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viernes, 19 de abril de 2024
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Gusanos complejos o Guardianes de la vida

Bioentorno

Silvana Mojica

Psicóloga y Magister en Comunicación Javeriana, Especialista en Mercadeo Estratégico del CESA. Presidente Ejecutiva de la Fundación Bioentorno y Gerente de More Química de Colombia.

En Colombia solemos vivir entre dos extremos que reflejan un dominio de nuestro cerebro reptilico sobre la capa cuarta del mismo, donde según la neurociencia reside la consciencia, aparentemente gobernados por los vestigios del sistema binario heredado de nuestros ancestros evolutivos cerebrales, las planarias.

Estos radicales parientes lejanos se caracterizan por responder ante los estímulos de la presencia de la luz o la sombra, haciendo parte fundamental de nuestra tendencia a dividir y segmentar la realidad en dos mediante comparación. Estamos programados para ver el mundo de esta primitiva forma, lo cual es visible en diversas culturas y sus creencias religiosas, que a pesar de ser distantes, coinciden en imaginar los orígenes de su creación asociándolos a la luz mientras que crean demonios en obscuridad y muerte. Esta simbología puede obedecer a la estructura misma de nuestro complejo y cerrado sistema de almacenamiento y análisis de información. En el fondo podría decirse que somos mamíferos evolucionados, descendientes de gusanos con cerebros binarios, de pensamiento primitivo dicotómico. Entonces adquiere sentido esa tendencia a creer que sólo nosotros tenemos la razón, a creernos buenos y rechazar lo diferente como malo.


Este tipo de pensamiento reina en los discursos políticos hegemónicos en Colombia, que suelen contraponer conceptos y mostrarlos como irreconciliables, izquierda o derecha, fascista o comunista, colono o nativo, cuando en realidad nuestra sangre es la prueba misma de la mezcla. Si apoyamos el desarrollo, que se destruya la naturaleza, si somos ambientalistas, que el hambre humana y el desempleo importen menos que la vida animal, y así nos desgastamos en discusiones bizantinas, que impiden abordar la inclusión de todos los puntos de vista como válidos y la articulación de esfuerzos como salida.

Le tomó a la Naturaleza millones de años desarrollar la preciada consciencia, exclusivo don del Homo Sapiens Sapiens, herramienta que podría servirle sólo a su especie o a la Vida en la Tierra, que al volverse consciente de sí misma, a través de los humanos, adquiriendo el conocimiento sobre sus patrones evolutivos y códigos genéticos, como espejo del Yo de la Creación, podría contribuir a mantener su equilibrio.

Ganó la Vida la capacidad de reflejarse y a su entorno, pudiendo analizarse críticamente, con el soberano privilegio de cuestionar, incluso, el sentido de las reglas de la naturaleza en la tierra.

Entonces, si tenemos en cuenta que más del 80% del tiempo estamos gobernados por nuestro cerebro reptilico de naturaleza egoísta, primitiva y con tendencia a la polarización, y al mismo tiempo, comprendemos que en ese 20% restante, que gobierna nuestra consciencia, reside la posibilidad de cuestionar los instintos, creando múltiples, complejas  y diversas perspectivas de la realidad, como producto del estimulo de nuevas redes neuronales; será posible salir del circulo de repetición que nos mantiene desde hace siglos tan cerca de los gusanos ancestrales?

Si el cerebro se estimula para hacer consciente lo inconsciente, si reconocemos que nuestras percepciones y su relación con los pensamientos, son producto de la programación durante la edad temprana, sabremos que es en la educación y el cambio de discursos donde reside la posibilidad de reconstrucción social. Es desde la educación que se transforman los pueblos en naciones, el conocimiento en sabiduría y el bienestar de todos en prioridad universal.


Únicamente cuestionando nuestro Egoísmo Especicista desde una Bioética Ecológica podremos dejar de ser Gusanos Complejos para convertirnos en Guardianes de la Vida. En esa dirección podría ser motivo de inspiración, recordar que en la Naturaleza, toda especie exitosa, como la humana ahora, se lleva posteriormente a la extinción, por la sobrepoblación y el consumo insostenible de los recursos. Pero nosotros, Naturaleza Hecha Consciencia, si podríamos romper su ciclo esta vez y tal vez otras más.