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viernes, 14 de marzo de 2025
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La pantomima del Consejo de Ministros: entre el discurso feminista y la ausencia de políticas reales

Helen Rojas, columnista Más Colombia

Helen Rojas

Investigadora y encargada de asuntos de género en Cedetrabajo.

Entre lágrimas de cocodrilo y cantadas de tabla, se llevó a cabo el primer Consejo de Ministros del gobierno de Petro transmitido en vivo el día de ayer, de cara al pueblo colombiano. Más que un ejercicio de gobierno, la sesión dejó en evidencia la improvisación y las profundas discordancias dentro de la actual administración.

Al final, la transmisión, que generó gran controversia, evitó abordar los temas centrales por los cuales fue convocada y que hoy mantienen en vilo el futuro del país. Cuestiones críticas como la crisis humanitaria en el Catatumbo, el drástico recorte presupuestal, las dificultades de los productores o las elevadas tarifas de energía quedaron relegadas.


Lo que sí quedó en evidencia fue el “elefante en la sala”, la corrupción. Sin embargo, ningún ministro se atrevió a nombrarla como la constante en la llamada “administración del cambio”. Por el contrario, todos los presentes optaron por lavarse las manos, y solo después de dos años y medio parecen haber descubierto las fallas estructurales que atraviesa su propio gobierno.

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“Mi gente dice que estaban mejor antes del gobierno del Cambio” afirma Francia. 

Cuando Francia Márquez afirma en el consejo de Ministros que le hubiera gustado contar con una institución para atender a la población más excluida y marginada, ignora que la creación del Ministerio de la Igualdad y la Equidad fue precisamente una de las concesiones que recibió del gobierno con el propósito de atender a quienes ella denomina “los nadies”. Sin embargo, esa promesa se cumplió en forma improvisada, sin cálculos sobre sus costos y con un equipo inexperto.

El Ministerio de la Igualdad ha sido una de las entidades con mayor asignación presupuestal, con $12,4 billones para 2024, superando incluso a carteras como Ciencia y Deporte. No obstante, su ejecución ha sido mínima, para julio de 2024, sólo se habían comprometido $9,7 billones y obligado $4,7 billones, lo que significa que apenas se ha gastado el 3% del presupuesto. En lugar de traducirse en políticas efectivas, estos recursos se han quedado en lo simbólico, en contratos cuestionables y en rumores de corrupción interna.

A esto se suma la improvisación que ha marcado su gestión, la Corte Constitucional ha determinado que el ministerio deberá desaparecer el próximo año debido a que su creación no tomó en cuenta el impacto fiscal. Todo indica que quienes lo dirigen desconocen los principios básicos de la administración pública, pues los cargos terminaron repartiéndose entre los amigos, evidenciando una vez más el uso clientelista de las instituciones que deberían estar al servicio del pueblo. 


“Me duele que mi gente me diga que estaba mejor antes de que yo llegara al gobierno.» Quizá Francia Márquez sufrió un episodio de amnesia durante el Consejo de Ministros, olvidando que, en 2024, mientras seis municipios del Chocó enfrentaban una grave crisis humanitaria por el paro armado del ELN, la máxima representante de los afrocolombianos y encargada de velar por los derechos de las minorías —la vicepresidenta y ministra de Igualdad— no tuvo tiempo para atender la emergencia. En su lugar, estaba de gala junto a los duques de Sussex, un lujo que le costó al país más de $8.000 millones de pesos. ¿Y de qué sirvió su visita? De nada, salvo para que la ministra cumpliera un sueño forjado mientras veía Netflix.

Las actitudes de Laura Sarabia conmigo han sido tales que me ha tocado decirle, “Respéteme, que soy la vicepresidenta”. Lo que Francia no cuenta es que esa misma frase se la ha dicho el país entero. Cuando fue cuestionada por sus numerosos gastos en vuelos nacionales, su respuesta fue un simple “de malas”, evidenciando su desconexión con el pueblo colombiano y replicando la misma política tradicional que tanto criticó. Como quien dice: “Ellos ya robaron, ahora nos toca vivir sabroso a nosotres”. A Francia no parece molestarle la corrupción ni la falta de transparencia que representa el poder de Laura Sarabia como mano derecha de Petro. Lo que realmente le incomoda no es la opacidad en la gestión, sino su propio ego.

El Feminismo de la Ministra Susana Muhamad en el consejo de Ministros

Mohamad, entre lágrimas de cocodrilo, afirmó que han resistido institucionalmente y que las agendas paralelas no provienen de ministros como ella. Sin embargo, su desempeño como ministra de Ambiente es altamente cuestionable. No ha defendido la soberanía del país en materia ambiental .

¿Realmente pueden mirar con dignidad a las comunidades, como ella dice, mientras justifica la instalación de una base militar de Estados Unidos en la isla Gorgona? Su gestión ha dejado de lado el fortalecimiento de las autoridades e instituciones encargadas de monitorear, vigilar y conservar los ecosistemas. Mientras las tasas de deforestación siguen en aumento, en nombre de la crisis climática se entrega el control territorial del Amazonas a Estados Unidos, ahora bajo el paraguas de la OTAN.

Más allá del espectáculo mediático, afirmó que, como feminista y como mujer, no podía sentarse con Armando Benedetti. Sin embargo, no solo se quedó, sino que ratificó su apoyo a ese proyecto político y dejó claro que no tenía intención de renunciar.

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Petro ataca al feminismo para defender a Benedetti

El silencio ensordecedor de Benedetti en el Consejo de Ministros estuvo acompañado por las preocupantes declaraciones del presidente al referirse a la lucha histórica de las mujeres. Haciendo volteretas para defender a Benedetti al afirmar que “el feminismo no es para destruir al hombre” y reconocer que “no soy muy experto en la materia”, dejó entrever una utilización de una visión reduccionista y tergiversada del feminismo. 


El discurso del presidente es contradictorio por un lado, usa un lenguaje inclusivo como fachada progresista, pero, por otro, emplea marcos narrativos que perpetúan la misoginia y el machismo estructural dentro de su gobierno. Al hablar de “feminismos que destruyen al hombre”, recurre a un argumento conservador que victimiza a los hombres frente a una lucha que históricamente ha sido liderada por mujeres contra las múltiples violencias que enfrentan.

Más que una falta de experticia en feminismo, lo que estas declaraciones reflejan es la incomodidad de un gobierno que, aunque enarbola discursos de cambio, sigue atrapado en las mismas estructuras patriarcales que ha prometido transformar. 

Justificar comportamientos problemáticos bajo la premisa de que “un hombre perfecto no existe” perpetúa la impunidad y socava la rendición de cuentas. La defensa de Armando Benedetti, amparada en el legado cuestionable del M-19 sin exigir rectificación, contradice un proyecto de país que en campaña prometió un compromiso real con las mujeres. La falta de coherencia en el discurso de Gustavo Petro, quien enarboló la pañoleta morada para declararse aliado feminista durante la contienda electoral, debilita la confianza en su compromiso con la equidad de género. Además, reducir la política a un regionalismo de “costeños versus cachacos” desvía el debate sobre la verdadera responsabilidad ética y política.

Al país le costó unos 14 millones de pesos, lo que pagamos a estos funcionarios públicos por un consejo de ministros convertido en un espectáculo mediático. Se sometió al país a seis horas de reunión para nada, sin resolver las verdaderas necesidades que hoy afectan profundamente a Colombia. En cambio, montaron un show proselitista y al final, todo sigue igual, solo que ahora con más memes sobre la democracia en Colombia.