Leticia no necesita discursos, necesita río Amazonas

Andrés Pachón
Abogado investigador, magíster en Derecho Público con experiencia en litigio estratégico. Medio ambiente, derechos y desarrollo. Twitter: @AndresPachonTor
Lo más preocupante de Leticia, Amazonas, no es solo que esté en riesgo una isla. Es quedarse sin río. Y no es una exageración: desde 2007, investigadores de la Universidad Nacional y la Armada vienen advirtiendo que para el año 2030, Leticia podría quedar completamente aislada del río Amazonas, el más caudaloso del planeta.
El río Amazonas desaparece ante los ojos del Estado
La amenaza no es hipotética. Ya está ocurriendo. En 2024, el 90% del caudal del río frente a Leticia se secó durante tres meses. ¿La causa? El Amazonas, como todo sistema hídrico vivo, cambia su cauce. Pero lo alarmante es que el 80% del flujo ya se desvía hacia el brazo principal, mientras que en el brazo que pasa frente a Leticia los sedimentos se acumulan sin control.
Perder el río frente a Leticia no solo implicaría un golpe devastador a la economía, el turismo y el transporte fluvial, sino a la forma de vida y existencia de quienes habitan esta región. Leticia es anfibia: su gente se desplaza, come, vive y siente a través del agua. “El río no es solo un recurso, es un pariente”, y su desaparición sería como arrancarles una parte del alma.
La soberanía alimentaria también está en riesgo. Toda la pesca, incluyendo el Pirarucú, símbolo de la Amazonía, podrían escasear si el acceso al río continúa deteriorándose.
El comercio con Perú y Brasil se complicaría, y los precios subirían en una región ya golpeada por el abandono estatal y las dificultades de acceso propias de estar en la profundidad de la selva.
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La solución existe, pero los gobiernos han preferido ignorarla
Pero lo más frustrante es que la solución técnica existe: desde hace más de 15 años, se han planteado obras de dragado e ingeniería hidráulica que permitirían encauzar nuevamente el río por el brazo que pasa frente a Leticia. Sin embargo, ningún gobierno ha priorizado estas acciones. Ni uno solo.
Y mientras tanto, el gobierno actual prefiere el espectáculo político. En lugar de adelantar un proyecto binacional con Perú para preservar el Amazonas como un bien común compartido, el presidente Petro ha optado por discursos de confrontación, y sus seguidores no han dudado en tocar tambores de guerra. Un sinsentido en una región históricamente pacífica, intercultural y fraterna.
¿Soberanía para los discursos pero no para las acciones?
Sin duda el Perú no puede tomar decisiones unilaterales sobre cualquier isla en el río Amazonas, pues los tratados obligan a revisar estos asuntos en la mesa binacional. Tan importantes temas requieren diálogo, diplomacia, coordinación y respeto por los tratados internacionales y la soberanía de Colombia.
Ahora, si al presidente Petro le importara tanto la soberanía, hace rato hubiera cancelado el proyecto de construir una base transnacional de policía al servicio de Estados Unidos en Leticia. Y ya hubiera cancelado la base guardacostas de Gorgona, y no hubiera propuesto una OTAN Amazónica, ni habría vinculado nuestra Armada a la fuerza marítima combinada dirigida por Trump.
Tampoco hay que perder de vista que tanto el gobierno colombiano como el peruano son pro estadounidenses, están desprestigiados, no gozan de popularidad y aprovechan este asunto para hacer politiquería, populismo y crear distractores externos.
La Soberanía real implica infraestructura, acuerdos diplomáticos, participación de las comunidades. La Amazonía se cuida con ciencia, con inversión y con nuestra gente, no con soldados extranjeros.
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La situación del río Amazonas también pone en entredicho el discurso ambiental del gobierno. ¿De qué sirve hablar de justicia climática si no se garantiza el acceso al agua y al río? ¿De qué transición energética se habla, si no se cuida la cuenca hidrográfica más biodiversa del planeta? ¿De qué lucha climática estamos hablando si la deforestación en el Amazonas colombiano se incrementó 70% en el último año?
Hoy, Leticia necesita una acción decidida del gobierno nacional. No más aplazamientos ni promesas vacías. Se requiere con urgencia:
- Exigirle al gobierno del Perú que no tome decisiones unilateral sobre el río Amazonas y sus islas, y que cualquier iniciativa que tenga debe concertarse conforme a los tratados que regulan las relaciones fronterizas entre los dos países.
- Una mesa binacional de cooperación con Perú para tomar medidas efectivas.
- La ejecución de obras de dragado e infraestructura que permitan recuperar la afluencia del río que pasa frente a Leticia.
- Inversión en monitoreo hidrológico y participación activa de las comunidades ribereñas.
- Diálogo continuo con Perú y Brasil para tomar medidas que beneficien a toda la población de la triple frontera.
El gobierno de Colombia debe garantizar el acceso al río frente a Leticia, cancelar los intentos militares de potencias extranjeras de controlar nuestros recursos y territorio, y sentarse urgente a dialogar con el hermano país del Perú para que cualquier decisión que se tome sobre el río amazonas respete los tratados internacionales y la soberanía de Colombia sobre este pariente estratégico.
Leticia no necesita más discursos calculados para distraer y conseguir votos para el 2026. Necesita río. Y soluciones urgentes. ¡Defendamos nuestro Amazonas!
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