Immanuel Kant: ciencia y filosofía | Más Colombia
sábado, 27 de diciembre de 2025
Inicio  »  Columnistas  »  Immanuel Kant: ciencia y filosofía

Immanuel Kant: ciencia y filosofía

Guillermo Guevara Pardo, Columnista, Guillermo Guevara

Guillermo Guevara Pardo

Licenciado en Ciencias de la Educación (especialidad biología) de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, odontólogo de la Universidad Nacional de Colombia y divulgador científico.

En este 2024 se cumplen 300 años del nacimiento de Immanuel Kant. Su trabajo filosófico abarcó diversos campos: ciencia, derecho, religión, política, historia, moral y epistemología. 

En la Universidad de Königsberg, donde ingresó a los 16 años, se puso en contacto con la física de Newton. El científico inglés unificó la mecánica de los cuerpos celestes y los terrestres: una misma ley explica la caída de una manzana y el movimiento de un cometa.


Pero el universo newtoniano es inmutable. Kant empezó a resquebrajar esa imagen del mundo cuando propuso la hipótesis nebular para explicar el origen del sistema solar; consideraba además que, así como la Vía Láctea, debían existir otros “universos aislados”.

Le puede interesar: Suecia vuelve a los libros en 2024: salen los computadores del salón para mejorar la comprensión lectora

Pensadores contemporáneos del filósofo prusiano planteaban que nuestra galaxia hacía parte de un cosmos de naturaleza moral en cuyo centro se alojaba una fuerza vital de carácter espiritual. 

Kant rechazó tamaña especulación y propuso que el Sol y los planetas que lo rodean se originaron por la condensación de una fina materia primordial, idea que básicamente permanece como correcta.

La genial premonición kantiana sobre la existencia de otros “universos” fue demostrada en 1924, cuando el astrónomo norteamericano, Edwin Hubble, descubrió que la nebulosa de Andrómeda era una galaxia situada más allá de la Vía Láctea. Todo este trabajo científico-filosófico lo desarrolló Kant durante el llamado periodo precrítico, animado por su interés por la física de Newton.

Un filósofo materialista del calibre de Federico Engels valoró altamente tales concepciones, entre otras cosas, porque la creencia en el misterioso y sobrenatural impulso inicial quedaba completamente eliminada: el sistema solar era algo que había ido formándose en el tiempo y, por lo tanto, tenía historia. La idea implicaba que todo lo que existía debía ser el producto de un proceso histórico. 


Estos planteamientos le valieron a Kant el reproche de Federico Guillermo II, monarca que llevó sus ejércitos contra la revolución francesa, pues el filósofo estaba “distorsionando, despreciando muchas de las enseñanzas básicas de las Sagradas Escrituras” y lo amenazó con que él mismo iba a “vindicarlas concienzudamente”.

Inicialmente Kant concibió el espacio y el tiempo como formas objetivas de la existencia de la materia y a esta como la fuente de nuestros conocimientos: 

“Creo poder decir sin osadía: denme materia y mostraré cómo puede originarse el mundo. Pues dada la materia dotada de una fuerza de atracción, no es difícil determinar las causas que contribuyeron a la formación de los cuerpos celestes. 

Se sabe lo que se necesita para que un cuerpo obtenga una forma esférica, para que las esferas que flotan libremente adopten un movimiento circular en torno a un punto que las atrae… todo puede explicarse por simples causas mecánicas…”.

Sobre estos planteamientos Carl Sagan apuntó: “…se considera generalmente que el papel de Kant en la historia de la Filosofía es magistral, pero nos preguntamos si hubiese sido más efectivo a largo plazo haber continuado dedicándose a la notable labor científica de su juventud y haber dejado la metafísica para los demás”.

El llamado periodo crítico se abre con la publicación de Crítica de la razón pura, donde Kant plantea el principio básico de su pensamiento filosófico: la imposibilidad de conocer la “cosa en sí”, a pesar de admitir su existencia. 

Si las “cosas en sí” son por principio incognoscibles, entonces la naturaleza es construida por la conciencia y no existe independientemente de ella; según este planteamiento, el sujeto adquiere la categoría de configurador de la realidad. 


La ciencia permite transformar “la cosa en sí” en “cosa para nosotros”: entre los miles de genes que constituyen el genoma humano existen los llamados oncogenes, cuyo descubrimiento permitió avanzar en el conocimiento de los mecanismos moleculares que subyacen al cáncer, conocimiento que ha servido para mejorar la salud de las personas. 

Los avances científicos y sus aplicaciones tecnológicas terminan desmintiendo la esencia de la filosofía kantiana.