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lunes, 15 de diciembre de 2025
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Conflicto en Ucrania podría aumentar las exportaciones de petróleo y encarecer los alimentos en Colombia

La FAO alertó sobre los efectos negativos que podría tener el conflicto entre Rusia y Ucrania en la seguridad alimentaria mundial.
Conflicto entre Rusia y Ucrania

Desde finales de 2020, se ha registrado una tendencia al alza en los precios de los insumos agropecuarios y de los alimentos. La situación llegó a su punto más álgido en febrero de 2022, debido a factores como el incremento de la demanda, la crisis de los contenedores, las disrupciones en las cadenas de suministro y el creciente efecto inflacionario. Con el reciente conflicto entre Rusia y Ucrania, el tema volvió a ocupar titulares, pues estos países son grandes productores y exportadores de cereales —alimentos básicos de la dieta de muchos países y claves para la alimentación animal— y de fertilizantes. 

A continuación, le contamos qué repercusiones podría tener este conflicto en la economía colombiana, sobre todo en lo que respecta a los sectores de alimentos, insumos agropecuarios e hidrocarburos. 


Seguridad alimentaria mundial en riesgo por conflicto entre Rusia y Ucrania: FAO

Hace unos días, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) emitió el comunicado Nuevas hipótesis sobre la seguridad alimentaria mundial basadas en el conflicto entre la Federación de Rusia y Ucrania, sobre los efectos negativos que podría tener el conflicto entre Rusia y Ucrania en la seguridad alimentaria mundial. De acuerdo con este comunicado, “las perturbaciones de la cadena de suministro y la logística de la producción de cereales y semillas oleaginosas de Ucrania y Rusia, así como las restricciones a las exportaciones rusas, tendrán importantes repercusiones para la seguridad alimentaria”.

La preocupación del organismo internacional sobre la seguridad alimentaria mundial se debe a que Ucrania y Rusia, en conjunto, contribuyen con un tercio de las exportaciones mundiales de cereales y son, además, exportadores principales de fertilizantes, de los cuales depende una buena parte de la producción mundial de alimentos. Según le explicó a la BBC —el servicio público de radio y televisión del Reino Unido— Svein Tore Holsethe, presidente de Yara, una de las compañías de fertilizantes más grandes del mundo, “la mitad de la población mundial obtiene alimentos gracias al uso de fertilizantes… y si eso se elimina del campo para algunos cultivos, [el rendimiento] se reducirá en un 50%”.

Según datos de la FAO, Rusia ocupa el primer lugar en la venta de trigo y Ucrania el quinto. En conjunto, estos países suministran, a nivel mundial, el 19% de la cebada, el 14% del trigo, el 4% del maíz y el 52% del aceite de girasol. En cuanto a los fertilizantes, Holsethe señaló que alrededor de una cuarta parte de los nutrientes clave utilizados en Europa para la producción de alimentos provienen de Rusia.

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Países con sistemas agroalimentarios frágiles serán los más perjudicados

La FAO hizo énfasis en que los países en vías de desarrollo —sobre todo de las regiones de África septentrional, Asia y Oriente próximo– serán los más afectados con el conflicto, pues obtienen de Rusia o de Ucrania el 30% o más de su suministro de trigo. 

En este punto coincidió Óscar Alfonso, director del Observatorio Hambre Cero de Universidad Externado de Colombia: “El desabastecimiento de cereales y fertilizantes impacta negativamente a los países que cuentan con sistemas agroalimentarios frágiles y dependientes. En países con sistemas robustos, la dependencia de cereales es baja porque se han introducido sustitutos que promueven un mejor balance nutricional —con menos carga de gluten, por ejemplo— y que diversifican la oferta alimentaria interna. En estos mismos países, hay iniciativas que buscan sustituir los agroquímicos convencionales, que son los que exportan Rusia y Ucrania, por biofertilizantes, plaguicidas y herbicidas amigables con la biosfera. Así que seguramente no les dará tan duro la crisis”, afirmó.

Según la FAO, “aún no está claro si otros [países] exportadores podrán colmar este vacío. Las existencias de trigo ya se están agotando en Canadá, y es probable que Estados Unidos, Argentina y otros países limiten las exportaciones, ya que los gobiernos intentarán garantizar el suministro interno”. Con esto, los países importadores podrían verse en la situación de no poder comprar trigo —o no poder adquirir todo el que necesitan—, a pesar de contar con los recursos económicos para hacerlo. 

Además, la FAO destacó que es muy probable que los países que dependen de las importaciones de trigo busquen aumentar el volumen de sus compras, lo cual añadiría más presión a los suministros mundiales. “Egipto, Turquía, Bangladesh y República Islámica de Irán son los principales importadores mundiales de trigo y compran más del 60% de este cereal a Rusia y Ucrania; todos ellos tienen importaciones pendientes”, puntualizó el comunicado.

Por su parte, de acuerdo con la información de la FAO, los países con ingresos altos también se verán afectados, ya no por la importación directa de cereales y alimentos, sino por la importación de fertilizantes y por el aumento de los precios mundiales de la energía. 

En cuanto a los fertilizantes, la FAO resaltó que muchos países de altos ingresos en Europa y Asia central dependen de Rusia para obtener hasta el 50% de los fertilizantes, y la escasez de estos productos en dichos países podría extenderse hasta el próximo año. 


En cuanto a la energía, el comunicado de la FAO señaló que Rusia es un actor principal en el mercado energético mundial, pues representa el 18% de las exportaciones mundiales de carbón, el 11% de las de petróleo y el 10% de las de gas. “El conflicto actual ha provocado ya aumentos en los precios de la energía que tienen efectos negativos para el sector agrícola, pues las actividades relacionadas con la agricultura requieren de grandes flujos de energía a través del uso de combustible, gas y electricidad, así como fertilizantes, plaguicidas y lubricantes”, se lee en el comunicado.

Insumos agropecuarios, alimentos y energía ya se han encarecido

La FAO se mostró preocupada por los precios de los insumos agropecuarios, los alimentos y la energía. Según indicó, los precios de estos productos emprendieron una senda alcista desde el segundo semestre de 2020 y alcanzaron su máximo histórico en febrero de 2022, debido a la alta demanda, los mayores costos de transporte y las perturbaciones en los puertos. 

“Los precios mundiales del trigo y la cebada, por ejemplo, aumentaron en un 31% a lo largo de 2021. Los precios de los aceites de colza y de girasol subieron más de un 60%. La elevada demanda y la volatilidad de los precios del gas natural también han impulsado el aumento del costo de los fertilizantes. Por ejemplo, el precio de la úrea, un fertilizante nitrogenado, ha aumentado más del 300% en los últimos meses”, destacó el comunicado de la FAO.

El organismo internacional espera que la tendencia al alza se prolongue aún más en el tiempo. 

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Las exportaciones de petróleo y carbón colombianos podrían aumentar


En cuanto a los efectos del conflicto entre Rusia y Ucrania en la economía colombiana, Alejandro Vélez, vicepresidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), señaló que pueden ser variados. “Empecemos con los positivos. Con el corte de relaciones comerciales con Rusia, por ejemplo, que es un gran exportador de petróleo, muchos países van a empezar a buscar potenciales exportadores. Colombia es uno. Todo el mundo sabe que lo que más exportamos son minerales como petróleo y carbón. Seguramente la demanda va a aumentar y los precios de estos productos también. De hecho, eso ya se está viendo: estamos vendiendo 750.000 barriles de petróleo, que en principio tenían un precio de 47 dólares, a 100 dólares”.

En la misma línea, el director del Observatorio Hambre Cero explicó: “Si el precio del petróleo escala como lo plantean algunos analistas a 200 o 300 dólares por barril, la mejora de las finanzas públicas será evidente. Habrá más plata por el aumento de las regalías, por ejemplo. Y hay otro factor que puede considerarse aquí. Se han escuchado ciertos acercamientos entre Venezuela y Estados Unidos, sobre todo para la compra de petróleo. Si esto ocurre y la economía venezolana recibe un impulso por cuenta de la matriz energética dependiente del petróleo de Estados Unidos, tal vez se mitigue un poco la pobreza monetaria que agobia a miles de hogares venezolanos e incluso se propicie el retorno de muchas familias a su lugar de origen”.

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Óscar Alfonso, director del Observatorio Hambre Cero de Universidad Externado de Colombia, y Alejandro Vélez, vicepresidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC)

Vélez y Alfonso coincidieron en que el aumento de los ingresos a causa de las exportaciones de petróleo y carbón debe manejarse con cuidado. “Es necesario que el Gobierno evalúe qué hacer con todo el dinero que entre porque las consecuencias, cuando el manejo no es bueno, son nefastas. Ya lo hemos visto antes con la enfermedad holandesa”, señaló el vicepresidente de la SAC.

Si se incrementan los precios de los insumos agropecuarios y los alimentos, ¿qué sucede con la seguridad alimentaria del país?

Óscar Alfonso señaló que el Estado juega un papel fundamental en la política de seguridad alimentaria. “Lo primero que debe hacer el Gobierno es apaciguar la incertidumbre que existe sobre los alimentos y que alientan el falso relato de la escasez. Y esto no se puede hacer diciendo qué se va a importar y qué no, sino alentando a los consumidores a que compren alimentos nacionales y mejorando las condiciones en las que los campesinos comercializan. Uno de los grandes lastres del agro en Colombia tiene que ver con que los campesinos no pueden comercializar directamente y todos los productos pasan por muchos intermediarios”.

Al respecto, Vélez coincidió con Alfonso en que no habrá desabastecimiento de alimentos. A juicio de Vélez, “Colombia es un país que produce 53 millones de toneladas de alimentos e importa 13 millones de toneladas. De esos,  2 millones de toneladas son de trigo, 6 millones de toneladas son de maíz para el consumo animal, 400.000 toneladas son para producir cerveza y las demás son de productos varios. Lo que pasa es que, en la medida en que la economía colombiana se ha abierto, se consumen mayores cantidades de productos que antes no se consumían. Colombia produce ⅚ de los productos agrícolas que se consumen en el país, así que no habrá mayores dificultades en este tema si los flujos comerciales con Rusia y Ucrania se cortan”. 

No obstante, Colombia produce una parte reducida de los cereales que consume. En 2021, produjo 4.423.183 toneladas de cereales e importó 8.409.985 millones de toneladas (DANE), por lo que hay incertidumbre frente a lo que pueda suceder con las importaciones, no solo en términos de una posible suspensión de los flujos comerciales, sino también del probable encarecimiento de las que lleguen al país.


En relación con los insumos agrícolas, también aparecen dificultades. Rusia produce grandes cantidades de potasa y fosfato, ingredientes claves para fabricar los fertilizantes que se aplican en una gran variedad de cultivos. Al respecto, Vélez comentó que, aunque Colombia importa estos productos de otros países —Estados Unidos y Argentina— seguramente tendrá que asumir el incremento de sus precios.   

Según Alejandro Vélez, el aumento de los precios de los insumos agrícolas y los alimentos debe ser un estímulo para producir aquí. “Muchos han entendido la seguridad alimentaria como que el país cuente con los suficientes recursos para importar alimentos y satisfacer las necesidades de la población, pero no es así. La seguridad alimentaria depende de lo que el país produzca y justo ahora podemos orientar las políticas en esa dirección. Entonces, si dejamos de importar maíz de Rusia y Ucrania, pues miremos cómo producirlo aquí, de forma que resulte eficiente y competitivo. Habrá cosas que no se puedan hacer en el país, como los fertilizantes. Ahí nos tocará asumir los altos precios que se vienen”, señaló el vicepresidente de la SAC.

(Siga leyendo: “Cerca de US $180 millones en exportaciones pueden perderse por conflicto Rusia-Ucrania”: Parte 2)