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miércoles, 11 de diciembre de 2024
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¿Los barcos se reciclan? Esto pasa con los navíos cuando dejan de trabajar

¿Qué pasa con los barcos cuando termina su vida útil? Le contamos cómo se reciclan los navíos y qué desafíos enfrenta la industria naval, siendo responsable de más del 3% de las emisiones de CO2 a nivel global.

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¿Alguna vez se ha preguntado qué pasa con los gigantes del mar? ¿Qué pasa con los navíos que no terminan como el Titanic? De hecho, gran porcentaje del material con el que se fabrican estos gigantes puede reutilizarse en diferentes industrias.

Como es de esperarse, el reciclaje de barcos es un proceso complejo y demandante. Desmantelar adecuadamente los navíos es clave para trabajar en la recuperación de los materiales. Aquí le contamos qué pasa con los navíos cuando termina su vida útil.


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¿Los barcos se reciclan?

Los barcos, ya sean de recreo, comerciales o militares, están compuestos principalmente por metales férricos y no férricos, como el acero, el aluminio, el plomo, el zinc y el cobre. Estos materiales pueden ser reciclados y reutilizados en diversas industrias, lo que reduciría el impacto ambiental de la industria naútica considerablemente.

Probablemente uno de los principales desafíos en torno al reciclaje de barcos es el desguace ilegal de navíos, un problema persistente en muchos países, especialmente en naciones en desarrollo como India, Bangladesh y Pakistán.

Este desguace irresponsable conlleva graves consecuencias ambientales, incluida la contaminación marina por hidrocarburos. A menudo, se subestima el impacto de este desguace ilegal, atribuyendo la mayoría de la contaminación a eventos catastróficos como el derrame del Prestige. Sin embargo, la realidad es que una gran parte de la contaminación marina proviene de actividades de desguace no reguladas.

El futuro de la industria de navíos

Algunos países ya han implementado programas de incentivos fiscales para alentar a los propietarios de navíos a optar por el reciclaje en lugar de la eliminación irresponsable.


El proceso de reciclaje de barcos y navíos requiere desde luego regulación que aborde la materia con perspectiva internacional. Así lo confirma la European Boating Industry que ya adelanta esfuerzos para regularizar el tratamiento de los materiales aprovechables de los colosos del mar.

La entidad ha trabajado en una hoja de ruta ambiciosa para resolver los desafíos del reciclaje de embarcaciones hasta 2030. Esta iniciativa busca no solo abordar los aspectos técnicos del reciclaje de barcos, sino también promover una cultura de sostenibilidad dentro de la industria náutica.

En paralelo, se adelantan otros esfuerzos en torno al reciclaje de barcos y navíos, como el convenio internacional de Hong Kong de 2009, que establece pautas para el reciclaje seguro y sostenible de barcos.

Debido a que el proceso de reciclaje de barcos implica varios pasos que van desde la retirada de hidrocarburos y residuos sólidos hasta el desmantelamiento de la estructura del barco, es clave regular el proceso para evitar la contaminación ambiental y proteger la salud de los trabajadores involucrados en el desguace.

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¿Qué tanto contaminan los barcos?

La industria naval enfrenta un dilema ambiental cada vez más urgente: las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provenientes de los barcos. Según datos de la Organización Marítima Internacional (OMI), en 2007, las embarcaciones de alta mar liberaron una asombrosa cantidad de 1.120 millones de toneladas métricas de CO2 a la atmósfera

Esta cifra colosal equivale a las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de más de 205 millones de coches, o incluso más que el número total de coches matriculados en Estados Unidos en 2006, que ascendía a 135 millones.


El impacto ambiental de la flota naval es innegable. La OMI estima que las emisiones de CO2 de los barcos representan más del 3% de las emisiones globales de CO2 antropogénico, y esta cifra sigue aumentando.

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Velocidad reducida: Una solución ecológica

Una de las soluciones más efectivas para reducir las emisiones de los barcos es simplemente reducir la velocidad. Esta medida, además de ser rápida y fácil de implementar, resulta económicamente viable en el actual contexto de aumento en los precios del petróleo.

Las emisiones de CO2 están directamente vinculadas al consumo de combustible: a mayor velocidad, mayor consumo. Por lo tanto, reducir la velocidad incluso en un pequeño porcentaje puede generar ahorros significativos de combustible y reducciones correspondientes en las emisiones de CO2.

La OMI ha demostrado que una reducción del 10% en la velocidad de todos los barcos del mundo antes de 2010 podría resultar en una reducción del 23.3% en las emisiones.

En comparación con otros medios de transporte, la navegación a bajas velocidades es considerablemente más eficiente y menos contaminante. Se estima que es hasta diez veces más eficiente que el transporte por carretera y al menos cien veces más que el transporte aéreo. A medida que aumenta la velocidad, se pierde gran parte de esta eficiencia, y los barcos comienzan a consumir energía de manera similar a los aviones.

Con un enfoque en la eficiencia y la sostenibilidad, la industria naval puede desempeñar un papel crucial en la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente marino para las generaciones futuras.