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sábado, 27 de diciembre de 2025
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Siguen cayendo los nacimientos en Colombia, mientras se acerca el fin del ‘bono demográfico’

La caída de los nacimientos en Colombia se profundizó en el primer semestre de 2023. El desbalance demográfico traerá graves consecuencias en el futuro.
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A diferencia de las expectativas de un baby boom posterior a la pandemia de Covid-19, que habría traído un aumento significativo en la tasa de natalidad después de la crisis económica y sanitaria, los nacimientos en Colombia continúan en descenso.

Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en el segundo trimestre de 2023 se registraron 126.520 nacimientos en Colombia, lo que representa una disminución del 7% con respecto al mismo período de 2020, cuando se registraron 141.454 nacimientos.


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Al ampliar el periodo a los meses que van de enero a julio de 2023, se tiene que hubo 297.756 nacimientos en Colombia, lo que representa una disminución del 10% con respecto al mismo período de 2022. 

“El número de nacimientos en Colombia ya está por debajo de 300.000”, alertó Piedad Urdinola, directora del DANE. La alta funcionaria señaló que esta caída confirma y acentúa la tendencia a la baja de la fecundidad en Colombia. 

Cabe recordar que la pandemia retrasó los embarazos y los nacimientos. Asimismo, la crisis económica hizo que muchas personas pospusieran la planificación familiar y los cambios en los estilos de vida han mermado el interés de muchos en tener en descendencia. 

Tendencia de la tasa de natalidad y fecundidad en América Latina después de la pandemia

La tasa de natalidad se refiere a la cantidad de nacimientos por cada 1.000 habitantes en un período específico, mientras que la tasa de fecundidad representa el promedio de hijos por mujer durante su vida reproductiva. Esta última se calcula dividiendo el número de nacimientos vivos por el número de mujeres en edad fértil.


La tasa de fertilidad es el número medio de hijos que tiene una mujer en un año determinado. Se calcula dividiendo el número de nacimientos vivos por el número de mujeres en edad fértil en ese año.

La tasa de natalidad en América Latina ha estado disminuyendo de manera constante en los últimos años, y la pandemia de Covid-19 aceleró la tendencia.

En cuanto a la tasa de fecundidad, los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) para la región muestran que esta cayó de 2,17 hijos por mujer, en 2019, a 2,03 hijos por mujer en 2022. Y, en 2023, se estima que sea de 1,9 hijos por mujer.

En diferentes países de América Latina se observan cifras ligeramente diferentes, de acuerdo con la CEPAL. 

Puerto Rico presenta la tasa más baja, con 1,3 hijos por mujer, seguida de cerca por Chile con 1,5 hijos por mujer. Brasil registra 1,6 hijos por mujer, mientras que Colombia y Argentina tienen tasas de 1,7 y 1,9 hijos por mujer, respectivamente.

La caída de la natalidad tiene implicaciones importantes para el futuro de la región, ya que una población más pequeña puede dificultar el crecimiento económico y el desarrollo social, a la par que plantea importantes desafíos al sostenimiento de los programas de seguridad social y protección de la vejez.

Esta tendencia, que se ha observado en todo el mundo, coincidirá en los próximos años con el fin del llamado “bono demográfico” en América Latina, lo que constituye una mala noticia para los países de la región. 


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América Latina se acerca al fin del bono demográfico 

Según la CEPAL, el bono demográfico es una etapa en la que la población en edad de trabajar supera a la población dependiente. Esto puede impulsar el desarrollo económico y social de un país, al haber más personas en capacidad de contribuir a la economía y a la sociedad.

El bono demográfico ocurre cuando la tasa de natalidad disminuye, con lo que hay menos niños y jóvenes, mientras que la población en edad de trabajar aumenta.

Según la misma organización, el bono demográfico en América Latina se inició en 1967 y continuará hasta 2029. Durante este período, se buscó fomentar el ahorro, las inversiones y el crecimiento económico de los países, aunque muchos de los países de la región no han logrado aprovechar plenamente esta situación ventajosa.

En Colombia, el bono demográfico comenzó en 2002 y se ha prolongado hasta la actualidad. Sin embargo, la tasa de natalidad ha estado disminuyendo en los últimos años, lo que indica que el bono demográfico está llegando a su fin.

El bono demográfico ha demostrado ser efectivo para el crecimiento económico, según estudios como los de Bloom, Canning y Sevilla. Estos estudios, enfocados en el sudeste asiático, revelan que una parte significativa del crecimiento sostenido en esa región se debe a la situación demográfica favorable que resultó de la reducción de la fecundidad.

No obstante, las investigaciones han resaltado que los beneficios potenciales que ofrece esta favorable situación demográfica a un país solo se pueden materializar a través de políticas públicas apropiadas. 


Estas políticas deben enfocarse en mejorar el acceso al empleo productivo para la fuerza laboral disponible y en fortalecer la inversión en el desarrollo de los trabajadores, lo que incluye el acceso al mercado laboral por parte de las mujeres.

Las dos caras de la disminución de los nacimientos en Colombia

La disminución de los nacimientos en Colombia tiene dos caras. Por un lado, y como lo explica Juan Camilo Pardo, analista económico de Corficolombiana, “las mujeres han ganado un mayor acceso a la educación y oportunidades profesionales, lo que a menudo lleva a que posterguen la maternidad para alcanzar sus metas educativas y laborales”.

Por otro lado, es importante tener en cuenta que la baja tasa de natalidad no solo está relacionada con factores individuales, como las decisiones de las mujeres sobre la maternidad, sino también con la desprotección del Estado y la falta de garantías en el acceso a derechos y bienestar social. 

Muchas familias, ante la falta de políticas de apoyo y la precariedad e inestabilidad laboral, se ven condicionadas a consolidar familias más pequeñas debido a la creciente carestía y a la falta de acceso a servicios de calidad, como la educación y la salud. 

Según los hallazgos del DANE para 2022, las razones principales por las que las colombianas no tienen hijos son la inseguridad económica (35%), la falta de apoyo social (25%) y el deseo de enfocarse en su desarrollo personal y profesional (20%).

Las dificultades macroeconómicas del país se traducen en una menor disposición para tener hijos y a un descenso en los nacimientos en Colombia, ya que las familias buscan asegurar una mejor calidad de vida para los pocos descendientes que deciden tener en un contexto de incertidumbre económica y social.

De mantenerse la tendencia, Colombia enfrentará grandes desafíos para mantener sus sistemas de seguridad social y producir la riqueza necesaria para avanzar en la modernización, llevar a cabo la transición energética, mejorar el acceso a derechos y financiar las políticas sociales.