Juventud y Ambiente no son prioridad en Leticia

Kevin Murillo
Representante en la Plataforma Departamental Juvenil de Leticia y miembro de Defendamos Nuestra Amazonía.
Desde el 1 de enero de 2024, cuando el Alcalde Elquin Uní se posesionó, la juventud y el ambiente han sido protagonistas recurrentes en los discursos rimbombantes. Se habla de su importancia estratégica, de su potencial transformador y de cómo son el eje del futuro de Leticia. Sin embargo, al mirar las cifras del presupuesto y las acciones concretas, queda claro que todo se reduce a palabras vacías. Decir que no son prioridades de la administración no es una opinión, es un hecho probado.
El sector ambiental cuenta con apenas alrededor de 554 millones de pesos, luego de una adición presupuestal, el cual es un monto insuficiente para enfrentar la deforestación, la pérdida de biodiversidad, el deterioro de los humedales urbanos y la contaminación creciente.
Mientras tanto, el programa de juventud recibe apenas 41 millones de pesos al año, un monto simbólico que no alcanza ni para garantizar la operación mínima de espacios de participación, mucho menos para financiar proyectos que mejoren la educación, el empleo o el liderazgo juvenil. Sumado además, a que, según el informe de la rendición de cuentas presentado, en éste último habían ejecutado apenas el 1.97% del presupuesto hasta hace unos meses.
Si estos sectores fueran verdaderamente prioritarios, contarían con presupuestos robustos, acordes a la magnitud de los retos y a la importancia de proteger la riqueza ambiental del Amazonas y de garantizar derechos a las nuevas generaciones. Pero la realidad es otra, y la administración ha reducido la juventud y el ambiente a un par de frases en los discursos oficiales y a cifras decorativas en el presupuesto municipal.
Jóvenes ignorados, ambiente abandonado
Lo más preocupante es que esta falta de inversión se combina con una actitud institucional que refuerza la sensación de que a los jóvenes no se les toma en serio. Desde hace años, la juventud de Leticia viene alzando la voz, exigiendo espacios de participación con incidencia real y políticas públicas serias. Sin embargo, cada crítica se topa con la indiferencia o con respuestas superficiales que no resuelven nada de fondo. La administración maquilla informes para rendiciones de cuentas o para los entes de control, con actividades que de fondo muy poco, antes que escuchar y atender de manera seria a las y los jóvenes de la ciudad.
Con el ambiente ocurre algo similar. Las denuncias por deforestación, rellenos de humedales, contaminación de quebradas o tráfico de fauna silvestre se quedan en trámites burocráticos y en manos de entidades como la Inspección de Policía, que no tienen ni la voluntad ni la capacidad para garantizar justicia ambiental. Todo se queda en discursos y en acciones puntuales que sirven únicamente para ser mostradas en redes sociales como “logros” de gestión, cuando en realidad los problemas estructurales siguen intactos. La Alcaldía no cumple con el deber de proteger nuestros recursos naturales.
Así, ni los jóvenes ni la naturaleza tienen garantías reales. Lo que hay es un juego de apariencias que desgasta la confianza ciudadana y posterga las soluciones que tanto necesitamos. Y mientras pasa el tiempo, la situación se agrava y los humedales siguen siendo rellenados, destruidos, y los jóvenes continúan enfrentando un presente de incertidumbre. Lo anterior, agravado por escándalos de clientelismo en el Viceministerio de las Juventudes y los cambios antitécnicos en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Organización y movilización
Ante este panorama, no queda más que reconocer que la actual administración ha decidido darle la espalda a la juventud y al ambiente hasta el momento. Por eso, la respuesta debe ser colectiva. Los jóvenes y las organizaciones ambientales tenemos el deber de organizarnos, de articularnos y de exigir presupuestos decentes para estos sectores estratégicos.
Así pues, el Alcalde de Leticia y el Concejo Municipal, deberían tener en cuenta la situación, estar a la altura y para la próxima vigencia, aumentar estos presupuestos. Si es necesario movilizarnos en lo que resta del 2025 y durante el 2026, debemos hacerlo de manera amplia y democrática.
La juventud y el ambiente no pueden seguir siendo tratados como temas de segundo plano. El mensaje es claro y es que no queremos más discursos, queremos acciones; no queremos maquillaje en informes, queremos soluciones de fondo. Y lo vamos a exigir hasta que Leticia sea una ciudad donde juventud y ambiente sean respetados como pilares de desarrollo.
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