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En Latinoamérica la desconfianza afecta el crecimiento económico

Diversos estudios han encontrado que existe relación entre la confianza y el crecimiento económico. Le contamos de qué se trata.
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Colombia es uno de los países con más desconfianza interpersonal e institucional del mundo. Tanto en la Cuarta medición de capital social de Colombia realizada por la Corporación para el Control Social (Contrial), como en la Encuesta Mundial de Valores, Colombia es uno de los cinco países donde los habitantes confían menos en sus instituciones y en sus conciudadanos.

La desconfianza no solo afecta las relaciones entre las personas y tiene un efecto negativo en la participación, sino que lleva a que el crecimiento económico sea más lento. A esta conclusión llegó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el informe Confianza: la clave de la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe, encontró que la confianza es necesaria para la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe.

“La desconfianza en la región es alta, va en aumento y penetra todos los rincones de la sociedad. Socava las relaciones productivas entre las empresas y dentro de ellas, erosiona el civismo y limita la capacidad de los ciudadanos para emprender acciones colectivas en apoyo de las leyes e instituciones que promueven el desarrollo sostenible”, puede leerse en el informe.

La confianza genera, y a la vez es producto, de sociedades donde el contrato social se cumple mejor

La encuesta mundial de valores, el estudio del BID y la Cuarta medición de capital social de Colombia presentaron hallazgos preocupantes frente al comportamiento de los habitantes de un territorio en un ámbito de desconfianza. A grandes rasgos, el seguimiento de las normas por parte de los ciudadanos, el nivel de desencanto de la política y el funcionamiento de las empresas dependen en buena medida de la confianza.

A mayor confianza, menor oportunismo

De acuerdo con el estudio del BID y la Corporación para el Control Social (Contrial), cuando hay confianza las personas creen que los demás no actuarán de manera oportunista y, en un acto de reciprocidad, tampoco intentan sacar ventaja de las situaciones que viven. Todo lo contrario de lo que pasa en Colombia, donde se dice popularmente que el undécimo mandamiento es no dar papaya y el duodécimo es aprovechar el ´papayazo´, dos ideas que se derivan de la existencia en Bogotá de un árbol de papayo que estaba ubicado detrás del Capitolio, en el que se amarraba a los presos que iban a ser fusilados. De ahí la expresión “lo pasaron al papayo” como sinónimo de ser asesinado y, más tarde, la de ‘dar papaya’.

El desencanto de la política

En un ambiente de confianza la ciudadanía espera que los políticos no hagan promesas de campaña incumplibles y no violen las normas, ya que ellos son los primeros que deben dar ejemplo y estar comprometidos con las leyes y los acuerdos sociales.

El estudio del BID encontró que en los contextos donde hay una mayor confianza el término isonomía, que es la igualdad ante la ley de los ciudadanos, se cumple en mayor medida, a diferencia de lo que ocurre en Latinoamérica y el Caribe.

No en vano en Colombia la institución en la que menos confían los colombianos es el Congreso de la República, según la Cuarta Medición de Capital Social. Esta medición halló que los ciudadanos perciben que algunos congresistas no rinden cuentas a su electorado, se aprovechan de su posición para tener privilegios y se saltan las leyes y normas para su conveniencia.

Cuando hay más confianza, las empresas funcionan mejor

Según el BID, cuando existe confianza “las empresas invierten en innovación esperando que los gobiernos no impongan impuestos confiscatorios si la innovación tiene éxito; los empleadores pagan a los trabajadores incluso cuando  no  pueden  estar  completamente  seguros  del  esfuerzo  de  los mismos,  y  los  trabajadores  se  esfuerzan  en  su  labor  suponiendo  que  se les  remunerará;  los  compradores  se  fían  de  los  vendedores  para  que  les suministren  bienes  y  servicios  de  calidad,  que  los  vendedores  entregan hoy  esperando  que  se  les  pague  en  el  futuro”.

En un ámbito de desconfianza como el que predomina en Colombia las partes intentan blindar sus inversiones, por lo que se crean mecanismos y procesos para evitar estafas o corrupción. Ejemplos de ello son los trámites notariales y la gran cantidad de trámites burocráticos que debe realizar quien quiera emplearse en el sector público para demostrar que es un ciudadano de bien. Estos trámites no siempre son efectivos en la lucha anticorrupción y, en cambio, hacen que los procesos sean más demorados y obligan a tomar decisiones considerando más variables. Esto, a su vez, termina elevando los costos de transacción y conduce a una pérdida de competitividad y eficiencia de la sociedad en general y, en últimas, afecta el desarrollo del país.

La desconfianza afecta negativamente el pago de impuestos

El BID encontró una correlación directa entre la falta de confianza y la baja recaudación tributaria, siendo Latinoamérica y el Caribe una de las regiones del mundo donde más los ciudadanos tienden a evadir impuestos, pero a su vez, esperan que los Gobiernos solucionen sus problemáticas por medio de subsidios y ayudas de dinero efectivo.

En Colombia solo 4 de cada 100 ciudadanos confían en sus conciudadanos. Como en el resto de la región, esta falta de confianza afecta el recaudo de impuestos, pues muchos ciudadanos piensan que lo público es corrupto y que el dinero que tributan, o al menos parte de él, va a ser robado. Por lo tanto, no sienten como un acto de corrupción evadir sus obligaciones tributarias. Frases populares como “a robar al Gobierno” o el popular “cómo voy yo”, muestran que este tipo de comportamientos hacen parte de nuestra cultura.

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