«Los balones de Colombia podrían liderar el mercado de América Latina»
Los 70: la época del oro para los balones
Según Édgar Ladino, director del Museo del Balón de Monguí, la producción de balones en Monguí se dio gracias a su abuelo, el soldado Froilán Ladino Agudelo, quien prestó su servicio militar en la frontera Colombia-Perú. En uno de sus viajes a Manaos, Brasil, Ladino Agudelo conoció el proceso para fabricar balones artesanales. Y, tras su regreso a Colombia, en 1934, aprendió a curtir cueros, consiguió las vejigas de cerdo con las que se hinchaban los balones y les enseñó a coserlos a 12 personas, quienes más tarde fueron conocidos como ‘Los 12 Apóstoles’.
Para Édgar Ladino, el logro más importante de su abuelo fue la construcción de las herramientas necesarias para la producción de balones. «Mi abuelo elaboró su propia troqueladora para cortar las piezas, su propio compresor y los moldes para darle la redondez al balón. Es por eso que la industria del balón en Colombia le debe mucho».
Así fue cómo, en 1938, se registró el primer balón, de marca Libertad, ante el Ministerio de Economía Nacional. El negocio creció a tal punto que, en 1970, recibió la condecoración a la mejor industria pequeña de Boyacá e incluso su dueño llegó a emplear a más de 1,000 personas. Según cuenta su nieto, el taller de Froilán Ladino duró apenas cinco años, por las disputas entre liberales y conservadores. Luego, este abandonó el pueblo y se radicó por un tiempo en Sogamoso y finalmente en Bogotá. Su hermano, sin embargo, quedó a cargo del negocio y, con este, de la tradición.

Créditos: Édgar Ladino, director del Museo del Balón de Monguí
La partida de Froilán Ladino a Bogotá, contrario a lo que se esperaba, señaló su nieto, Edgar Ladino, produjo mejoras notables en el proceso de fabricación de los balones. Con un contacto en la capital, fue posible sustituir las vejigas de cerdo por neumáticos, con los que era posible lograr un mejor cosido y darle una mayor firmeza a los balones.
El declive de los balones artesanales y el auge de los balones vulcanizados
Hijos, primos y nietos, tanto de Froilán Ladino como de Los 12 Apóstoles, se han dedicado desde entonces a la fabricación de balones. “Nosotros todavía conservamos esta tradición. La característica de esos balones es que estaban hechos a base de cuero y eran cosidos a mano. Después del Mundial de 1950, el proceso de producción cambió gracias a la introducción de la válvula de aire, que permitió eliminar la costura más gruesa y, con esto, hacer balones más lisos.

En el Mundial de Fútbol de 1974 se introdujeron los primeros materiales sintéticos y el proceso de vulcanización que cambiaría de forma permanente la fabricación de balones, pues con estos el cuero y el cosido a mano dejarían de ser rentables. La vulcanización consiste en calentar el caucho crudo u otros materiales sintéticos en presencia de azufre. Los balones vulcanizados, a diferencia de los de cuero, no absorben agua; así, en caso de que llueva, no se vuelven más pesados y, en esa medida, no tienen el riesgo de lastimar a los jugadores que reciban su impacto.
Édgar Ladino explicó que, «mientras una persona puede coser a mano dos o tres balones al día, el proceso de vulcanización permite hacer 70. Esto no solo redujo el tiempo de fabricación, sino también los precios y los empleos». La introducción del proceso de vulcanizado en Monguí hizo rentable el negocio y capturó el interés de varias personas. En las décadas de los 90 y los 2000, pasó de haber 3 talleres a más de 30 empresas en Monguí. A nivel nacional ocurrió lo mismo: actualmente hay más de 60 fábricas en el país, en Barranquilla, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cúcuta, Bogotá, etc. Aunque por mucho tiempo ambos procesos convivieron, con el tiempo resultó insostenible seguir produciendo balones cosidos. Sin embargo, hay quienes, como los Ladino, aún conservan la tradición.
La llegada de los balones importados
La importación masiva de balones desde China y Pakistán es uno de los grandes problemas para los productores colombianos. Pakistán es el país del mundo que produce más balones. En el mundial pasado, fabricó más de 40 millones de unidades, es decir, el 42% de la producción mundial, afirmó Édgar Ladino. Esto ha afectado enormemente la producción nacional, pues «se puede conseguir un balón en San Andresito a $12.000, e incluso menos, cuando a nosotros nos cuesta $18,000 elaborarlo».
En esto coincide Andrea Neita, administradora de Arcueros de Monguí, una empresa familiar que fabrica balones para todos los deportes y otros productos a base de cueros desde hace 10 años y que actualmente emplea a 25 personas. «Para que los productores nacionales podamos enfrentar la competencia, hay que subirles los aranceles a las importaciones, especialmente chinas. Por ahora nosotros no hemos recibido casi ninguna ayuda del Gobierno. Desde hace un tiempo nos afiliamos a Boyacá Exporta, un programa de la Gobernación, y a Fábricas de Internacionalización, una iniciativa liderada por ProColombia. Esto nos ha permitido exportar a Ecuador y Bolivia, y estamos intentando llevar nuestra mercancía a México», afirmó Neita.
«Los balones de Colombia podrían liderar el mercado en América Latina»
A nivel tecnológico, explicó Edgar Ladino, Colombia tiene ventajas con respecto a otros países de la región, como Argentina, Uruguay, México y Brasil. Desde hace un tiempo, se han empezado a importar materias primas, como el poliuretano, el látex y el neumático de butilo, y tecnología, como enrolladoras, troqueladoras, vulcanizadoras e impresoras de Corea del Sur. Estas han permitido incrementar la productividad de varias empresas. «Hay procesos de producción tan buenos en Colombia que se pueden vulcanizar 15 balones en 3 minutos y enrollar 7 en el mismo tiempo. De hecho, este año se empezaron a fabricar balones profesionales», afirmó Edgar Ladino.
Por ejemplo, «el balón Penalty con el que se juega el Campeonato Nacional de Brasil y el Voit, que siempre ha sido el balón oficial de la Primera División de México, provienen de allá. En cambio, el balón con el que se juegan los partidos de la liga profesional de fútbol colombiano es Golty, una marca nacional», señaló.
En la misma línea, Neita señaló que «lo que necesitamos los fabricantes colombianos para sacar todo este potencial es que les suban los aranceles a las importaciones chinas y pakistaníes de balones y que podamos traer aquí algunas materias primas que no se encuentran en Colombia a bajo costo». Esto, a su juicio, no sería muy problemático, pues casi el 90% de los insumos que usan en la producción de balones son nacionales.