandemia de COVID-19 y los pagos de deuda hasta dos veces superiores a 2019. 

Para proporcionar los recursos necesarios para esta transformación, el Informe exige una combinación de fortalecimiento de los sistemas tributarios, activación y catalización de la inversión privada, ampliación de la inversión pública internacional y la cooperación para el desarrollo.

El informe recalca entonces la necesidad de una arquitectura financiera internacional eficaz y reformada para conseguir recursos suficientes, que pueda proporcionar esa transformación sostenible. 

Entre sus cimientos: normas tributarias internacionales, con reglas para negocios globalizados y digitalizados que satisfagan las necesidades de los países en vías de desarrollo; marcos normativos y regulatorios que aúnen la rentabilidad del sector privado con la sostenibilidad; la evolución de la escala y la misión del sistema bancario de desarrollo; un fondo de pérdidas y daños del cambio climático; el alivio y resolución de la deuda, dado que el 60 % de los países con bajos ingresos se encuentra en situación de sobreendeudamiento o corre el riesgo de sufrirlo; y normas de comercio multilaterales que revisen el enfoque y resuelvan las actuales tensiones sobre las subvenciones verdes.


Habría sido lindo que alguno de mis amigos incluyera en su respuesta a mi pregunta una inversión con beneficio colectivo y planetario. Al estilo del Secretario General adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, Li Junhua, quien manifestó: «Debemos encontrar la voluntad política necesaria para superar las crecientes tensiones políticas, la ruptura de las alianzas entre países y la preocupante tendencia hacia el nacionalismo y aprovechar el momento actual para invertir con urgencia en nuestro futuro común». 

Y nuestro futuro común depende del bienestar de la naturaleza, de la permanencia y prosperidad de la biodiversidad; de nuestra capacidad para detener las emisiones de gases efecto invernadero, hacer realidad una industria sostenible y evitar los peores embates de la crisis climática. 

¿Y ustedes, en qué piensan invertir su capital humano y financiero? ¿Se acordarán de hacerle un cariño a nuestra casa común? Hay muchas fundaciones que trabajan por la conservación y la mitigación del cambio climático y necesitan nuestro apoyo. La Tierra necesita de sus hijos humanos, es hora de escucharla y volverla nuestra mejor inversión.