La letra escarlata de la pobreza menstrual en Colombia
En Colombia, acceder a productos básicos de autocuidado menstrual digno, como toallas higiénicas, tampones y copas menstruales, constituye una odisea para miles de mujeres que carecen de los recursos económicos para cubrir esta necesidad básica.

En los últimos años, Colombia ha experimentado un avance significativo en materia de derechos menstruales. Un hito importante fue la eliminación del IVA a los productos de gestión menstrual como toallas higiénicas y tampones en 2018, medida que se extendió a las copas menstruales en 2021.
Pues bien, durante el año 2023, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) reveló una preocupante cifra sobre el autocuidado y la higiene femenina. La entidad encontró que 1 de cada 7 mujeres reportaron dificultades económicas para adquirir los elementos necesarios para atender su periodo menstrual, para un total de 4.3 millones mujeres enfrentando esta problemática.
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Al menos 45.000 de estas mujeres (el 1,2% de la población femenina del país) no tuvieron más opción que utilizar telas o trapos, ropa vieja, calcetines, papel higiénico o servilletas para afrontar su periodo menstrual. De ellas, el 3,3% , lo que sería al menos 1.485 mujeres, se vieron obligadas a suspender sus actividades habituales, como las laborales, de estudios o del hogar, por la falta de recursos económicos para adquirir productos de autocuidado menstrual.
Estas mujeres hacen parte de las más de 500 millones de mujeres y niñas en el mundo que viven una realidad invisible pero que limita su desarrollo: la pobreza menstrual. Este concepto es definido por la Organización de las Naciones Unidas como la incapacidad de costear productos básicos para la gestión del ciclo menstrual.
Además de la preocupante situación de acceso, que es generada por la desigualdad y tiene un impacto negativo en la vida de las mujeres y de sus familias, es importante destacar que esta problemática afecta directamente el disfrute de sus derechos a la salud y a la dignidad. Los productos menstruales son esenciales para las mujeres, por lo que la falta de acceso a ellos socava estos derechos fundamentales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir del estudio Patrones y Percepciones de la Menstruación realizado en 10 países en el año 2021, evidenció que la menstruación continúa siendo una causa de vergüenza, estigma y exclusión social en muchas sociedades. Esta situación, sumada a la acción nula o insuficiente por parte de los Estados, afecta negativamente la salud de gran parte de la población.
El mismo estudio de la OMS destacó que la falta de medios e información para manejar correctamente la menstruación puede generar infecciones, daños a la salud mental a largo plazo, embarazos no deseados y prácticas menstruales antihigiénicas, como el uso de materiales improvisados, que pueden provocar shock tóxico, infecciones en el tracto urinario, problemas en la salud reproductiva e incluso la muerte.
Principales elementos que utilizan las mujeres colombianas para gestionar su periodo menstrual
Las toallas higiénicas dominan el panorama menstrual en Colombia, con un 93,1% de las mujeres usándolas para gestionar su periodo, según la nota estadística de “Menstruación en Colombia” del DANE.
Los tampones son la segunda opción más popular, con un 11,2% de usuarias. La copa menstrual, a pesar de sus beneficios en materia de costo a largo plazo y menor impacto ambiental, solo tiene una implementación del 2,8%.
Preferencias en el uso de productos menstruales varían con la edad
Los hábitos de higiene menstrual muestran variaciones significativas según la edad. En el grupo de mujeres entre los 10 y 46 años, el 88,8% utiliza toallas higiénicas. Sin embargo, en el rango de edad de 18 a 46 años, el uso de tampones se incrementa y alcanza un 13,9%, mientras que la copa menstrual sigue siendo la menos usada, con un 4,4% de usuarias.
El porcentaje de mujeres que usa la copa menstrual aumenta a medida que el nivel educativo y la clase social también lo hace. Entre mayo de 2021 y mayo 2022, el 6,0% de las mujeres con educación profesional y posgrado usó la copa menstrual, mientras que este porcentaje fue de 1,0% entre las mujeres con educación primaria y secundaria, según el DANE.
¡Menstruación Digna YA!
Como se mencionó más arriba, el 1,2% de las mujeres, equivalente a 45.000 personas, se ve obligada a recurrir a métodos alternativos como telas, trapos, ropa vieja o papel higiénico durante su menstruación.
Aún más preocupante es la situación del 0,5% de las mujeres en Colombia, porcentaje equivalente a 17.000 personas, que no tiene acceso a ningún elemento para gestionar su periodo.
Estas estadísticas revelan la necesidad de implementar estrategias que garanticen el acceso universal a productos de higiene menstrual digna, así como la importancia de la educación menstrual para eliminar tabúes y mejorar la salud y el bienestar de las mujeres.
El uso de productos inadecuados para el autocuidado menstrual es más común entre mujeres con bajos niveles educativos e ingresos. El porcentaje disminuye a medida que el nivel educativo aumenta, siendo del 3,0% entre las mujeres sin ningún nivel educativo.
Las mujeres que tuvieron que gestionar su periodo con elementos inadecuados correspondió al 2,2% de las mujeres pobres, el 1,3% de las mujeres en situación de vulnerabilidad y el 0,5% de las mujeres de ingresos medios.
La precaria situación se intensifica para las habitantes de calle, las personas privadas de la libertad y los migrantes irregulares, quienes experimentan una profunda vulnerabilidad en el ejercicio de sus derechos a la salud. La carencia de recursos y condiciones básicas para un y el autocuidado menstrual.
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Hogares sin recursos, mujeres sin opciones: Un problema que necesita soluciones urgentes
En un país como Colombia, 6.904.501 personas viven con un ingreso mensual promedio de $198.000, una cifra insuficiente para cubrir la canasta básica familiar necesaria para la alimentación. El simple hecho de considerar los productos de autocuidado menstrual supone un costo adicional por ser mujer.
En promedio, un paquete de 10 toallas higiénicas básicas tiene un valor de 6.230 pesos colombianos. Una mujer que menstrua emplearía al menos 16 de estos artículos en un mes, lo que representa un gasto aproximado de 18.690 pesos al mes. Esto se traduce en un gasto anual de 224.280 pesos colombianos.
Se requiere una política pública de autocuidado menstrual, ya que estas políticas son cruciales para las mujeres con recursos limitados, especialmente para las niñas y adolescentes.
El acceso a estos artículos de primera necesidad es crucial para el ejercicio de los derechos fundamentales, como el derecho a una vida digna. Esta importancia se acentúa en un contexto donde no existen políticas públicas que garanticen la disponibilidad de estos bienes para todas las personas, especialmente para las mujeres de escasos recursos. A pesar del compromiso directo con las mujeres que se aseguró durante la campaña del actual gobierno, que lleva un año y medio en el cargo, este tema esencial en el marco de los derechos sexuales y reproductivos aún no aparece en la agenda pública.