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Buenas Prácticas de Manufactura en la industria Alimentaria: así se certifican para evitar sanciones

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Zuleima Vega Mendoza

Abogada de la Universidad Católica de Colombia, actualmente se desempeña como Coordinadora del departamento de consumo y competencia en Muñoz Abogados.

Toda empresa que elabore alimentos y bebidas debe estar inscrita ante el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) y debe contar con su respectivo concepto sanitario que la avale para poder ejercer su labor. 

Adicional a ello, debe garantizar que todas aquellas personas que intervienen en la etapa de producción, elaboración y distribución de los alimentos y bebidas cumplen con los requisitos de higiene y manipulación. La finalidad de esto es mitigar los riesgos existentes a la hora de adquirir un producto alimenticio.

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En teoría, es claro para los productores y distribuidores de alimentos y bebidas que deben contar con “Buenas Prácticas de Manufactura”. Sin embargo, en la práctica se ha evidenciado que no es un concepto que se maneje adecuadamente, lo cual conlleva a que el Invima imponga diferentes sanciones.

¿Qué son las Buenas Prácticas de Manufactura?

Las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) son aquellos principios básicos de higiene y reglas generales que se deben tener en todas las etapas, desde la elaboración hasta la distribución de los alimentos y bebidas para consumo humano. Estos han sido creados con la finalidad de garantizar al consumidor que el producto que adquiere cumple con los estándares mínimos de seguridad y calidad.

No obstante, es importante tener presente que dichos principios no deben quedar solo en papel. Es por ello que el Invima es el ente encargado de expedir la certificación de Buenas Prácticas de Manufactura, necesaria a la hora de solicitar un registro sanitario de alimentos y/o bebidas. 

¿Qué requisitos debo cumplir para obtener una certificación de Buenas Prácticas de Manufactura? 

Para poder obtener la certificación de BPM, el solicitante debe, entre otros trámites, estar debidamente inscrito ante el Registro Único Empresarial y Social (RUES), diligenciar el formato de solicitud habilitado por el Invima y realizar el pago de una tasa oficial ante esta entidad, la cual deberá ser consultada ante la entidad al momento de realizar el trámite, toda vez que estas tarifas pueden ser modificadas en cualquier momento.

Una vez radicada la solicitud y dentro de un plazo prudencial, el Invima fijará una fecha para la visita de inspección, en la cual verificará que la compañía solicitante cumpla con los requisitos técnicos. 

Entre estos requisitos, se encuentra que el establecimiento se encuentre alejado de focos de contaminación, que cuente con buena iluminación y ventilación, que las áreas estén elaboradas en materiales resistentes y de fácil limpieza, y que estén dotadas con los elementos necesarios para la higiene. 

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En cuanto a los trabajadores, el establecimiento debe manejar protocolos de higiene entre el personal, el cual debe contar con la indumentaria necesaria para la labor. Asimismo, debe contar con un plan de saneamiento y con los procedimientos debidamente documentados. 

¿Qué sucede después de la visita del Invima?

Una vez cumplida la visita, el Invima emitirá su concepto sanitario, en el que podrá concluir que el establecimiento CUMPLE, NO CUMPLE o CUMPLE CONDICIONADO. 

En los casos en los que la conclusión es un CUMPLE CONDICIONADO, se dejará constancia de los hallazgos y se otorgará un plazo prudente para que el establecimiento adopte las medidas correspondientes.

Si los hallazgos de la visita impactan el funcionamiento y el concepto es un NO CUMPLE, el Invima podrá adoptar las medidas sanitarias y las respectivas sanciones. 

¿Qué sanciones puede imponer el Invima?

Dentro de sus facultades, el Invima puede imponer amonestaciones, multas, realizar el decomiso de productos, suspender o cancelar la licencia de una empresa e incluso ordenar el sellamiento del establecimiento de forma temporal o definitiva. 

Esto dependerá de la gravedad de la infracción. Claramente que a estas conclusiones se llegará una vez se lleve a cabo el debido proceso, por lo cual es de vital importancia estar empapados de la normatividad que rige nuestra actividad económica y cumplir con los requisitos que establece la norma para evitar cualquier tipo de sanción. 

Las Buenas Prácticas de Manufactura no son solo contar con un carnet de manipulación de alimentos, como algunos podrían llegar a creerlo. Estas consisten en el cumplimiento de una serie de lineamientos técnicos que permiten que los alimentos y bebidas que son llevados al consumidor cumplan con los estándares de sanidad y calidad establecidos por las autoridades. 

Por esta razón, es importante contar siempre con la asesoría adecuada para evitar posibles cierres de los establecimientos y en algunos casos la cancelación o suspensión de los registros sanitarios.

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