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Polémica en Santander por prohibición de alimentar animales en la Gobernación

La orden de no alimentar animales en la sede de la Gobernación, impartida por el gobernador Juvenal Díaz Mateus, provocó rechazo ciudadano y encendió la polémica en Santander.

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En Santander crece la molestia tras la expedición de la circular 008, firmada por la dirección de Recursos Físicos y respaldada por el gobernador Juvenal Díaz Mateus, en la que se prohíbe alimentar animales en condición de abandono dentro de las instalaciones de la Gobernación. La medida incluye tanto a los gatos que habitan en el edificio como a las palomas que frecuentan la zona.

La decisión ha desatado rechazo de activistas, ciudadanos y del Concejo de Bucaramanga, que radicó acciones legales en la Procuraduría y en la Inspección de Policía. Los opositores califican la prohibición como “inhumana” y contraria a normas nacionales que obligan al Estado a actuar solidariamente con los animales abandonados.

Juvenal Díaz Mateus, exgobernador de Santander

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¿Qué establece la circular emitida por Juvenal Díaz?

El documento ordena a funcionarios y visitantes abstenerse de alimentar animales dentro de los inmuebles donde funcionan las dependencias de la administración departamental. La justificación del gobernador señala que la presencia de platos con comida ha generado la llegada de roedores, lo cual motivó la restricción.

Además, se menciona que se ha intentado “erradicar” a cerca de 40 gatos, lo que intensificó la indignación ciudadana. Para críticos de la medida, hablar de erradicación refleja un enfoque violento y alejado de las políticas de bienestar animal.

El concejal de Bucaramanga Camilo Machado advirtió que la prohibición desconoce leyes vigentes como la Ley 17 de 1974 y la Ley 1774, conocida como Ley Ángel, que reconocen a los animales como seres sintientes. Según él, lo correcto sería promover campañas de vacunación, esterilización, adopción y alimentación responsable.

Reacciones y cuestionamientos

La circular ha provocado una ola de mensajes en redes sociales y comunicados públicos en los que se cuestiona la decisión de impedir alimentar animales. Para los críticos, la gobernación desconoce su obligación de garantizar condiciones mínimas de bienestar.

Andrea Padilla, senadora y defensora de los derechos animales, expresó que impedir que terceros alimenten a criaturas en condición de abandono carece de humanidad y podría configurarse como una acción ilegal. En sus palabras, hablar de “erradicar” gatos transmite una idea de exterminio y no de control sanitario.

Andrea Padilla, senadora

Acciones legales en curso

Frente a la falta de pronunciamiento oficial del gobernador, desde el Concejo Municipal se interpusieron dos procesos, una denuncia disciplinaria ante la Procuraduría General de la Nación contra los funcionarios responsables de la circular y otra acción ante la Inspección de Policía de Bucaramanga para dejar sin efecto la medida.

De momento no se han conocido decisiones sobre estas solicitudes, pero el tema sigue en debate público y político en la región.

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Propuestas desde el Concejo

El concejal Machado y otros líderes locales han planteado alternativas para enfrentar la presencia de gatos y palomas en las inmediaciones de la gobernación sin recurrir a medidas restrictivas. Entre ellas:

  • Implementar puntos de alimentación controlada.
  • Establecer un protocolo de esterilización y vacunación con apoyo de la Secretaría de Salud.
  • Promover campañas de adopción responsable para reducir la población callejera.
  • Reconocer que las palomas, históricamente aves domésticas, merecen protección y no persecución.

Estas propuestas buscan equilibrar las necesidades de salud pública con la obligación de brindar un trato digno a los animales en abandono.

La controversia en Bucaramanga

La controversia ocurre en pleno centro de Bucaramanga, cerca del parque García Rovira, un lugar donde desde hace años conviven palomas, gatos y perros en condición de calle. Allí, la práctica de alimentar animales ha sido habitual por parte de ciudadanos y voluntarios que consideran necesario mitigar el hambre de estas especies.

La decisión de prohibir esa práctica cambia de manera significativa la dinámica del sector y ha puesto sobre la mesa la discusión sobre cómo las autoridades deben manejar la presencia de fauna urbana.

Silencio institucional

Pese a las críticas y denuncias, la Gobernación de Santander no ha emitido hasta ahora un pronunciamiento oficial frente a la circular. La ausencia de respuestas aumenta la percepción de falta de diálogo con la ciudadanía y deja sin aclarar qué tratamiento se les dará a los animales que dependen de la ayuda de voluntarios.

La controversia sobre si es válido o no alimentar animales en espacios públicos se mantiene abierta. Para algunos sectores, es un acto de solidaridad básico; para otros, un riesgo de salubridad. Lo cierto es que la decisión ha puesto en el centro de la discusión el papel del Estado frente a los seres más vulnerables en las ciudades.

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