Las críticas al escenario Vive Claro en pleno barrio residencial, cerca de 2 hospitales y en una zona de importancia ecológica
Entre música y polémica, el escenario Vive Claro opera mientras avanzan varias investigaciones por presuntas irregularidades en su construcción y uso del terreno.

El escenario Vive Claro, estrenado hace poco en un área que hace parte del Plan Maestro del Parque Simón Bolívar, enfrenta cuestionamientos por supuestas irregularidades en su construcción y operación.
El recinto, con capacidad para más de 40.000 asistentes, fue desarrollado por OCESA Colombia en un lote arrendado a la Beneficencia de Cundinamarca, pero sectores políticos, ciudadanos y organizaciones ambientales cuestionan su legalidad y el impacto en el entorno.

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Denuncias y demandas rodean la operación del escenario Vive Claro por presuntas irregularidades.
Desde el Concejo de Bogotá, concejales como Quena Ribadeneira, Leandro Castellanos y Óscar Bastidas conformaron una comisión accidental para investigar si el escenario Vive Claro cumple con los permisos urbanísticos y ambientales exigidos por la ley, y lo propio se han cuestionado Congresistas como Jennifer Pedraza y Mafe Carrascal.
Según los cabildantes, las obras en el predio denominado Centro Bolivariano se iniciaron sin licencias de urbanismo ni de construcción. Un comunicado del Concejo señala lo siguiente:
- En febrero de 2024, residentes documentaron intervenciones no autorizadas, como desmonte, excavación y pavimentación.
- Aunque OCESA cuenta con concepto de uso del suelo, este no equivale a una licencia urbanística.
- El proyecto no cuenta con la aprobación del Comité Director del Parque Simón Bolívar.
- Podría haber incumplimientos al Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y riesgos para un área de valor ecológico.
Además, un grupo de vecinos presentó dos Acciones Populares para suspender las actividades del escenario Vive Claro. La demanda argumenta que el contrato entre OCESA y la Beneficencia de Cundinamarca eludió los procesos de licitación exigidos por la Ley 80 de 1993 y la Ley 1508 de 2012, otorgando a la empresa el uso exclusivo de 249.000 metros cuadrados durante cinco años, con derecho a subarriendo y construcción de estructuras.
El Vive Claro queda cerca de dos hospitales
Otra de las razones por las que el escenario de conciertos ha sido criticado consiste en que está ubicado cerca de dos hospitales: el Hospital Universitario Nacional de Colombia y el Hospital Central de la Policía Nacional de Bogotá.

Los detractores del proyecto afirman que el ruido que producen los conciertos tiene un efecto negativo en los pacientes, quienes requieren un ambiente tranquilo para su recuperación.
Preocupación por el escenario Vive Claro en espacio con flora y fauna nativa
El terreno del escenario Vive Claro forma parte de un área de 30 hectáreas conocida como Centro Bolivariano, dentro del Parque Metropolitano Simón Bolívar.
Organizaciones ambientales y vecinos han advertido que allí existió el antiguo Pantano del Salitre y que aún alberga flora y fauna propias de un humedal, por lo que consideran que el nuevo POT, al permitir intervenciones urbanísticas, pone en riesgo un “pulmón verde” en el centro de Bogotá.
La oposición a estos desarrollos no es nueva. Desde 2013, muchos ciudadanos, entre ellos Eduardo Prieto, veedor ciudadano, líder social y ambiental, fundador y presidente de Asovecinos de la localidad de Teusaquillo, han protestado contra planes de urbanización en la zona, alegando que se trata de un espacio de la estructura ecológica principal de la ciudad que debe conservarse como patrimonio ambiental.
“La necesidad de un escenario para eventos masivos, la cultura o la generación de empleo no justifican destruir el pulmón central de la ciudad, que hace parte de la Estructura Ecológica Principal. Los daños a la fauna, la flora y los ecosistemas que Bogotá ha preservado por décadas son irreparables e irreversibles.
Si los grandes conciertos generan enormes ganancias, que sus promotores construyan escenarios adecuados, con licencias y permisos, en lugares que no afecten barrios residenciales, hospitales ni zonas ambientales protegidas”, asegura Eduardo Prieto.

El escenario Vive Claro no habría cumplido con la norma de sismorresistencia (NSR-10)
Además, el escenario Vive Claro, al ser catalogado como una estructura “temporal”, no habría tramitado la licencia de construcción, un permiso obligatorio para edificaciones que garantiza que el proyecto cumple con el Reglamento Colombiano de Construcción Sismo Resistente (NSR-10).
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No obstante, por su tamaño, la capacidad para albergar nada menos que 40.000 personas y la posibilidad de que la obra permanezca instalada por un período prolongado, la Sociedad Colombiana de Ingenieros ha dicho que el escenario debe someterse a los mismos requisitos que una construcción permanente, incluida la obtención de la licencia de construcción, para asegurar su solidez y prevenir riesgos para el público.
“Según la escasa información técnica disponible al público, el proyecto ha sido presentado como una estructura temporal, por lo que no habría requerido una licencia formal de construcción ni la aprobación correspondiente bajo el Reglamento Colombiano de Construcción Sismo Resistente (NSR-10).
Sin embargo, debido a su escala, al alto nivel de ocupación previsto y a su posible permanencia en el tiempo, resulta fundamental verificar si los procesos de diseño, revisión y supervisión técnica cumplen efectivamente con lo establecido en la Ley 400 de 1997 y en la normativa nacional vigente”, puede leerse en el comunicado de la Sociedad Colombiana de Ingenieros.
Los argumentos de la empresa OCESA
Ahora bien, OCESA, promotora del escenario Vive Claro, sostiene que no existe intervención urbanística que requiera licencias, ya que las estructuras instaladas son “no convencionales”, temporales y desmontables.
La directora ejecutiva de OCESA en Colombia, Luz Ángela Castro, señaló que el terreno es un bien fiscal destinado a uso Público por hacer parte del Plan Maestro Parque Simón Bolívar, mediante la ley 31 de 1979 y sus Decretos Reglamentarios con Fuerza de Ley aún vigentes y que, como tal, no requiere autorización previa para las adecuaciones realizadas.
La compañía asegura que el 75% del área se mantendrá como zona verde, mientras que el 25% restante será de superficie dura para soportar estructuras temporales. También señala que cada evento contará con permisos específicos del Sistema Único de Gestión de Aglomeraciones (SUGA) del Distrito, que evalúa aforo, evacuación y medidas de seguridad.
En cuanto al impacto ambiental, OCESA afirma que la Secretaría Distrital de Ambiente determinó que el predio no es un humedal, aunque sí hizo recomendaciones para preservar su conectividad ecológica.
No obstante, no existen aún estudios concluyentes (biológicos, hidráulicos, hidrológicos, geológicos, ni ecológicos requeridos, entre otros) para certificar si el terreno es cuestión es o no un humedal; la empresa se basa en un informe basado en una visita ocular de 2013, el cual afirma que “posiblemente no es humedal”, sin ningún estudio verificable.

Por ahora, ¿los vecinos no tienen más remedio que escuchar conciertos?
Mientras avanza la acción popular y continúan las investigaciones en el Concejo, el escenario Vive Claro mantiene su agenda de conciertos internacionales. Entre los artistas confirmados se encuentran Green Day, Shakira y My Chemical Romance, lo que mantendrá el lugar en el foco mediático y ciudadano.
El debate gira en torno a la compatibilidad de un espacio de alta concentración de público en una zona de relevancia ambiental y sobre el cumplimiento de los procesos legales de contratación y licenciamiento.
Por ahora, la infraestructura sigue operativa, pero las decisiones judiciales y administrativas en curso podrían modificar su funcionamiento en el corto o mediano plazo.
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