Importaciones chinas en Colombia marcan récord en 2025 y elevan el déficit comercial
El auge de las importaciones chinas, favorecido por la caída del dólar y las tensiones globales, amplía la dependencia del país y golpea a la industria nacional.

Las importaciones colombianas alcanzaron en 2025 un crecimiento histórico, con China consolidándose como el principal origen de compras externas. El volumen de mercancías provenientes del gigante asiático creció más de 50% frente a 2024, mientras que su valor en dólares se incrementó en 24,9%.
Según cifras del DANE, entre enero y julio las importaciones desde China representaron el 26,5% del total, con un avance interanual de 24,7%. Este auge, estimulado tanto por factores globales como internos, profundiza el déficit comercial del país y plantea serios retos a la industria nacional, especialmente en los sectores siderúrgico y textil.
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El salto de las importaciones chinas
El fenómeno de las importaciones desde China en Colombia es uno de los hechos comerciales más destacados del año. Solo en el primer semestre, el país pasó de importar 383.376 a 577.950 toneladas métricas de mercancías de origen chino, lo que equivale a un incremento superior al 50%. El valor alcanzó los 1.398 millones de dólares, con una variación de 24,9%.
El boletín de comercio exterior del DANE confirma esta tendencia: en julio, China fue responsable del 28,1% de las importaciones totales, con un crecimiento interanual del 21,2%. El dinamismo estuvo impulsado principalmente por el ingreso de vehículos para transporte de pasajeros y componentes tecnológicos como diodos y semiconductores.

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Factores que explican el auge de las importaciones chinas
El incremento de las importaciones chinas obedece a una combinación de circunstancias internacionales y condiciones internas.
En el frente global, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China han obligado a Pekín a buscar nuevos mercados para colocar su exceso de inventario. América Latina, con estructuras arancelarias más abiertas y una fuerte dependencia de bienes manufacturados, se convirtió en un destino prioritario.
En el plano interno, la recuperación de la demanda y la caída del dólar explican buena parte del fenómeno. El repunte del consumo ha favorecido la compra de bienes importados, y que el abaratamiento de la divisa ha hecho más atractivo importar desde cualquier origen, no solo desde China.
Impacto en la industria nacional
Aunque los consumidores acceden a productos a menor precio, la industria colombiana enfrenta crecientes dificultades para competir.
El caso más crítico es el del acero. David Barros, presidente de la Cámara Colombiana de Acero, denuncia que la estructura arancelaria nacional genera una “protección negativa”: mientras el alambrón paga un arancel de 35%, el alambre terminado paga solo 10%. En la práctica, resulta más barato importar el producto final que transformarlo en Colombia, lo que golpea de frente a la producción local.
La situación es similar en sectores como el textil y el aluminio, que pierden terreno frente a la avalancha de productos terminados provenientes de China. Las fábricas nacionales ven amenazada su capacidad competitiva y advierten sobre la pérdida de empleos en ramas que históricamente han sostenido buena parte del aparato productivo.

Un efecto limitado en los precios
Podría pensarse que el ingreso masivo de bienes más baratos ayudaría a contener la inflación. Sin embargo, los analistas no prevén un impacto sustancial. El efecto de los productos chinos en el índice de precios es marginal y los factores que más pesan en la inflación colombiana son internos, como los alimentos, la energía y los servicios.
Esto significa que, aunque el consumidor pueda percibir cierta mejora en la oferta y los precios de productos importados, la tendencia inflacionaria no se modificará de manera significativa por este auge de importaciones.
Déficit comercial en máximos históricos
El crecimiento de las importaciones, liderado por China, ha tenido un efecto inmediato en la balanza comercial colombiana. El déficit se amplió de manera drástica: en julio de 2024 fue de 617,9 millones de dólares FOB, mientras que en julio de 2025 ascendió a 1.691,8 millones. En el acumulado enero-julio, la brecha pasó de 5.576 millones a 8.952 millones de dólares en apenas un año.
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Este deterioro refleja que las compras externas crecen a un ritmo mucho más acelerado que las exportaciones, poniendo presión sobre la balanza de pagos y generando vulnerabilidades macroeconómicas para el país.