En el campo, alrededor de 2 millones de personas carecen de servicio de electricidad

Colombia tiene una cobertura de energía eléctrica del 95%. Sin embargo, mientras que en las zonas urbanas esta llega al 99%, en las zonas rurales solo alcanza el 86%. Para cerrar la brecha se necesitarían 16 billones de pesos, pero solo se cuenta con 600.000 millones, explica John Zuñiga, Asesor de la dirección de energía eléctrica del Ministerio de Minas y Energía.
Actualmente, entre 500.000 y 800.000 hogares carecen de servicio de energía eléctrica en el campo. No se tiene una cifra exacta porque actualmente el Ministerio de Minas y Energía está en proceso de actualizar el número de hogares, pero, por las distancias geográficas y el aislamiento, no es tán fácil actualizar el dato. Al trasladar la cifra al número de personas, se tiene que podrían ser entre 1.500.000 y 2.400.000, según el funcionario.
Estrategias para cerrar la brecha
El Estado cuenta con un fondo para hacer inversiones tendientes a ampliar la cobertura. Actualmente, se desarrollan tres estrategias para brindar el servicio de energía en el sector rural:
Extensión de redes:
Esta estrategia busca prolongar las redes existentes para llegar a más usuarios. Se calcula que la mitad de los hogares que carecen del servicio de energía en el sector rural se podrían interconectar de esta manera. Esta estrategia es conveniente cuando hay hogares que están cerca entre sí, ya que extender las redes resulta costoso. Se calcula que llegar a una casa que no tiene servicio de energía puede costar hasta 20 millones de pesos.
Sistemas centralizados de generación de energía:
Esta estrategia se dirige a lugares que están alejados de las redes, pero donde hay varios hogares cercanos. Por ejemplo, poblaciones en las costas Pacífica y Caribe. La idea es llegar a grupos superiores a 100 usuarios potenciales que estén agrupados geográficamente.
Sistemas solares fotovoltaicos de manera individual:
Esta estrategia se dirige a los usuarios más dispersos que no se pueden agrupar con otros, por no tener vecinos cerca. En este caso, la idea es dotar a cada vivienda con su propio panel solar e inversor (el equipo por medio del cual la energía fotovoltaica puede ser utilizada por los electrodomésticos) con un sistema de almacenamiento de baterías. De acuerdo con el asesor de la Dirección de Energía Eléctrica del Ministerio, esta estrategia a veces puede ser compleja en términos logísticos, ante la dificultad de llevar los implementos a lugares con poca conectividad e instalarlos adecuadamente.
Zuñiga explica que, aunque tradicionalmente se piensa en la extensión de redes como la mejor manera de darles solución a los habitantes, se deben tener en cuenta las condiciones particulares de cada hogar para brindarle la mejor opción.
Energía para la productividad
En las zonas rurales la cobertura de energía eléctrica es mucho menor que en las zonas urbanas, a pesar de que estas tienen una fuerte vocación productiva y de que no contar con este servicio encarece los procesos productivos. Es el caso, por ejemplo, de los productores de lácteos y sus derivados y de la población dedicada a la pesca, que necesitan mantener la cadena de frío y muchas veces no cuentan con la infraestructura necesaria para procesar y mantener sus productos.
Para la productividad del país, es fundamental dotar con energía eléctrica los centros de producción, acopio y distribución de los productos. La prioridad actual del Ministerio, explicó el asesor, “es cómo articular esa vocación productiva de las regiones a los recursos públicos para tratar de financiar ese tipo de proyectos”.
Según indicó, se espera que esta política quede plasmada en el próximo Plan Nacional de Desarrollo. “De esta manera, las soluciones energéticas irán más allá de mejorar la calidad de vida de los habitantes para que también aporten a la calidad de productividad de la región”.
Ya se conocen las necesidades de la población rural a nivel energético, así como las distintas maneras de darles solución. No obstante, faltan los recursos, puesto que como ya se dijo solo se cuenta con $600.000 millones y se calcula que son $16 billones los que se requieren para subsanar esta brecha energética.