Los desafíos de la industria siderúrgica

Daniel Rey Suárez
Director ejecutivo del Comité Colombiano de Productores de Acero de la ANDI.
En la actualidad, la industria siderúrgica colombiana enfrenta varios desafíos entre los que destaca el cambio en las preferencias de consumo de los hogares y la competencia desleal en el mercado.
Respecto al primer punto, en los últimos 18 meses ha quedado en evidencia el cambio en las preferencias de los consumidores después de la pandemia y su inclinación a consumir más servicios que bienes. El caso de la vivienda marca un ejemplo claro.
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En efecto, el crítico momento que atraviesa la compra de vivienda anuncia fuertes ajustes en la demanda de materiales de construcción. Las altas tasas de interés, así como la incertidumbre inicial generada por los cambios en el programa Mi Casa Ya, explican parte de lo que está sucediendo.
En la industria de producción de acero, por ejemplo, ya se registran caídas del orden del 7% durante el primer semestre del año. Algo similar ocurre en los renglones de madera, caucho, plástico y cemento, que han experimentado disminuciones de un dígito en sus niveles de producción, las cuales se agudizarán de mantenerse esta tendencia.
El impacto que este fenómeno tiene sobre la generación de empleo ha sido advertido por varios analistas. Solamente en la industria siderúrgica se pone en riesgo la sostenibilidad de más de 45 mil empleos entre directos e indirectos, así como la capacidad de aporte de una industria que el año pasado pagó cerca de 545 mil millones de pesos en impuestos.
A lo anterior se suma el impacto de la coyuntura externa. El acero es un commodity cuyo precio se determina en los mercados internacionales, liderado de lejos por China con un 57% de la producción mundial de acero y seguido por India, que tiene apenas un 5%.
Colombia es entonces un jugador marginal en el mercado mundial del acero y por ende un tomador de precio. En ese sentido, depende de los movimientos del gigante asiático, que actualmente atraviesa una crisis inmobiliaria sin precedentes, resultando en el desvío de parte de su enorme producción de acero a otros mercados.
Llegamos entonces a nuestro segundo gran desafío: la competencia desleal. Cada vez es más frecuente el ingreso de acero a precios predatorios que ponen en riesgo la sostenibilidad de la industria nacional, un sector de interés estratégico para el país por sus encadenamientos hacia adelante.
En efecto, las condiciones de un mercado donde los precios caen en picada han disparado un fenómeno que afecta gravemente a la industria local.
Cada vez es más común detectar importaciones de acero provenientes de China, Rusia y otros orígenes, que ingresan a precios inferiores al que abastecen otros mercados, afectando los márgenes de la industria local que hoy, lamentablemente, utiliza menos del 50% de su capacidad instalada por cuenta de la baja demanda.
Es imperativo que el país cierre filas contra la competencia desleal. La industria siderúrgica colombiana, que en los últimos cinco años ha hecho inversiones en tecnología por USD700 millones, está en capacidad de competir con las importaciones y lo hace entregando un producto de altísimos estándares de calidad.
Sin embargo, la competencia desleal inclina la cancha a favor de proveedores que no solo no generan empleo en el país, ni aportan a las finanzas de la nación, sino que en muchos casos no cumplen con los requisitos de calidad que exige la norma colombiana.