Día Nacional de la Memoria: 1 de cada 5 personas ha sido víctima del conflicto armado en Colombia
El Día Nacional por las Víctimas recuerda cada 9 de abril que la violencia no es un asunto del pasado. Las víctimas del conflicto armado en Colombia siguen enfrentando exclusión, abandono y nuevas formas de agresión, mientras la reparación integral sigue siendo una promesa sin cumplir.

Cada 9 de abril, se conmemora el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado en Colombia, una fecha establecida para recordar a los millones de ciudadanos y ciudadanas que han sufrido las consecuencias directas de una violencia prolongada.
A casi una década de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC, las cifras revelan que el conflicto armado en Colombia no ha cesado, y que las víctimas del conflicto armado continúan enfrentando exclusión, desprotección y olvido.

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Una de cada cinco personas en Colombia ha sido víctima del conflicto armado en Colombia
Según el informe final de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad (CEV), el número de víctimas del conflicto armado en Colombia asciende a cerca de diez millones de personas, lo que representa aproximadamente el 20 % de la población colombiana. De ese total:
- Más de 8 millones fueron víctimas de desplazamiento forzado.
- 450.000 personas fueron asesinadas.
- 121.000 están desaparecidas.
- 50.000 fueron secuestradas.
- 17.000 menores fueron reclutados forzosamente.
- 33.000 sufrieron violencia sexual.
Estos datos, aunque alarmantes, presentan un alto subregistro. El informe fue presentado hace tres años y no refleja las dinámicas actuales de violencia en varios territorios que igualmente, no deben ser muy alentadoras.

Víctimas del conflicto armado en Colombia siguen esperando reparación integral por parte del Estado
Las víctimas del conflicto armado en Colombia requieren de una reparación integral. Esta responsabilidad recae principalmente en el Estado colombiano, tanto en el nivel central como en los entes territoriales.
Gobernaciones y alcaldías deben implementar políticas efectivas de reparación, garantizar la verdad, la justicia y la no repetición, y asegurar la participación real de las víctimas en estos procesos. Cualquier forma de negacionismo institucional atenta contra los derechos adquiridos y la memoria histórica.
Por otra parte, contrario a lo que muchos creen, el conflicto armado en Colombia no terminó con el Acuerdo de Paz de 2016. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, en al menos 12 territorios del país persisten emergencias humanitarias por enfrentamientos armados. Esto demuestra que las víctimas siguen en aumento y que nuevos hechos de violencia siguen dejando cicatrices en comunidades históricamente afectadas.
Asimismo, la sociedad colombiana también tiene responsabilidades claras. Aceptar o justificar la violencia, revictimizar a quienes han sufrido, negar los hechos o relativizar el sufrimiento perpetúa el conflicto.
Por eso, el reconocimiento de las víctimas del conflicto armado en Colombia no debe limitarse a un acto simbólico anual, sino convertirse en una práctica constante de memoria, justicia y transformación ética.
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Reconocimientos sin garantías reales para las víctimas del conflicto
No obstante, durante esta jornada, diversas instituciones y organizaciones sociales realizaron actividades para honrar a las víctimas del conflicto armado en Colombia.
En Bogotá, el Concejo de la ciudad organizó el acto Enciendo una luz por la vida, encabezado por la concejala Ana Teresa Bernal. En este espacio se reconoció el sufrimiento de millones de colombianos y se reiteró el compromiso con una paz sostenible e incluyente.
La Unidad para las Víctimas también lideró eventos en la Plaza de Bolívar y en sus 20 sedes territoriales, con muestras de emprendimientos liderados por víctimas, presentaciones artísticas y actos simbólicos como el Campanazo por la Paz. Este último, desarrollado con apoyo de la Conferencia Episcopal, buscó hacer un llamado nacional a la reconciliación.

Sin justicia, no hay paz para las víctimas
Gloria Cuartas Montoya, directora de la Unidad para las Víctimas, insistió en que la memoria no puede ser borrada ni silenciada. Invitó a la ciudadanía a sumarse a la campaña #SusVocesSonMemoria como una forma de visibilizar a las víctimas del conflicto armado en Colombia y en el exilio.
Los actos conmemorativos del 9 de abril no resuelven la crisis, pero son una oportunidad para que la sociedad reafirme su deber de enfrentar el pasado, reparar el presente y construir un futuro libre de violencia.
La situación actual evidencia que, mientras no se ubiquen los derechos de las víctimas del conflicto armado en Colombia en el centro de las decisiones políticas, la paz será un objetivo inalcanzable.