Contratar a un joven recién graduado: ¿qué debe evaluar el empleador y qué debe exaltar el candidato para conseguir su primer empleo?
Otorgar el primer empleo a un joven recién graduado significa la posibilidad de moldear el talento y forjar conexiones de lealtad empresarial. Más allá de las calificaciones académicas, la búsqueda de buenas bases, actitudes proactivas, capacidad de aprendizaje y motivación es clave.
En el dinámico mundo laboral de hoy, dar el primer empleo a un joven recién graduado no solo es una inversión en talento fresco, sino también una oportunidad para moldear el futuro de la empresa.
Contratar a alguien en los albores de su carrera puede ser un desafío, dada su inexperiencia y posible desconocimiento de aspectos importantes de su profesión. No obstante, con los criterios adecuados se puede encontrar un diamante en bruto que impulse el crecimiento y la innovación.
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Estas son algunas de las claves para seleccionar y nutrir el potencial de un joven talento recién salido de la universidad.
1. Actitud y aptitud: más que un expediente académico
Un primer aspecto a considerar cuando se va a reclutar un talento joven para brindarle su primer empleo es el que tiene que ver con el éxito universitario. Si bien las calificaciones académicas son importantes, no deberían ser el único criterio de selección.
Tenga en cuenta, además, que una nota alta no significa lo mismo en todas las universidades ni en todas las carreras. Un 4.0, por poner un ejemplo, puede ser una nota alta en una universidad y en una carrera determinada, y a la vez una nota relativamente baja en otras.
Más allá de las notas, conviene hacer un esfuerzo para identificar qué candidato obtuvo mejores bases de formación en su paso por la universidad, pues estas bases le permitirán adquirir nuevos conocimientos con mayor facilidad.
Al respecto, es importante entender que no todos los centros universitarios tienen la misma calidad. También se debe considerar que no todos los estudiantes aprovechan igual las oportunidades educativas que ofrece su centro de formación, sea este mejor o peor.
Gente buena hay en todas partes y el proceso de selección debe conducir a encontrarla.
Asimismo, la actitud y la aptitud son igualmente cruciales. Buscar a alguien con una mentalidad proactiva, motivación intrínseca y habilidades blandas ya desarrolladas puede ser un indicador más preciso de éxito que un expediente académico impecable.

2. Habilidades blandas: la clave para la integración laboral
Las habilidades blandas, como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la capacidad de resolución de problemas, son esenciales en cualquier entorno laboral.
Un joven recién graduado con habilidades blandas bien desarrolladas no solo se integrará fácilmente en el equipo de trabajo, sino que también será capaz de adaptarse a los desafíos del entorno laboral con mayor facilidad.
3. Potencial de aprendizaje: la curiosidad como motor del éxito
La velocidad del cambio en el mundo laboral actual requiere individuos dispuestos a aprender constantemente. Hoy en día, no es posible enseñar en la universidad todo lo que requiere un joven recién graduado para desempeñar adecuadamente un cargo.
Por lo tanto, evaluar su potencial de aprendizaje, así como su capacidad para adquirir nuevas habilidades y adaptarse a las demandas cambiantes del trabajo, puede ser más valioso a largo plazo que una experiencia o conocimiento específico previo.
4. Experiencia práctica: más allá de las aulas
La experiencia práctica es un activo invaluable. Buscar candidatos que hayan participado en pasantías, proyectos extracurriculares o actividades relacionadas con su campo de estudio puede ser indicativo de su capacidad para aplicar conocimientos en situaciones del mundo real.
También puede ser reflejo de su motivación a destacarse en el campo laboral.
Esta experiencia práctica, además, puede llenar el vacío entre la teoría académica y las demandas laborales, y conducir a que el primer empleo sea una experiencia exitosa.
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5. Iniciativa y autonomía: rasgos de un profesional emergente
Los jóvenes profesionales que demuestran iniciativa y autonomía son activos valiosos para cualquier empresa.
La capacidad de tomar decisiones informadas, asumir responsabilidades y proponer soluciones demuestra una mentalidad emprendedora y la disposición para crecer en el puesto de trabajo. Contratar en su primer empleo a un candidato que reúna estas características puede ser una buena idea.
6. Diversidad e inclusión: potenciar perspectivas variadas
La diversidad en el lugar de trabajo no solo es ética, sino también estratégica. Contratar a jóvenes graduados de diferentes orígenes y perspectivas no solo enriquece la cultura empresarial, sino que también impulsa la creatividad y la innovación.
Buscar la diversidad en la experiencia, habilidades y antecedentes culturales puede ser un factor clave para el éxito a largo plazo de una empresa.
7. Orientación a resultados: la importancia de cumplir objetivos
La capacidad de un joven recién graduado para establecer metas claras, trabajar de manera eficiente sin dejar de lado la calidad y cumplir con los plazos es esencial.
La orientación a resultados muestra no solo la capacidad de gestionar tareas, sino también la disposición para asumir la responsabilidad y el compromiso con el éxito del equipo y la empresa.
8. Evaluación de la adaptabilidad: un mundo laboral en constante cambio
El mundo laboral está en constante evolución, y contratar en su primer empleo a alguien que pueda adaptarse a esos cambios es crucial.
La capacidad de un joven recién graduado para enfrentar lo desconocido, aprender de nuevas experiencias y ajustarse a situaciones cambiantes es un indicador claro de su capacidad para sobresalir en un entorno dinámico.
9. Primer empleo: una cuestión de lealtad frente a quien brinda la primera oportunidad
No se debe olvidar que, para un joven recién graduado, encontrar su primer empleo es una tarea retadora que produce miedo y ansiedad.
Si bien para el empleador brindar esa primera oportunidad puede traer desafíos asociados a la inexperiencia, es importante destacar el vínculo especial y la relación de lealtad que puede formar con el joven empleado. En los tiempos que corren, esto sin duda resulta valioso.