La desigualdad en Bogotá se está midiendo por barrios olvidados y centros privilegiados, según estudio de la Universidad Nacional
Aunque la ciudad crece, la desigualdad en Bogotá se agrava: vivir en una zona u otra cambia el acceso a derechos básicos. Así lo reveló un estudio de la Universidad Nacional.
En Bogotá, el lugar de residencia determina el acceso real a servicios fundamentales como la salud y la educación. A pesar de contar con una población cercana a los 8 millones de habitantes y de haber ampliado su cobertura institucional, la desigualdad en Bogotá se hace aún más grande, expresada territorialmente a través de la segregación socioespacial.
La situación, que no es nada fácil, deja a millones de personas en condiciones desventajosas, especialmente en localidades como Suba, Engativá, Kennedy y Bosa.
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Millones sin acceso adecuado: cifras que revelan la desigualdad en Bogotá
Un reciente estudio del geógrafo Diego Fernando Neuta Niño, magíster en Ordenamiento Urbano Regional de la Universidad Nacional de Colombia, examinó la localización y cobertura de 1.244 equipamientos educativos y de salud en las zonas noroccidental y suroccidental de la ciudad. El análisis reveló un marcado desbalance entre la cantidad de población y la presencia de infraestructura social.
Estas cuatro localidades albergan más de 3 millones de habitantes, pero cuentan con servicios muy por debajo de la demanda:
- En la zona noroccidental se identificaron 614 equipamientos: 58 de salud y 556 educativos.
- En la suroccidental, 630 equipamientos: 77 de salud y 553 de educación.
Aunque los números totales puedan parecer adecuados, el estudio demuestra que la distribución no guarda relación con la densidad poblacional ni con las condiciones de movilidad. El resultado es una desigualdad en Bogotá que se manifiesta en trayectos largos, tiempos perdidos y acceso limitado a derechos básicos.
La salud, a muchos pasos de casa
De los 135 centros de salud identificados en ambas zonas, el 59% son de escala vecinal, lo que significa que están diseñados para cubrir necesidades básicas dentro de un radio pequeño. Apenas el 5% corresponde a escala metropolitana. Esta estructura obliga a miles de ciudadanos a recorrer grandes distancias para recibir atención especializada o incluso primaria.
Según el investigador, esta realidad impacta directamente en la vida cotidiana: “Algunas personas deben desplazarse largos trayectos para llegar a un centro de salud o a una institución educativa; eso no solo consume tiempo, también agota y limita su vida”.
La desigualdad urbana se acentúa en este punto, ya que la cobertura declarada en cifras generales por instituciones como el DANE, más del 90% en salud y educación, no refleja la dificultad real de acceso en muchos sectores.
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La geografía revela la desigualdad en Bogotá
El estudio incorporó variables demográficas, urbanas, ambientales y de transporte para identificar los territorios más excluidos. Fue así como se evidenció que la desigualdad en Bogotá se concentra en sectores como:
- Suba Tibabuyes
- Bosa Central
- Patio Bonito
- San Francisco
Estos territorios presentan precariedad urbana, vulnerabilidad ambiental, altos niveles de inseguridad y baja presencia de equipamientos públicos.
En paralelo, zonas como Chapinero, Barrios Unidos o Teusaquillo mantienen mejores indicadores en cobertura escolar y menor exposición a estos riesgos, lo que refuerza los contrastes existentes entre sectores centrales y periféricos.
Cada gobierno, un modelo distinto: así persiste la desigualdad urbana
La desigualdad en Bogotá también es el resultado de políticas urbanas fragmentadas. El análisis comparó los planes de ordenamiento y desarrollo desde 2004 hasta 2023, revelando que la ciudad ha cambiado de enfoque en repetidas ocasiones:
- Entre 2012 y 2015 se priorizó llevar los servicios a los territorios.
- De 2016 a 2019 se apostó por megacentros de atención concentrados.
- Entre 2020 y 2023 se intentó integrar servicios en infraestructuras ya existentes.
Es por ello que, la falta de coherencia entre gobiernos no ha permitido consolidar un modelo que responda a las condiciones reales de cada zona. Las políticas carecen de evaluaciones sostenidas, y muchas decisiones se toman sin considerar información desagregada ni criterios territoriales.
La desigualdad urbana no se resuelve solo con más infraestructura, sino con una política sostenida que integre datos, territorio y participación social. Bogotá sigue siendo una ciudad profundamente fragmentada, donde las oportunidades y derechos dependen del lugar en el que se vive.
