Colombia ocupó el último lugar en el Índice de Competitividad Fiscal Internacional

Un sistema fiscal bien diseñado es aquel que resulta fácil de manejar para los contribuyentes y que puede estimular el crecimiento económico y proporcionar ingresos suficientes para las operaciones del Estado.
Ahora bien, los sistemas fiscales mal estructurados resultan caros pues distorsionan la toma de decisiones económicas y afectan negativamente a las economías nacionales.
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Pues bien, el Índice de Competitividad Fiscal Internacional de la OCDE, que sirve como herramienta para evaluar la competitividad, la neutralidad y el grado en que los sistemas fiscales promueven el crecimiento económico y la estabilidad fiscal, ubicó a Colombia en el último lugar.
Esto significa que Colombia tiene el sistema tributario menos competitivo de los países que integran la OCDE. De acuerdo con el Índice elaborado por Tax Foundation, esto se debe a que Colombia tiene el impuesto de sociedades más alto de estos países, con un tipo del 35%, así como a la existencia de un impuesto sobre el patrimonio y de un impuesto sobre las transacciones financieras.
Los países mejor calificados en el Índice de Competitividad Fiscal Internacional (ITCI)
Estonia se destaca en el Índice de Competitividad Fiscal Internacional por tener el sistema fiscal más competitivo de la OCDE.
Este resultado se debe, según el informe, a su favorable estructura impositiva: un impuesto de sociedades del 20% solo sobre beneficios distribuidos, un impuesto de renta individual plano del 20% que excluye dividendos personales, un impuesto simplificado sobre la propiedad basado en el valor del suelo, y un sistema fiscal territorial que exonera los beneficios extranjeros.
En el segundo lugar, se ubica Latvia, gracias a que adoptó recientemente el mismo modelo de Estonia, lo que estimula el espíritu emprendedor y promueve la inversión, según el informe.
Nueva Zelanda se ubica en el tercer lugar, debido a que tiene un impuesto sobre la renta de las personas físicas relativamente plano y de tipo bajo, que también excluye en gran medida las ganancias de capital (lo que da lugar a un tipo máximo combinado del 39%).
Además, en el Índice de Competitividad Fiscal Internacional se celebra que Nueva Zelanda aplica un amplio impuesto sobre el valor añadido (IVA) y no grava las herencias, las transferencias de propiedades, los activos ni las transacciones financieras.
En el cuarto lugar se ubica Suiza. Según el Índice, este país ofrece un entorno fiscal competitivo debido a su tipo relativamente bajo del impuesto de sociedades (19,7%), un impuesto sobre el consumo bajo y amplio, y un impuesto sobre la renta de las personas físicas que exime parcialmente las ganancias de capital.
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Los países peor calificados en el Índice de Competitividad Fiscal Internacional (ITCI)
Siguiendo a Colombia, que como se mencionó ocupa el último lugar en el ranking, están Italia, Francia, Chile y Portugal.
Italia se sitúa en el puesto 37, es decir, en el penúltimo lugar del Índice de Competitividad Fiscal Internacional de la OCDE. Su sistema fiscal se caracteriza por tener múltiples impuestos sobre la propiedad, con gravámenes diferenciados sobre las transmisiones de bienes inmuebles, las herencias y las transacciones financieras.
Además, ese país del Mediterráneo impone un impuesto sobre el patrimonio a determinados activos. Otra razón por la que el índice ubicó a Italia en el penúltimo lugar es que el tipo relativamente elevado del IVA, del 22%, se aplica a una de las bases impositivas sobre el consumo más reducidas de los países de la OCDE.
Francia, Chile y Portugal cierran los cinco países peor calificados del índice de Competitividad Fiscal Internacional, al ocupar los lugares 36, 35 y 34, respectivamente.
Francia impone diversos impuestos sobre la propiedad, incluyendo aquellos sobre herencias, activos bancarios, transacciones financieras y un impuesto sobre la riqueza inmobiliaria, lo que lo situó en una de las peores posiciones.
Por su parte, Chile tiene un sistema de tributación transfronteriza poco competitivo, “con un sistema de impuestos mundiales” y un reducido número de tratados fiscales, lo que se traduce en altas tasas de retención del 35% en dividendos e intereses.
Finalmente, Portugal tiene una elevada tasa impositiva máxima sobre la renta personal del 53%, incluyendo impuestos adicionales.
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De acuerdo con la publicación, estas naciones, incluyendo a Colombia e Italia, suelen imponer tipos impositivos marginales relativamente altos a los ingresos de las empresas o tienen normas fiscales complejas con múltiples niveles.
Los cinco países que ocupan los últimos puestos de la clasificación del Índice de Competitividad Fiscal Internacional tienen tipos combinados del impuesto de sociedades superiores a la media.
Además, según lo establecido por el Índice de Competitividad Fiscal Internacional, estos países presentan unos tipos del impuesto de sociedades inusualmente altos, que oscilan entre el 25,82% y el 35%.
De hecho, cuatro de estos cinco países mantienen unos umbrales máximos del impuesto sobre la renta que el Índice considera desproporcionadamente altos, al oscilar entre 13 y 21 veces la renta media.
Tendencias fiscales mundiales
En las últimas décadas, todos los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han experimentado una reducción sustancial de los tipos impositivos marginales sobre las rentas tanto de las empresas como de las personas físicas.
No obstante, la mayor competitividad fiscal no necesariamente implica mayores niveles de desarrollo ni mayor capacidad de inversión, pues hay otros factores que influyen en el comportamiento económico. Algunos de ellos son la capacidad exportadora con valor agregado, el peso de la industria en la economía, el costo país y el tamaño del mercado, entre otros.
Evaluación de la competitividad y la neutralidad
El Índice de Competitividad Fiscal Internacional es una herramienta diseñada para medir en qué medida el sistema fiscal de un país cumple dos aspectos fundamentales de la política fiscal: la competitividad y la neutralidad. Para más información sobre el tema, puede hacer clic aquí.
Para determinar si el sistema fiscal de un país es competitivo y neutral, el Índice de Competitividad Fiscal Internacional evalúa más de 40 variables de política fiscal, que abarcan no solo los tipos impositivos, sino también los aspectos estructurales de los impuestos.
El Índice examina los impuestos de sociedades, los impuestos sobre la renta de las personas físicas, los impuestos sobre el consumo, los impuestos sobre la propiedad y el tratamiento de los beneficios obtenidos en el extranjero. Este análisis ofrece perspectivas sobre la eficacia de las políticas fiscales en los países de la OCDE.
Sistema fiscal competitivo
Al hablar de un sistema fiscal competitivo se hace referencia a los casos en los que se mantienen tipos impositivos marginales bajos.
De acuerdo con Tax Foundation, en el mundo globalizado de hoy, el capital es móvil y las empresas buscan países con tipos impositivos más bajos para maximizar el rendimiento de sus inversiones.
Unos tipos impositivos elevados pueden desviar la inversión a otros lugares, lo que reduce el crecimiento económico. En particular, los impuestos de sociedades se identifican como los más perjudiciales para el crecimiento económico, según la OCDE.
Sistema fiscal neutro
De acuerdo con Tax Foundation, un sistema fiscal neutro pretende generar los máximos ingresos con las mínimas distorsiones económicas. Así, evita favorecer el consumo en detrimento del ahorro, minimiza las exenciones fiscales selectivas y garantiza que las leyes fiscales se apliquen de forma coherente a todas las empresas y particulares.
Ventajas de un sistema fiscal competitivo y neutral
Un sistema fiscal que combine eficazmente competitividad y neutralidad sirve para promover el crecimiento económico sostenible y la inversión, al tiempo que genera ingresos suficientes para financiar las prioridades del gobierno.
Los impuestos desempeñan un papel significativo en la configuración de la economía de una nación. Sumados a otros factores, influyen en los resultados económicos de un país y de sus empresas.