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sábado, 27 de diciembre de 2025
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Hay más de 30 plantas resistentes al Glifosato: Experta

Ana María Castro, investigadora de la Unisalle, explicó algunos de los argumentos por los que considera que el glifosato no debe asperjarse de forma aérea y que una agricultura sin este herbicida es posible.
Ana María Castro

A raíz de la controversia sobre las aspersiones aéreas con glifosato, hablamos con Ana María Castro, coordinadora de la línea de investigación en Agricultura Sustentable de la Unisalle, sobre el impacto de este herbicida en la agricultura, la seguridad alimentaria y el medio ambiente.

¿Qué es el glifosato?


El glifosato es un herbicida de amplio espectro. Esto quiere decir que no es selectivo, sino que afecta a muchos tipos de plantas: pastos, arbustos perennes, plantas de hojas anchas, etc. Se utiliza desde hace unos 50 años, aunque en Colombia desde hace un poco menos, para el control de especies arvenses [vegetales presentes en los ecosistemas agrícolas, que no son cultivos principales] en los sistemas agrícolas y forestales. En las zonas urbanas, se usa para el control de malezas en los jardines, calles y en los espacios con cementos. 

¿Cómo funciona el glifosato en términos biológicos?

El glifosato es de acción sistémica, lo que significa que las plantas lo absorben a través de sus tejidos. Lo que hace es inhibir la síntesis de aminoácidos aromáticos, unas proteínas que solo producen las plantas. Esta inhibición hace que la planta no pueda cumplir con sus funciones de crecimiento y muera. 

Usted ha sido crítica del uso de glifosato, ¿pero podría contarnos cuáles son los principales argumentos de los defensores de este herbicida?

Sí, claro. En primer lugar, la promesa del glifosato es que elimina la maleza y todo tipo de plantas que no son deseadas en un cultivo. Y, en efecto, sí lo logra. En segundo lugar, se cree, falsamente, que no hay nada más eficiente que este producto y que dejar de usarlo supone un aumento en los costos de producción y en la mano de obra. Por eso, los productores agrícolas y los tomadores de decisiones no han querido prescindir de él. 


Se sabe que no todas las formas de aplicación del glifosato tienen el mismo impacto. ¿Podría contarnos cuáles son más riesgosas para el medio ambiente?

Las formas de aplicación del glifosato dependen del objetivo. Así, si tenemos una pequeña parcela, seguramente el glifosato se aplicará de forma manual. En el mercado cada vez se encuentran sistemas de aspersión más sofisticados, en los que se regula la cantidad de glifosato. Pero, si tenemos territorios amplios o de difícil acceso, la forma de aplicación es a través de la aspersión aérea. 

Desde mi punto de vista, todas las formas de aplicación son riesgosas para el medio ambiente porque el glifosato, además de incorporarse a través de los tejidos a las plantas, se queda en el medio de manera residual. En este sentido, aunque no mate a todas las plantas, permanece en pequeñas dosis en algunas. Y el problema de esto, que ya se ha evidenciado, es que las plantas que no mueren empiezan a generar resistencia al herbicida. 

El fenómeno de resistencia al glifosato se aceleró con la incorporación de transgénicos a la agricultura. De hecho, actualmente, se sabe que hay más de 30 plantas resistentes, que encapsulan la molécula del glifosato o que generan reparación del daño, como el amaranto.

Lo más peligroso es que, como hay plantas resistentes, el productor requiere de una cantidad mayor del herbicida para controlar las malezas. En la mayoría de estudios que analizan el comportamiento del glifosato en una misma área de cultivo se encuentra que, a medida que se aplica el glifosato, se van requiriendo mayores dosis. 

Por otra parte, como el glifosato inhibe la producción de los aminoácidos aromáticos —unas proteínas que solo están en las células vegetales— se creyó, en principio, que el glifosato no afectaba las células animales. Sin embargo, se han venido desarrollando, desde hace más de 20 años, un sinfín de investigaciones que evidencian que el glifosato altera la estructura de las células animales y su ADN. 

¿Cuáles pueden ser las consecuencias del glifosato para los ecosistemas?


  1. El glifosato reduce la biodiversidad y simplifica los ecosistemas. Como es un herbicida que se usa normalmente para controlar las malezas en monocultivos, contribuye a la reducción de la biodiversidad de flora. 
  2. El glifosato se dispersa fácilmente y afecta los territorios cercanos a las zonas de aplicación, la vegetación acuática y las fuentes hídricas. Este herbicida se dispersa muy fácilmente a través del aire y del agua. Cuando se aplica a través de drones o avionetas —es decir, por aspersión aérea—, las partículas viajan a parcelas cercanas y terminan en territorios donde no se ha aplicado. Lo mismo ocurre con el agua: el glifosato llega a las fuentes hídricas, afecta la vegetación acuática y se dispersa hacia otros espacios.
  3. El glifosato afecta indirectamente la fauna. Aunque el contacto no sea directo, el glifosato llega a través del agua y la lixiviación de los suelos a la fauna. 
  4. El glifosato afecta los suelos. La aplicación de este herbicida disminuye las poblaciones de microorganismos en los suelos.

En su concepto, ¿cuáles son los efectos del glifosato sobre la producción de alimentos?

Si lo vemos de una forma simplista, el glifosato funciona, pues reduce las malezas y arvenses, que generalmente compiten con los cultivos y disminuyen su producción. Para una producción alimentaria basada en el monocultivo, sí, claro que funciona.

Sin embargo, aquí debemos tener en cuenta dos cosas. La primera es que no todas las arvenses generan competencias: hay algunas que atraen insectos controladores de plagas y hay otras que mantienen vivas las comunidades de la rizósfera [zona del suelo cercana a las raíces de las plantas, en donde se desarrolla la vida microbiana]. El glifosato interrumpe y desequilibra todo este ciclo. Y, además, favorece la producción de monocultivos. Nosotros podríamos dejarlo de lado si tuviéramos otras formas de producción. 

La segunda es que, como hay varias plantas que generan resistencia al glifosato, a medida que se aplica este herbicida se van requiriendo mayores dosis. Esto significa que los alimentos que comemos cada vez están más cargados de químicos.

Desde su punto de vista, ¿cuáles son los efectos en la salud de las poblaciones expuestas al glifosato? 

El contacto con glifosato causa problemas a corto y largo plazo. A corto plazo, genera intoxicación en las personas que tienen contacto directo con esta sustancia, como las que hacen las aplicaciones manuales y la mezcla. Es decir, da mareos, náuseas, problemas respiratorios, aumento de la presión sanguínea, irritación en la piel y mucosas. A largo plazo los efectos se asocian con la formación de linfomas y cáncer de riñón. 

En todo el mundo, incluyendo Colombia, se reportan estos casos. Los estudios sobre los efectos del glifosato en la salud de las poblaciones son múltiples. No se hacen en personas, por cuestiones éticas y también porque tomaría mucho tiempo ver los efectos a largo plazo, sino sobre organismos con tasas de crecimiento celular más rápidas. 


¿Qué explica que el glifosato, con todos estos riesgos, sea el herbicida más vendido y usado en el mundo?

Aunque las inquietudes y reservas sobre el glifosato son múltiples en todos los sectores, y mucho más en el académico, mi apreciación es que la importancia comercial y su fácil acceso hace difícil dejarlo de lado y dificulta la divulgación de sus efectos negativos.

Adicionalmente, la forma de producción de alimentos basada en la Revolución Verde*, en la que se cultiva de forma masiva un solo producto, plantea la necesidad de acabar con las arvenses y malezas, sin tener en cuenta ninguna de sus posibles ventajas, como el control de plagas. Bajo esta mirada, el glifosato aparece como un producto esencial en las labores agrícolas, pues soluciona todos los problemas relacionados con las arvenses y las malezas, que “compiten con los cultivos y reducen la producción”. Lo pongo entre comillas porque no todas hacen esto. 

¿Existe algún tipo de herbicida que no genere tantos efectos negativos sobre los ecosistemas, los alimentos y las poblaciones?

Más que buscar otro herbicida, lo que creo es que debemos cambiar la mentalidad de que los espacios de cultivos deben estar 100% libres de arvenses. Lo segundo es que debemos empezar a conocer las arvenses benéficas para los cultivos. Y lo tercero es buscar alternativas. Existen muchas estrategias de manejo, como las coberturas de los suelos, que reducen la aparición de las arvenses que no queremos. Cultivar ciertos alimentos, mientras crece el cultivo principal, también funciona, porque mantiene el suelo ocupado y evita que crezcan plantas que no deseamos.

En aras de transitar hacia una agricultura más sustentable, ¿podría contarnos qué modelo de producción y qué sistema alimentario deberían empezarse a adoptar?

Esta pregunta tiene mucho de fondo, pero te voy a responder a rasgos generales. Yo creo que nosotros debemos apostarle a una agricultura ecológica, que se base en entender el funcionamiento de cada ecosistema y que busque soluciones locales a los problemas de producción. En esta, deben tenerse en cuenta las prioridades de quienes consumen los alimentos, las posibilidades de los productores y la “biogeodiversidad”, que consiste en hacer los análisis a escala local y no global. 


Hace poco la Corte Constitucional frenó la aspersión aérea de glifosato para la erradicación de cultivos ilícitos. ¿Cuál es su lectura de esta decisión?

Lo recibo con mucho entusiasmo. La voluntad política es muy importante para garantizar los derechos de los campesinos, y de todos nosotros, a tener un entorno sano, a producir alimentos sanos y a consumir alimentos no contaminados. Además, es una decisión que está en línea con los compromisos ambientales que todos nosotros debemos asumir.