Todo tiene que ver con el agua

Roberto Ramírez Ocampo
Directivo de Democracia y Modernización Ganadera (Demogan). Consultor de Empresas en comercio internacional.
En un interesante informe de la revista The Economist “Bajo Presión: el costo del estrés del agua y su falta de manejo” los investigadores hacen advertencias, que me permito compartir y comentar.
Desde la frescura de la piel, la comida, la ropa, el transporte y hasta gobernar, está presente en TODO.
Con semejante dependencia, el mundo ha fracasado en su manejo e individualmente cada uno en nuestro microcosmos.
El consumo del agua aumentará sin pausa el 1% hasta el año 2050. Quiere esto decir que, en 30 años, el consumo aumentará el 35%.
El aumento de la población, la contaminación, si mejoramos nuestro estándar de vida, o por cuenta del cambio climático, el agua estará siendo afectada; no nos van a quedar lágrimas para llorar sobre el agua perdida.
75% de los desastres entre los años 2001 y 2018, tuvieron relación directa con el agua. Las inundaciones y sequías afectaron a 3 mil millones de personas y costaron US $700 mil millones.
A su vez, su contaminación, es exponencial, pues afecta los suelos, la agricultura, la vida del hombre y los animales, el consumo, la energía; piense en cualquier cosa y verá como nos afecta la laxitud con la que manejamos el líquido que nos asegura la vida.
La conectividad del deterioro que traen los ríos cuando se contaminan aguas arriba afectan el PIB entre el 1,4% y el 2%.
Desde hace 10 años que inicié esta serie de artículos, mencioné que el 70% del consumo es para la agricultura; en ocasiones, ese consumo alcanza el 90%, elevando de manera exagerada el estrés hídrico. No olvidemos que la agricultura es fuente de alimentación y empleo, especialmente en nuestros países.
La industria depende en casi todos sus procesos del agua. Sin agua, nuestros hogares, nuestra salud, la productividad y nuestro trabajo se verían seriamente afectados.
Ni hablar de las ciénagas y los humedales que son esenciales para la vida, la biodiversidad y los ecosistemas hídricos y algo que jamás había mencionado (no lo tenía claro) afecta la polinización.
La erosión que causa la deforestación, a la que se suma la sedimentación de nuestros ríos, disminuyendo la capacidad de secuestrar carbón (que debería ser el único secuestro lícito), paulatinamente aumenta los efectos de esta carrera al abismo en la que estamos empeñados.
Al hombre solo lo puede salvar el hombre, solo si suspendemos nuestra irracional manera de gastar, vamos a ser capaces de cuidar el futuro de la raza.
Me comprometo a seguir compartiéndoles esta investigación. Ahora debo unir los puntos con El Magdalena.
El Instituto Humboldt, hizo un trabajo para Cormagdalena con la idea que la navegación se lleve a cabo sin deterioro del medio ambiente. De acuerdo con la información que me llega, para esa corporación, ese es un tema baladí, inútil, un estudio que costó dinero y al cual ninguna atención le prestan.
Alguno de los artículos que escribí en el pasado, lo titulé: “¿De dónde va a salir el agua?” por lo visto para ninguno de los involucrados esa es una pregunta que deba ser resuelta.