Vía al Llano: el arreglo de 9.000 millones duró menos de 24 horas y ya tiene grietas
La reapertura de la Vía al Llano kilómetro 18 terminó en polémica. Tras una inversión de 9.000 millones de pesos, el pavimento presentó fallas inmediatas que obligaron a nuevas intervenciones de emergencia.

La celebración duró poco para el Gobierno Nacional y mucho menos para los transportadores. Apenas unas horas después de que la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas Mantilla, anunciara con orgullo la habilitación de dos carriles en el kilómetro 18 de la vía al Llano, la realidad del terreno superó el optimismo oficial.
Lo que se presentó como una solución para conectar nuevamente al centro del país con los Llanos Orientales, se transformó rápidamente en un escenario de críticas e incertidumbre. Los transportadores y usuarios de la vía reportaron grietas visibles en la capa asfáltica recién instalada, desatando una ola de indignación por la calidad de las obras entregadas.
Arreglo de la vía al Llano: ¿Inversión o despilfarro?
La molestia ciudadana no se hizo esperar. La premisa de «cumplirle a la comunidad» quedó en entredicho cuando, en menos de 24 horas, el pavimento comenzó a ceder. Las denuncias apuntan directamente a la gestión de los recursos públicos.
Según críticos de la gestión actual, la situación en la vía al Llano representa una pérdida patrimonial significativa. Se estima que la inversión para esta habilitación provisional superó los $9.000 millones. Ahora la pregunta es quién le va a responder al país por los dineros invertidos.
La indignación crece al contrastar el despliegue mediático de la reapertura con el resultado técnico. Mientras el Gobierno Petro y la cartera de transporte enfatizaban el logro de habilitar el paso, la infraestructura física fallaba.
Al parecer, existe una mayor preocupación por el «show mediático» que por ejecutar soluciones de ingeniería de fondo que garanticen la durabilidad de la vía.
La respuesta oficial ante el fallo
Ante la evidencia de las grietas y el desnivel en la carretera, las autoridades de tránsito salieron al paso para explicar lo sucedido. Tanto el Ministerio de Transporte como el Instituto Nacional de Vías (Invías) y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), atribuyeron el daño a un fenómeno geotécnico conocido como «asentamiento del pavimento».
Las entidades aseguraron que lo ocurrido en la vía al Llano era, hasta cierto punto, una «situación previsible». Argumentan que la habilitación actual corresponde a una fase provisional del servicio y no a la obra definitiva. Según el sector transporte, el diseño aplicado responde a necesidades inmediatas de movilidad, pero el terreno sigue siendo inestable.
Actualmente, equipos técnicos adelantan intervenciones de emergencia en el sector. El objetivo es monitorear la ladera y realizar los ajustes necesarios para no comprometer la seguridad de los viajeros, aunque esto implique pasos restringidos o nuevos cierres temporales para reparaciones.
Impacto económico y el fantasma del cierre
La inestabilidad en la vía al Llano revive el temor constante de los habitantes de la Orinoquía: el aislamiento. Cada hora de cierre o restricción en este corredor vial se traduce en pérdidas económicas millonarias para los sectores agrícola, turístico y de transporte de carga.
El interrogante que plantea la ciudadanía es claro: «¿Cuánto demorará el arreglo del arreglo?». La desconfianza radica en que, históricamente, las soluciones provisionales en esta vía tienden a extenderse por meses, afectando la cadena de suministro de alimentos hacia Bogotá y encareciendo los fletes.
Los veedores ciudadanos han señalado que todavía existen riesgos latentes en la zona del derrumbe. A pesar de que las autoridades piden «comprensión» mientras avanzan las labores de estabilización del talud, la paciencia de los gremios se agota al ver que los recursos se ejecutan sin resultados duraderos.
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Soluciones definitivas a largo plazo
El Gobierno ha indicado que la solución final para la Vía al Llano kilómetro 18 requerirá una ingeniería más compleja, similar a la utilizada en otros puntos críticos del corredor.
Se proyecta la instalación de una estructura con tubería de perforación petrolera. Esta técnica, que ya ha sido aplicada con éxito en el kilómetro 58 (otro punto neurálgico de la vía), busca generar un anclaje profundo que estabilice la montaña y evite que el movimiento de masa siga rompiendo la banca de la carretera.
Mientras esta obra definitiva llega, el monitoreo será permanente. Sin embargo, la percepción generalizada es que, al igual que en administraciones pasadas, el Cierre vía al Llano sigue siendo una amenaza constante y que los cambios prometidos en infraestructura aún no se materializan con la solidez requerida.
La fragilidad de la conexión con el Llano
La problemática de la vía Bogotá-Villavicencio no es nueva, pero sí cada vez más costosa. Este corredor es vital para la economía colombiana, pues conecta la despensa agrícola y ganadera del Meta con la capital.
La geología de la cordillera Oriental, sumada a las fuertes temporadas de lluvias y, en ocasiones, a fallas en la planificación de obras, convierten a este trayecto en uno de los más inestables del país. El caso de la Vía al Llano kilómetro 18 se suma a una larga lista de puntos críticos como el km 58, el km 64 y el sector de Guayabetal.
La recurrencia de estos daños pone sobre la mesa la necesidad de replantear no solo las intervenciones de emergencia, sino el trazado y la ingeniería de una vía que, década tras década, sigue colapsando ante la mirada de los gobiernos de turno y el bolsillo de los colombianos.
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