Subsidios anunciados solo alcanzan para pulverizar 594 toneladas de leche
La producción de leche en Colombia se encuentra en una profunda crisis y las medidas anunciadas por el gobierno para abordarla generan preocupación.

En el año 2023, las importaciones de leche en polvo y otros derivados en Colombia se mantuvieron en volúmenes similares al año anterior, que había marcado un récord en compras a precios históricamente altos.
Según un informe de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán-FNG con datos del DANE, en 2023 se importaron 72.223,4 toneladas de lácteos por cerca de USD 236 millones (valor CIF), apenas un 0,5 % menos que las 72.589,2 toneladas registradas en 2022. Sin embargo, el costo total de las importaciones en 2023 fue de USD 236 millones, una caída del 14,7 % respecto a los USD 276,7 millones del año anterior.
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A pesar del alza en el precio internacional de la leche en polvo y otros productos lácteos a principios de año, el arancel bajo derivado de los tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea ha mantenido las importaciones en niveles altos.
La leche en polvo descremada fue el producto más importado en 2023, seguido por la leche en polvo entera, el queso fresco, los lactosueros, entre otros. Estados Unidos fue el principal país proveedor, seguido por Bolivia, Chile, Polonia, Irlanda, Uruguay, Argentina, España, República Checa y Francia.

La respuesta del gobierno a las crecientes importaciones de leche
Las manidas propuestas del gobierno actual para dar salida a la profunda crisis que viven los miles de productores de leche del país, en nada se diferencian de las anunciadas por gobiernos anteriores a las recurrentes enlechadas padecidas, que no atinan a modificar la causa principal de la tragedia anunciada, los Tratados de Libre Comercio.
Los anuncios van desde “fomentar la demanda a través del programa de compras públicas”, “suplir el mercado que demandan los Programas de Alimentación Escolar (PAE)”, “incluir la leche en la alimentación de las fuerzas militares” o “Utilizar $4.000 millones del Fondo de Estabilización de Precios para subsidiar a las empresas que ofrezcan sus productos lácteos en la Bolsa Mercantil”. Hasta otras de mayor calibre como la propuesta por el presidente de Fedegán de “Establecer plantas pulverizadoras a través de alianzas público privadas para sustituir importaciones de leche en polvo”.
Poca incidencia pueden tener en la crisis los escasos recursos que se utilizarán del Fondo de Estabilización de precios, Fondo surtido por los mismos ganaderos con la cuota parafiscal y sin ningún aporte de recursos oficiales.
Al tomar como referencia las importaciones de leche descremada de enero a noviembre 2023, cuando se importaron 28.226 toneladas con valor CIF de US$90.3 millones; en pesos tendrían un costo de 361.200 millones de pesos, para un valor por tonelada de $12.796.712, precio base sobre el cual se debería dar la compensación.
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El valor de los 8.500 litros de leche necesarios para obtener una tonelada de leche pulverizada, a un precio de $2.000 el litro pagado al productor, sería de 17 millones de pesos, valor al que hay que sumarle el costo del procesamiento que se acerca a los $2.520.000, por tonelada, para un valor total, sin costo de transporte al centro de acopio, de $19.520.000 la tonelada de la leche pulverizada en el país.
La diferencia entre el valor de la producción nacional y la leche importada estará cerca a los $6.723.288, que se compensarían con los 4 mil millones asignados del Fondo y que tan solo alcanzarían para subsidiar 594 toneladas de leche.
Los cinco millones cincuenta mil litros de leche que de la producción nacional irán a la pulverización tan solo representan el 25% de la producción del país de un día, que hoy está en 20 millones de litros, por lo que la publicitada noticia de la utilización de los recursos del Fondo de Estabilización como parte del paquete de medidas para atender de manera “estructural” la crisis del sector lácteo, no deja de ser una quimera.