Estudios aseguran que la ganadería ilegal pone en riesgo la supervivencia de los Nukak y la Amazonia

La expansión de la ganadería ilegal en el departamento del Guaviare ha tenido consecuencias preocupantes sobre los ecosistemas amazónicos, el territorio ancestral del pueblo Nukak y el consumo de carne en Bogotá.

Investigaciones realizadas por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y documentadas por su agencia de noticias revelan que parte de la carne comercializada en la capital proviene de áreas deforestadas en el resguardo Nukak, donde la presencia del Estado es escasa y los controles, insuficientes.

Desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016, el Resguardo –ubicado entre los ríos Guaviare e Inírida– ha perdido más de 36.000 hectáreas de selva, siendo transformadas en potreros para sostener la ganadería ilegal. Esta situación ha alterado radicalmente el entorno de los Nukak, último pueblo indígena nómada de Colombia, obligándolos a desplazarse y a modificar su forma de vida.

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Ganadería ilegal avanza sobre el territorio Nukak y acelera su desplazamiento

El crecimiento descontrolado del hato bovino en Guaviare ha sido uno de los principales motores de la ganadería ilegal. Según cifras del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), entre 2016 y 2022, el número de bovinos pasó de 281.611 a 534.531. Paralelamente, el departamento se consolidó como uno de los más afectados por la deforestación en Colombia, con 11.467 hectáreas perdidas solo en 2023.

El antropólogo Juan Jacobo Walschburger, egresado de la UNAL, señala que el territorio Nukak ha sido invadido progresivamente por cultivos ilícitos y luego por pasturas para ganado. Esta presión ha generado cambios culturales y territoriales evidentes, entre ellos:

• Desaparición del entorno natural sagrado.
• Desplazamiento de los Nukak a zonas urbanas como San José del Guaviare.
• Modificación de vestimentas y prácticas ancestrales.
• Pérdida de acceso a alimentos tradicionales y espacios de cultivo.

Hoy, las comunidades indígenas se encuentran entre potreros y caminos de tierra que facilitan el paso del ganado hacia el interior del país.

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Una de cada diez reses en Bogotá proviene de zonas en riesgo ambiental

Uno de los hallazgos más inquietantes es que una de cada diez reses que llega a Bogotá proviene del Guaviare. Esta carne entra en los circuitos de comercialización sin que los consumidores tengan conocimiento de su origen. La ganadería ilegal se beneficia de la falta de trazabilidad y control en el sistema de movilización ganadera.

Según el ingeniero Cristian Salas, de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, el crecimiento del hato en Guaviare, 95 % entre 2016 y 2024, contrasta con el promedio nacional del 29 %, lo que demuestra una expansión atípica que no se corresponde con prácticas ganaderas sostenibles o reguladas.

La antropóloga Liliana Duica Amaya, investigadora de la Universidad de Georgetown, subraya que los sistemas actuales de registro del ICA no permiten determinar si la carne proviene de zonas deforestadas. Esto convierte a la ganadería ilegal en una práctica invisible para los consumidores, pero con un impacto tangible sobre el ambiente y las comunidades locales.

Además, y por si fuera poco, el avance de la ganadería ilegal en áreas de reserva natural y resguardos indígenas se produce en un contexto de débil presencia institucional. La falta de políticas de protección territorial y de mecanismos eficaces de control permite que esta actividad continúe creciendo sin consecuencias legales.

Pues bajo esta situación, primero, no existe un sistema de trazabilidad efectivo que conecte origen y destino del ganado. Según, las guías de movilización no impiden que el ganado criado en zonas deforestadas llegue a grandes centros urbanos. Tercero, la ganadería ilegal se consolida en territorios donde antes existían prácticas tradicionales de subsistencia. Esta situación ha provocado una pérdida progresiva de biodiversidad y ha acelerado la destrucción de ecosistemas clave de la Amazonia.

El resguardo Nukak se fragmenta mientras la selva se convierte en potrero

Con la selva fragmentada y convertida en praderas artificiales, el futuro del Resguardo Nukak permanece en riesgo. Ya que la continuidad de la ganadería ilegal pone en jaque la posibilidad de que esta comunidad conserve su cultura y sus formas de vida. Para los habitantes de las ciudades, la carne puede ser un producto más, pero para los Nukak, representa la pérdida de su entorno ancestral.

Los investigadores coinciden en que, sin una intervención estatal efectiva y sin un cambio estructural en los mecanismos de regulación, la ganadería ilegal seguirá avanzando.

Su conexión directa con el mercado urbano y su impacto sobre territorios vulnerables ponen por encima la necesidad de visibilizar este fenómeno como un problema ambiental, social y cultural de alcance nacional.