Intervención Nexperia: por qué Países Bajos tomó el control de la empresa china de chips
El gobierno neerlandés asumió el control del fabricante de semiconductores de propiedad china, alegando motivos de seguridad nacional. La intervención Nexperia encendió alarmas sobre la estabilidad industrial europea.

El 30 de septiembre de 2025, el gobierno de los Países Bajos anunció que había tomado el control de Nexperia B.V., una compañía de semiconductores con sede en Nijmegen y propiedad de la china Wingtech.
La decisión, amparada en una ley que solo se había usado durante la Guerra Fría, marca un nuevo capítulo en la rivalidad tecnológica entre Estados Unidos y China y amenaza con afectar a la industria automotriz europea.
Por qué se dio la intervención Nexperia
El Ministerio de Economía neerlandés justificó la medida señalando “graves deficiencias de gobernanza” y riesgos para la “seguridad nacional y la continuidad de suministros críticos”. Nexperia fabrica componentes básicos —no chips de última generación, sino transistores y semiconductores esenciales— utilizados en automóviles, teléfonos y equipos industriales.
El Gobierno argumentó que, bajo la propiedad china, existía la posibilidad de que el control tecnológico y los datos industriales se trasladaran fuera de Europa. La intervención se ejecutó bajo la Goods Availability Act, una norma reservada para emergencias estratégicas, lo que elevó el tono político de la decisión.
La empresa en el centro de la tormenta
Nexperia tiene raíces europeas: nació de los laboratorios de Philips en los años cincuenta y, tras décadas de innovación, su división de chips pasó a formar parte de NXP Semiconductors. En 2017, NXP vendió su rama de producción a la firma china Wingtech Technology, dando origen a Nexperia como una subsidiaria con sede en los Países Bajos pero propiedad 100% china.
La empresa cuenta con plantas en Europa, China y Malasia, y produce más de 100.000 millones de semiconductores al año. Su ventaja siempre fue la fiabilidad: chips simples, baratos y masivos que sostienen la cadena global de la electrónica y la automoción.
Un conflicto que ya venía escalando
La tensión no comenzó este año. En 2022, el gobierno británico ya había bloqueado la compra de una planta en Gales por parte de Nexperia, también alegando riesgos para la seguridad nacional.
Desde entonces, la empresa ha sido observada con recelo por varios gobiernos europeos bajo presión de Estados Unidos, que busca limitar la expansión de firmas chinas en la cadena de suministro global de chips.
El papel de Estados Unidos en la crisis
El mismo día previo a la intervención Nexperia, el Departamento de Comercio estadounidense anunció nuevas restricciones de exportación para empresas con capital chino, incluso si operan en Europa. Esta coincidencia temporal llevó a varios analistas a interpretar la decisión neerlandesa como parte de una acción coordinada.
De acuerdo con el European Council on Foreign Relations (ECFR), Washington ha insistido en que Europa refuerce los controles sobre su industria tecnológica para impedir que productos o patentes acaben en manos de Pekín. Así, la medida de Países Bajos también puede leerse como una respuesta indirecta a las presiones estadounidenses.
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Impacto económico: la cadena automotriz europea en riesgo
La intervención Nexperia ha encendido alarmas en la industria automotriz. La European Automobile Manufacturers Association (ACEA) advirtió que un cierre parcial o bloqueo en las plantas neerlandesas o chinas podría provocar escasez de componentes en cuestión de semanas.
A diferencia de los chips de alta gama, los semiconductores de Nexperia son de bajo costo, pero imprescindibles para los sistemas eléctricos, sensores y frenos de los vehículos. Cualquier interrupción puede detener líneas de montaje en Alemania, Francia o España.
Empresas como Volkswagen y Renault ya han expresado preocupación por la falta de claridad sobre quién controlará el suministro en los próximos meses.
Reacción de China y tensiones diplomáticas
El Ministerio de Comercio chino calificó la decisión como un acto de expropiación y pidió a Países Bajos revertir el control injustificado de una empresa privada. Beijing advirtió que podría aplicar restricciones de exportación sobre materiales y componentes usados en la fabricación de chips europeos.
Por su parte, Wingtech (la matriz de Nexperia) afirmó que la medida viola tratados internacionales sobre inversión extranjera y anunció que presentará un recurso legal ante tribunales europeos.
Medios chinos calificaron el hecho como un precedente peligroso y una señal de que Europa ya no puede actuar de manera independiente frente a las políticas tecnológicas de Estados Unidos.
Qué hay detrás de la intervención Nexperia
La decisión refleja la creciente preocupación europea por depender de empresas extranjeras (especialmente chinas) para componentes esenciales. Países Bajos, sede de ASML, el mayor fabricante mundial de equipos para litografía de chips, busca proteger su papel estratégico en el ecosistema global de semiconductores.
Al mismo tiempo, la medida revela una fractura en el discurso europeo sobre autonomía estratégica: mientras algunos países defienden la apertura al mercado chino, otros, como Países Bajos o Alemania, avanzan hacia un modelo más proteccionista.
Un precedente que podría cambiar la industria tecnológica europea
Más allá del caso puntual, la intervención Nexperia plantea un dilema para Europa: ¿hasta qué punto puede un gobierno nacional intervenir empresas privadas por razones de seguridad sin afectar la confianza de los inversionistas?
Los analistas coinciden en que esta acción podría disuadir a capitales asiáticos de invertir en la región y complicar los planes de la Unión Europea para duplicar su capacidad de producción de semiconductores hacia 2030.
Por ahora, Nexperia sigue operando bajo supervisión estatal y busca negociar una salida que preserve sus operaciones globales sin fragmentar su estructura. Sin embargo, el daño a la imagen de Europa como destino seguro para la inversión tecnológica ya está hecho.
Europa, atrapada entre dos potencias
La guerra comercial entre Estados Unidos y China ya no se libra solo en el Pacífico. Con Nexperia, ha llegado al corazón industrial de Europa. Países Bajos se convierte así en el primer país europeo que toma control directo de una empresa tecnológica de propiedad china, marcando un precedente que podría replicarse en otros sectores estratégicos.
En un mundo cada vez más polarizado por la tecnología, la intervención Nexperia muestra que la globalización industrial tiene límites, y que el nuevo campo de batalla ya no es comercial, sino político y digital.
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