Por cumplir con las tareas de cuidado en el hogar, muchas mujeres terminan en trabajos informales: Experta
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) registró que la tasa de desempleo a nivel nacional se ubicó en 11,6% en el trimestre móvil que va de septiembre a noviembre de 2021. No obstante, al desagregar por sexo se tiene que, durante este mismo periodo, la tasa de desempleo de los hombres fue de 8,7% y la de las mujeres fue de 15,6%.
Más Colombia consultó a Paula Herrera Idárraga, profesora del departamento de economía de la Pontificia Universidad Javeriana, sobre la brecha de género en el tema laboral, entendiendo que se trata de un problema de vieja data que se vio agravado por la pandemia.
Al respecto, Herrera Idárraga señaló que uno de los principales motivos por los que el empleo femenino no se ha recuperado con la misma velocidad que el masculino tiene que ver con que las mujeres se dedican en mayor medida que los hombres a las actividades de cuidado. Si bien esto ha sido así históricamente, con la pandemia se perdió parte del avance que se había logrado en años anteriores.
“No todos los colegios han vuelto a la presencialidad por completo y algunas universidades todavía están operando en virtualidad. Esto hace que muchas madres se hayan quedado en los hogares para hacer las labores de cuidado de las personas menores e, incluso, de algunos estudiantes universitarios. A pesar de que no son menores, las madres muchas veces prefieren quedarse con ellos”, explicó la académica.
La informalidad, uno de los retos que enfrentan las mujeres en el mercado
De acuerdo con el análisis Informalidad en Colombia 2000-2020. Un análisis histórico dentro de un contexto pandémico, elaborado por Universidad EAFIT en 2021, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que, para ser considerados informales, los trabajadores no deben “estar reconocidos ni protegidos dentro de los marcos jurídico y reglamentario». Acto seguido, el organismo internacional aclara que «esta no es la única característica que define la actividad informal. Los trabajadores y empresarios informales se caracterizan por su alto nivel de vulnerabilidad. No están reconocidos por la ley y, por consiguiente, reciben poca o ninguna protección jurídica o social, no pueden establecer contratos ni tienen asegurados sus derechos de propiedad. Es raro que puedan organizar una representación eficaz o hacer oír su voz para que se reconozca y proteja su trabajo. Su acceso a la infraestructura y a las subvenciones públicas son limitadas o inexistentes” (OIT, 2002).
En Colombia, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) define a los ocupados informales como las personas que durante el período de referencia se encontraban en una de las siguientes 8 situaciones:
- «Los empleados particulares y los obreros que laboran en establecimientos, negocios o empresas que ocupen hasta cinco personas en todas sus agencias y sucursales, incluyendo Al patrono y/o socio;
- Los trabajadores familiares sin remuneración en empresas de cinco trabajadores o menos;
- Los trabajadores sin remuneración en empresas o negocios de otros hogares;
- Los empleados domésticos en empresas de cinco trabajadores o menos;
- Los jornaleros o peones en empresas de cinco trabajadores o menos;
- Los trabajadores por cuenta propia que laboran en establecimientos hasta de cinco personas, excepto los independientes profesionales;
- Los patrones o empleadores en empresas de cinco trabajadores o menos;
- Se excluyen los obreros o empleados del gobierno», destacó el DANE.
Según la información más reciente publicada por el DANE, en el país la proporción de ocupados informales en 23 ciudades y áreas metropolitanas se ubicó en 48,2% durante el trimestre móvil de septiembre a noviembre de 2021. Durante este periodo, el número de hombres ocupados informales ascendió a 45,8% y el de las mujeres se ubicó en 48,3%.
Para Herrera Idarraga, la mayor proporción de mujeres trabajando en la informalidad tiene al menos dos dimensiones. La primera refleja la mayor precariedad laboral a la que se enfrentan y la segunda tiene que ver con que, para algunas de ellas, los trabajos informales constituyen una opción que les permite cumplir con las tareas de cuidado en el hogar y recibir algún ingreso.
En cuanto a la primera dimensión, la académica explicó que las mujeres tienen menos acceso al empleo formal. “No se puede perder de vista que los empleos formales, a veces, esquivan la contratación de mujeres porque tienen una licencia de maternidad mayor que los hombres. Entonces, muchos empleadores consideran que las mujeres en el sector formal resultan más costosas que un hombre y menos productivas”, señaló.
Al respecto, Herrera Idárraga resaltó que la licencia de paternidad debería ser similar a la de las mujeres. De esta manera, los costos de contratar hombres y mujeres serían equivalentes para las empresas, sin importar las decisiones familiares de los candidatos a contratar.
En cuanto a la segunda dimensión, explicó que la informalidad en muchos casos se convierte en la única salida que tienen las mujeres para poder trabajar y atender el desbalance en las labores de cuidado que enfrentan en sus hogares.
De acuerdo con la académica, “la informalidad en el caso de la población femenina tiende a ser más alta porque las mujeres buscan empleos que les permitan compatibilizar su vida familiar con su vida laboral. Este tipo de empleos tienden a ser informales, porque les dan la posibilidad de combinar ambos aspectos.
Los invito a que piensen en una mujer que está en su casa a cargo de menores, adultos mayores o personas con discapacidad. Algunas de ellas lo que hacen es, por ejemplo, poner un puesto de empanadas cerca a su casa o conseguir empleos que les permiten tener la flexibilidad del tiempo para poder cuidar a estas personas”.
La profesora de la Javeriana invitó a buscar soluciones a la brecha de género en materia laboral, por considerar que tiene un enorme costo, no solo para las mujeres que no logran vincularse adecuadamente al mercado laboral, sino también para el país.
“El hecho de que haya tantas mujeres por fuera de la fuerza laboral o desempleadas implica un costo económico para toda la economía porque estamos dejando de utilizar una buena parte de nuestra capacidad productiva por este hecho. Aumentar la participación del empleo formal de las mujeres supone un mayor Producto Interno Bruto (PIB) y esto supone un mayor crecimiento, que puede mejorar las condiciones económicas del país”, puntualizó.