Maíz, soya y tabaco modificados por científicos colombianos marcan un giro en el uso de transgénicos en Colombia
Un avance de investigadores de la UNAL permite cultivar transgénicos en Colombia sin depender de multinacionales. Lea la nota completa aquí.

Colombia avanza en la producción y aplicación de organismos genéticamente modificados con proyectos que han permitido la creación de cultivos de soya, maíz y tabaco transgénico bajo desarrollo nacional.
Este panorama marca un cambio en la trayectoria de los transgénicos en Colombia, un tema que por años ha generado debate público centrado en los efectos sobre la salud, el medio ambiente y la dependencia de multinacionales.

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Transgénicos en Colombia avanzan con semillas libres de patentes extranjeras
Uno de los principales desarrollos actuales de transgénicos en Colombia proviene del grupo de Ingeniería Genética de Plantas (IGP) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL). Esta unidad científica ha logrado transformar genéticamente tres especies vegetales: soya, maíz y tabaco, las cuales pueden ser cultivadas y utilizadas localmente gracias al vencimiento de patentes internacionales que anteriormente limitaban su uso.
Las nuevas variedades han sido desarrolladas bajo el concepto de “libertad de operación”, lo que significa que su utilización no infringe derechos comerciales ni requiere licencias de empresas extranjeras. Según el profesor Felipe Sarmiento, del Departamento de Biología de la UNAL, este avance implica una mayor autonomía tecnológica y científica en el manejo de semillas modificadas genéticamente.
Más allá del campo: los transgénicos llegan a la industria y la salud
Aunque los cultivos comerciales han sido el enfoque más visible de los transgénicos en Colombia, también se han abierto líneas de investigación en sectores como la salud y la industria.
Las plantas modificadas genéticamente han servido como plataformas para el estudio de funciones genéticas, la producción de proteínas para vacunas y la elaboración de materiales como bioplásticos.
Un ejemplo concreto es una planta de tabaco transgénico diseñada por la UNAL para sintetizar bioplásticos a partir de proteínas vegetales. Este tipo de desarrollos amplía el alcance de la biotecnología agrícola hacia aplicaciones industriales, lo que diversifica los usos de los cultivos transgénicos más allá del consumo alimentario directo.

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Más del 30 % del maíz y casi todo el algodón ya son transgénicos en Colombia
Además, según su estudio, y en términos de uso agrícola, los transgénicos en Colombia ya están presentes en cultivos a gran escala:
- El 36 % del maíz sembrado en el país corresponde a variedades transgénicas.
- El algodón transgénico representa casi el 100 % del área cultivada con esta fibra.
- También se cultivan soya modificada genéticamente y flores transgénicas destinadas a la exportación.
Estos porcentajes ubican a Colombia dentro de los países latinoamericanos que han adoptado tecnologías transgénicas con mayor presencia en sus sistemas productivos.
Transgénicos en Colombia se puede desarrollar bajo condiciones propias
Hasta hace pocos años, el mercado global de semillas modificadas estaba dominado por grandes compañías como Bayer-Monsanto, Syngenta, Corteva y BASF, las cuales protegían sus productos mediante patentes. Con el vencimiento de muchas de esas protecciones legales, los transgénicos en Colombia pueden ahora desarrollarse bajo condiciones propias.
- La soya transgénica de la UNAL, desarrollada con Fenalce, es resistente al glifosato y ha sido validada para evitar conflictos de propiedad intelectual.
- El maíz modificado se basa en líneas genéticas cuya patente ya expiró, lo que permite su uso para cruzamientos y estudios adicionales.

Evidencia científica sobre seguridad
Uno de los argumentos más frecuentes en contra de los transgénicos en Colombia es la preocupación por sus posibles efectos en la salud humana. Sin embargo, estudios realizados en animales alimentados con maíz y soya transgénica no han mostrado diferencias sustanciales frente a sus equivalentes convencionales, incluso cuando los cultivos han sido expuestos a herbicidas como el glifosato.
La comunidad científica indica que no se ha documentado transferencia genética hacia organismos consumidores ni se ha evidenciado la aparición de enfermedades asociadas al consumo de estos alimentos.
En palabras del profesor Sarmiento, “llevamos más de 40 años comiendo maíz transgénico sin que se haya documentado un solo efecto adverso directamente atribuible a esta tecnología”, lo que podría respaldar su seguridad desde el punto de vista científico.