¿Pueden los nuevos aranceles de Trump convertirse en una oportunidad para Colombia?
¿Pueden los aranceles de Trump ser una oportunidad para Colombia?
El 31 de julio de 2025, el presidente Donald Trump firmó una nueva Orden Ejecutiva que redefine la política arancelaria de Estados Unidos. Las exportaciones colombianas entrarán a Estados Unidos con arancel del 10%.
La nueva política comercial de Donald Trump establece tres niveles generales de aranceles: un 10% para países con déficit comercial con EE.UU., un 15% para aquellos con superávit, y tarifas aún más elevadas, de hasta 41%, para países considerados como desequilibrados o evasores mediante prácticas como el transbordo.
Esta estructura refleja una lógica punitiva basada en el desequilibrio comercial y las necesidades geoestratégicas de Estados Unidos, bajo la justificación de proteger la industria nacional y garantizar la seguridad económica.
Al subordinar los aranceles a intereses estratégicos y aplicar un trato diferencial según afinidades políticas y compromisos económicos, EE.UU. reconfigura sus relaciones internacionales y altera el entorno del comercio mundial.
Para países como Colombia, el momento presiona la diversificación de mercados y una estrategia comercial que evite quedar rezagados en un mundo cada vez más condicionado por decisiones unilaterales. La ventana de oportunidad es limitada.
Impacto para América Latina y Colombia
Colombia mantiene el arancel del 10% aplicado desde abril. Aunque este porcentaje no varía, el país queda en desventaja relativa frente a otros competidores que han logrado acuerdos preferenciales o prórrogas, como México, que consiguió una extensión de 90 días sin aumento arancelario, o Brasil, que a pesar de enfrentar un 50%, obtuvo exenciones clave en sectores como la aviación y la agroindustria.
Para Colombia, según la Cámara Colombo Americana (AmCham), la oportunidad está en aprovechar el encarecimiento de exportaciones de países como Vietnam (20%), India (25%) o Indonesia (19%), que compiten en sectores estratégicos como confecciones, café industrializado y flores. El diferencial arancelario podría abrir espacio si se refuerzan la trazabilidad del origen y la diplomacia comercial para lograr condiciones más favorables.
No obstante, el país también debe enfrentar desafíos estructurales. La ausencia de avances en reciprocidad arancelaria, las limitaciones a la oferta exportable o el clima de pugnacidad en las relaciones recientes con Washington impiden que Colombia acceda a beneficios negociados como sí lo hicieron la Unión Europea o Japón. Tampoco es considerado un país “transgresor”, lo que, si bien evita sanciones adicionales, deja a Colombia en un limbo comercial que requiere atención estratégica inmediata.

Oportunidades relativas
De acuerdo con el análisis de AmCham, el caso de Vietnam es particularmente ilustrativo: pasó de un arancel del 46% en abril a uno del 20% en la nueva orden, lo que, si bien representa una reducción, sigue siendo el doble del arancel base del 10% que se aplica a Colombia. En sectores como confecciones, calzado o muebles, donde Vietnam ha ganado participación en el mercado estadounidense, este diferencial podría significar un respiro competitivo para los exportadores colombianos si contaran con una oferta exportable y competitiva.
Algo similar ocurre con India, que ahora enfrenta un arancel del 25%, ligeramente inferior al 26% anterior, pero aún considerablemente superior al aplicado a Colombia. Este nuevo nivel afecta productos como textiles, farmacéuticos y ciertos alimentos procesados, en los que India y Colombia han tenido una competencia creciente.
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Otros países como Indonesia (19%), Camboya (19%), Tailandia (19%) y Pakistán (19%) también enfrentan aranceles altos, lo cual crea una ventana de oportunidad para que Colombia pueda teóricamente posicionarse como un proveedor más competitivo en el mercado estadounidense.
En el sector agrícola, uno de los más sensibles para Colombia, el nuevo arancel del 25% impuesto a Brasil podría impactar directamente en productos como la carne bovina, el café y ciertos frutos tropicales.
Si bien Brasil cuenta con excepciones estratégicas para sectores como la aviación y la agroindustria (incluido el jugo de naranja), el alza arancelaria general reduce su competitividad frente a exportaciones colombianas de café, banano, flores y azúcar, productos que no enfrentan aumentos en sus tarifas de ingreso a EE. UU.
Asimismo, el arancel del 35% impuesto a Canadá y del 15% a Corea del Sur puede afectar indirectamente la cadena de suministros de productos manufacturados y agrícolas, alterando la competencia en rubros clave como alimentos procesados y maquinaria ligera.
Sin embargo, esta aparente ventaja no debe ser interpretada como una garantía de éxito. Colombia no ha sido reconocida como socio estratégico ni ha iniciado negociaciones de reducción arancelaria con EE. UU., a diferencia de países como México, Japón o la Unión Europea.

Un nuevo paradigma proteccionista
La decisión de Trump no es una medida aislada, sino la consolidación de un paradigma proteccionista. Busca sustituir el modelo de libre comercio por uno de reindustrialización, incentivando que empresas extranjeras relocalicen producción en Estados Unidos a cambio de exenciones arancelarias. En el caso de Colombia significa una violación unilateral del TLC con Estados Unidos.
Este enfoque estadounidense apunta no solo a recuperar empleos manufactureros, sino a establecer un marco geoeconómico donde los socios comerciales se alineen política y estratégicamente con Washington.
Ejemplo de esto son los acuerdos alcanzados con la Unión Europea y Japón. La UE se comprometió a comprar energía estadounidense por 750 mil millones de dólares e invertir otros 600 mil millones hasta 2028.
Japón, por su parte, aceptó un arancel del 15% a cambio de mayor acceso a exportaciones estadounidenses a su mercado. Así, los aranceles funcionan como herramienta de presión para redefinir los términos del comercio global.
Riesgos legales e incertidumbre global
Pese a la contundencia de las medidas, su legalidad está en entredicho. Actualmente, una corte federal en EE.UU. evalúa si el presidente se excedió en su autoridad al utilizar la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA) para imponer aranceles.
El debate gira en torno a si un déficit comercial puede considerarse una amenaza “inusual y extraordinaria”, como exige la ley. Un fallo judicial adverso podría revertir parte de los aranceles y abrir un nuevo capítulo de litigios y tensiones políticas.
Además, los efectos de la medida ya se sienten en los mercados. Las acciones en Asia registraron caídas significativas tras el anuncio, y varios países (como Canadá, Camboya o Tailandia) han reaccionado con una mezcla de críticas, ajustes diplomáticos o celebraciones estratégicas según el trato recibido.
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