La participación, el orden y la destrucción creativa

Diego Cabrejo
Matemático e Ingeniero Electrónico, Magíster en Matemáticas Puras, Gerente de Riesgo y Co-Founder de la Fintech Prestanza (R). dcabrejo@prestanza.com
El día de hoy quiero traer un experimento y una estadística que han sido lecciones valiosas para mi empresa:
En el primer experimento, Daniel Kahneman y su equipo querían medir el valor que las personas le dan a un objeto que sienten como propio, para lo cual entregaron tiquetes de lotería a cientos de personas, cuyo valor era de un dólar. La mitad de ellos tenía números impresos por computadora, mientras que la otra mitad eran papeles en blanco, sobre los cuales las personas podían escribir el número que quisieran o el que creyeran iba a ser el ganador. Después de esto, se les preguntó a las personas por cuánto venderían su boleto de lotería y lo que encontraron fue impresionante: mientras las personas que habían recibido su tiquete con el número preimpreso lo revendían básicamente por el mismo dólar, las personas que escogieron su propio número pidieron en promedio 5 dólares. Es decir, las personas valoran cinco veces más las cosas en las que ven su aporte, que las cosas en las que no sienten su colaboración.
Por otra parte, Carolyn Dewar, Scott Keller y Vikram Malhotra, en su libro “CEO Excellence”, hacen énfasis en crear un ambiente de innovación y creatividad, que combine la rigurosidad de la contabilidad con las estructuras corporativas que han llevado a la compañía a sobrevivir por años y llegan a la siguiente conclusión: Las empresas que encuentran el equilibrio entre la flexibilidad y la rigurosidad corporativa, consiguen resultados 3 veces mejores que aquellas que solo priorizan la innovación y la creatividad y 4 veces mejores que las empresas que se enfocan en mantener el orden y los procesos existentes.
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Estas enseñanzas resultan fundamentales a la hora de construir una empresa, por las siguientes razones:
- El valor que tienen las construcciones colectivas es desproporcionado. Construir una visión compartida de la compañía junto con los equipos de trabajo, reconocer los logros de las personas y escuchar e implementar las ideas de los colaboradores es un capital que vale millones y que se ve directamente reflejado en la retención del talento de los empleados, mayor competitividad de la empresa ante precios similares, mejores tratos por parte de los proveedores y mejores indicadores de sostenibilidad. En resumen: la participación de los stakeholders de una empresa es un capital que vale millones y que con frecuencia se subutiliza.
- El balance entre la innovación y la rigidez corporativa es clave, pero no se debe buscar una mezcla 50%-50% entre estas dos fuerzas. Matemáticamente debería ser más cercana a un 57%-43%, beneficiando la innovación. Si bien este no es cálculo preciso, sí debe ser una declaración de intenciones, de manera que se defina qué procesos y personas están ejecutando el día a día en la compañía y cuáles se dedican a crear, cambiar y planear, e invertir de manera proporcionada entre estas dos fuerzas.
Por último, no te quedes con la creencia de que las actividades que realizas están encaminadas a conseguir la participación de la comunidad en la empresa y que estás consiguiendo el balance entre innovación y control. Debes medir estas acciones y monitorearlas durante las juntas directivas o asambleas de socios, ¡lo que garantiza que tus creencias tengan feedback y coincidan con la realidad!
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