IA, robótica y nanotecnología: desafíos y oportunidades para la transferencia tecnológica
Óscar Javier Acosta Fonseca
Ingeniero Mecatrónico de la universidad Militar Nueva Granada, ingeniero de patentes en Muñozºabogados.
La transferencia tecnológica es un factor clave en la era actual, caracterizada por ritmos acelerados de innovación tecnológica y el surgimiento de tecnologías disruptivas.
Las denominadas tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, la robótica y la nanotecnología están demostrando un enorme potencial para transformar sectores enteros, sin embargo, llevar estas tecnologías del laboratorio al mercado implica enormes desafíos, es aquí donde la transferencia tecnológica se vuelve crucial, pues permite conectar los avances científicos con las necesidades del sector productivo, acelerando la adopción y el impacto de las innovaciones.
Le puede interesar: ¿Qué viene para el FOMAG? Gobierno anuncia que habrá “nuevo modelo de atención en salud”
Una transferencia exitosa requiere marcos institucionales adecuados, inversiones suficientes y una estrecha colaboración entre universidades, centros de investigación, empresas y gobiernos, es por esto que analizar los retos y oportunidades en este campo resulta clave para impulsar el desarrollo basado en el conocimiento.
La inteligencia artificial (IA) es una de las tecnologías emergentes con mayor proyección, dada su capacidad para automatizar tareas cognitivas. Entre sus principales áreas incluye el aprendizaje automático o machine learning, mediante el cual los sistemas mejoran de forma autónoma con la experiencia el procesamiento de lenguaje natural para interacciones humano-máquina, por ejemplo, la visión artificial para reconocimiento de imágenes y la robótica.
Las aplicaciones de la IA son amplias, desde asistentes virtuales, vehículos autónomos, recomendaciones personalizadas, hasta precisión médica; sin embargo, la transferencia de esta tecnología enfrenta desafíos como los elevados requerimientos de hardware y software, la escasez de talento especializado y los aspectos éticos relacionados al sesgo algorítmico. Superar estas barreras requiere tanto de inversiones, como de marcos regulatorios adecuados para potenciar los beneficios de la IA de manera inclusiva.
Por otro lado, se encuentra la robótica, una tecnología emergente que automatiza procesos en diversas industrias. Sus principales áreas incluyen la robótica industrial para procesos de manufactura, logística y ensamblaje; los vehículos autónomos para transporte; los exoesqueletos que aumentan las capacidades humanas y los drones con múltiples propósitos.
El potencial de adopción de robótica avanzada es enorme, pero enfrenta obstáculos como la significativa inversión inicial, la reingeniería de procesos y la resistencia al cambio en sectores tradicionales.
Le puede interesar también: La industria manufacturera colombiana siguió decreciendo en agosto
Para superar estas barreras son claves las colaboraciones entre universidades y empresas, que permitan adaptar los desarrollos tecnológicos a las necesidades específicas de cada industria con un marco regulatorio adecuado y modelos de transferencia, como spin-offs y joint ventures.
La robótica puede aumentar de forma exponencial la productividad, seguridad y precisión en sectores estratégicos.
Otra de las tecnologías emergentes es la nanotecnología, que involucra la manipulación y fabricación de materiales a nivel molecular y atómico; que está revolucionando campos como la medicina, energía, materiales e ingeniería ambiental, ya que al trabajar a escalas extremadamente pequeñas, es posible crear materiales y dispositivos con nuevas propiedades físicas y químicas de alto valor.
Sin embargo, llevar estos avances del laboratorio al mercado presenta obstáculos regulatorios de infraestructura, costos y mitigación de riesgos potenciales.
La colaboración entre centros de investigación y empresas a través de consorcios público-privados es clave para superar estos desafíos, mediante la implementación de marcos regulatorios y modelos de transferencia tecnológica adecuados, la nanotecnología podría mejorar aplicaciones médicas, desarrollar materiales más resistentes y livianos, y hacer avances significativos en energía solar y almacenamiento de energía.
En conclusión, las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la robótica y la nanotecnología representan oportunidades sin precedentes para transformar industrias enteras y resolver desafíos globales de forma innovadora.
Sin embargo, para materializar su potencial es necesario superar importantes brechas en la transferencia de estas tecnologías desde el ámbito académico y de investigación hacia las aplicaciones comerciales y la adopción masiva.
Aunque el camino por recorrer es largo, con los incentivos y la visión adecuada estas tecnologías disruptivas pueden convertirse en catalizadores de desarrollo económico y social inclusivo, es así que el papel de los gobiernos y las instituciones será clave para potenciar sus beneficios, maximizando el impacto positivo para la sociedad y mitigando los riesgos asociados a su mal uso o concentración excesiva.
