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martes, 2 de diciembre de 2025
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“La peligrosidad de los desechos nucleares supera la duración de las civilizaciones humanas”

Charlotte Mijeon, vocera de “Réseau Sortir du nucléaire”, una red francesa de asociaciones en pro del fin de la producción de energía eléctrica nuclear, comparte con Más Colombia su mirada del sector.
Planta nuclear, Energía nuclear

La Red para Salir de la Energía Nuclear (Réseau Sortir du nucléaire) se opone a la energía nuclear. ¿Cuáles son sus principales argumentos?

Primero, consideramos que no se puede descartar el riesgo de accidentes, como los de Chernobyl y Fukushima, los cuales tendrían consecuencias en el medio ambiente, la salud y la economía. Incluso con un funcionamiento normal, la energía nuclear implica contaminación química, térmica y radiactiva. Esta se genera desde la extracción de uranio en las minas, lo que provoca la contaminación de las aguas subterráneas y de la superficie. Luego, se generan emisiones de radiactividad en el medio ambiente, acompañadas de liberaciones de ácido sulfúrico y ácido clorhídrico. Adicionalmente, las plantas nucleares provocan contaminación térmica, pues las cuencas utilizadas para enfriar los reactores liberan agua a una temperatura varios grados superior al medio ambiente, lo que repercute en la biodiversidad, sobre todo en verano. Incluso, a veces nos vemos obligados a apagar los reactores, porque la afectación para el ambiente acuático sería insoportable. 


La gestión de los desechos radiactivos es otra razón para oponerse a la energía nuclear, pues su peligrosidad supera la duración de las civilizaciones humanas. Estimo que, actualmente, no existen soluciones para gestionar adecuadamente estos residuos. Además, está presente el riesgo de que estas sustancias se utilicen con fines militares. Otro argumento es el del costo, pues la energía nuclear es extremadamente cara, lo cual representa un obstáculo a la inversión en opciones más sostenibles, económicas y efectivas en la lucha por reducir nuestras emisiones.

Actualmente, ¿cómo se manejan los desechos nucleares?

Los residuos radiactivos abarcan una variedad muy amplia de sustancias y materiales. Además, no hay consenso en cuanto a lo que se considera desecho y de allí surge una polémica a nivel europeo por no considerar ciertos residuos como tales. Es el caso de los desechos generados por las minas de uranio y del uranio empobrecido, que resulta del enriquecimiento de uranio, los cuales no son considerados residuos radiactivos en Francia. 

El combustible (uranio y plutonio) usado se trata, pero esta operación no disminuye su carga radiactiva. A menudo, el agua contaminada que sirvió para enfriar los reactores acaba en el océano. Al estar ubicada a orillas del océano y en un lugar donde hay muchas corrientes, la planta de La Hague (Francia) arroja al océano el agua de las cuencas de enfriamiento, la cual se diluye y se observa hasta en las costas noruegas. Además, el plutonio es reutilizado en la fabricación de armamento nuclear. 

Con respecto al almacenamiento de los residuos, los más peligrosos son los que resultan de la fisión nuclear. Estos se vierten en vidrio y se guardan para enterrarlos. En Francia, se tiene el proyecto de enterrarlos a 500 metros bajo tierra, pero no se ha concretado de momento.


Por último, los residuos generados en el desmonte de las instalaciones nucleares son enviados a instalaciones de acondicionamiento y almacenamiento. Todo lo que se relaciona con el mantenimiento (por ejemplo los trajes de trabajo de los interventores) es enviado a centros de almacenamiento. 

¿Cómo evoluciona la peligrosidad con el paso del tiempo? 

Las sustancias radioactivas siguen siendo peligrosas por períodos de tiempo que van más allá de las civilizaciones humanas. Si bien el plutonio tarda 24.000 años en perder la mitad de su radiactividad, la inhalación de un solo microgramo puede causar cáncer de pulmón. Además, existe el riesgo de fabricar una bomba con una pequeña cantidad de plutonio. Las sustancias que resultan del proceso de fisión nuclear tienen una duración de vida aún más larga que el plutonio y conllevan el riesgo de contaminación a medio plazo de las aguas subterráneas y vertidos superficiales. 

Según el Informe mundial sobre residuos nucleares, publicado por la Fundación Heinrich Böll, “durante toda su vida útil, la flota europea de reactores podría producir 6,6 millones de m3 de residuos nucleares. Todos apiñados en un solo lugar, llenarían un campo de fútbol de 919 metros de altura, 90 metros más alto que el edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa en Dubai. Cuatro países concentran más del 75% de estos residuos: Francia (30%), Reino Unido (20%), Ucrania (18%) y Alemania (8%)”.

¿Es riesgoso para la salud vivir cerca de una planta nuclear?

Cuando la planta funciona, los ribereños corren el riesgo asociado a los vertimientos de agua contaminada con sustancias radioactivas. Sin embargo, resulta difícil establecer de manera indiscutible el vínculo causal entre la cercanía a una planta nuclear y el desarrollo de cáncer, no solamente porque la enfermedad podría estar relacionada con otro factor, sino también porque estos cánceres se desarrollan después de muchos años. 

Con el accidente de Chernobyl vimos que se multiplicaron los cánceres de tiroides en la zona de la planta. En Alemania observaron que hay un aumento de la leucemia infantil en un radio de 5 km alrededor de los sitios nucleares. En Francia carecemos de datos al respecto porque los cánceres se registran por departamento y zonas.


Académicos y políticos afirman que la energía nuclear es una forma eficiente y barata de producir energía. ¿Qué opina al respecto?

Con la energía nuclear es necesario diferenciar el costo para los consumidores en la factura del que pagan los contribuyentes a través del impuesto. En Francia, como en la mayoría de los países que han desarrollado la energía nuclear, este sector se ha beneficiado de un apoyo estatal extremadamente fuerte, por lo que en la factura el precio es muy barato. 

En realidad, en Francia observamos que cada generación de planta nuclear cuesta más que la anterior. Además, si bien se incluye el costo del desmantelamiento de las plantas nucleares, este suele ser totalmente subestimado.

Aunado a lo anterior, se observa un incremento del costo de la energía nuclear. Según el Informe Mundial de la Industria Nuclear (World Nuclear Industry Status Report), entre 2010 y 2020 el costo de la energía nuclear aumentó un 33%, mientras que el costo de la energía solar disminuyó un 90% y el de las turbinas eólicas un 70%. Actualmente, el precio del megavatio/hora para los reactores en construcción se ubica alrededor de 110-120 euros, el doble del precio de la energía eólica terrestre.

Finalmente, la generación de una energía económica para el consumidor ha llevado a que la energía esté desconectada de la realidad y genere despilfarros. El hecho de contar con electricidad en abundancia no incentivó la implementación de comportamientos responsables ni proyectos de aislamiento térmico de los edificios para ahorrar energía, entre otros mecanismos de ahorro energético.

Con la tecnología actual y las crecientes necesidades de energía, ¿el planeta está en condiciones de realizar una transición energética que prescinda de la energía nuclear?

Muchos grupos de expertos han investigado el tema y presentaron escenarios que permiten alcanzar nuestros objetivos climáticos al tiempo que se abandona la energía nuclear. Técnicamente es posible realizarlo, siempre y cuando no se sustituya una sobreproducción de energía por otra sobreproducción para responder a un sobreconsumo. Es necesario reflexionar sobre nuestras necesidades en aras de eliminar consumos innecesarios; pensar en cómo utilizar la energía de manera más eficiente y, de esta manera, responder a los mismos servicios con menos energía. 


Un estudio del Centro Internacional de Investigación sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIRED) mostró que en Francia es posible lograr una matriz energética 100% renovable para 2050. Más allá de estas consideraciones, es necesario plantear la pregunta al revés. Si bien salir de la energía nuclear es un desafío, seguir usándola también lo es. Eso supondría alargar la vida de los reactores existentes, lo cual conlleva un riesgo de seguridad, costos adicionales y retrasos en la fabricación de piezas, entre otros. 

Alemania tomó la decisión de abandonar la energía nuclear, pero está prendiendo de nuevo sus plantas de carbón y este es un combustible fósil altamente contaminante. ¿Qué opina al respecto?

Hay muchos conceptos erróneos al respecto. Históricamente, Alemania ha tenido carbón y gas, por lo que la salida de la energía nuclear no impide el consumo de estas energías fósiles. El cierre de plantas nucleares no se ha compensado con la reapertura de centrales eléctricas de carbón. Si bien es cierto que en 2013 aumentó el uso de carbón, esto está relacionado con el bajo costo del derecho de emisión de CO2 en el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea, el cual favoreció el carbón sobre la energía nuclear. De la misma manera, la apertura de la planta de Datteln, en 2020, resulta de una decisión anterior a la de cerrar definitivamente la flota nuclear y no está vinculada a la necesidad de compensar.

En contraste, Alemania ha cerrado plantas de carbón y ha reducido su dependencia de los combustibles fósiles. Entre 2010 y 2020, disminuyó la producción de los combustibles fósiles en 130 TWh (teravatio/hora, equivalente a un billón de vatios/hora) y de la energía nuclear en 76 TWh.

Desde principios de la década de 2000, ese país ha promovido las energías renovables. El desastre de Fukushima, sumado a la perspectiva del cierre de los reactores nucleares, ha acelerado esta tendencia. Entre 2010 y 2020, Alemania aumentó las energías renovables en 146 TWh. De esta manera, el desarrollo de las energías renovables ha prácticamente duplicado lo que se producía con energía nuclear. Los últimos reactores nucleares en Alemania deben cerrar en 2022. Ahora, el desafío que le espera a Alemania es acelerar la salida del carbón, porque el plazo anunciado de 2038 es demasiado tarde. 

Para producir energías renovables se necesitan materiales raros que implican su extracción del subsuelo, en condiciones ambientales y sociales lamentables que suelen ocurrir en países pobres. ¿Cuál es su postura al respecto? 

Es cierto que el uso de energías renovables no es del todo neutral. Sin embargo, es necesario poner en perspectiva estas implicaciones. Solamente ciertos modelos de turbinas eólicas –las marinas– utilizan neodimio (metal raro). Con respecto a la energía solar, es muy bajo el consumo de metales raros. Además, las técnicas avanzan rápidamente y el consumo se reduce sustancialmente. 


Estimo importante comparar el impacto de las energías renovables con el de sectores como el de armamento, electrónico y audiovisual, entre otros, que utilizan metales raros en cantidades más importantes. Otra diferencia importante es que la utilización de los metales raros en los equipos de energías renovables sirve para instalaciones con una duración de varias décadas. En contraste, una planta nuclear requiere de metales raros para su construcción y para la  extracción constante de uranio.

¿Cómo ve usted el futuro de la producción de energía en el mundo?

Para ser posible, el futuro sólo puede ser 100% renovable. El escenario a futuro no consiste en sustituir la sobreproducción actual por otra para alimentar el sobreconsumo; al contrario, necesitará permanecer en el marco de los límites planetarios. Esto es realizable en una gran diversidad de territorios. Para ello, necesitamos decisiones políticas que dejen de apostarle a la energía fósil y nuclear. 

Además, necesitamos avanzar hacia modelos energéticos cada vez más resilientes al aumento de los fenómenos meteorológicos extremos. En un mundo donde se multiplican las olas de calor, los huracanes y las inundaciones, la construcción de reactores nucleares no es una opción pertinente. Su implantación cerca la costa aumenta los riesgos de inmersión y, de instalarse en tierras cercanas a fuentes de agua, aumenta el riesgo de competencia en periodos de sequía entre los usos para agricultura y para suministro de energía. 

Considero que la inversión en nuevos reactores representa una pérdida de tiempo en la carrera contrarreloj del calentamiento global. Sabemos que, actualmente, 3 de cada 5 reactores en construcción en el mundo (unos 50) están experimentando retrasos importantes. Para algunos de ellos, el tiempo de construcción se ha duplicado en comparación con los plazos anunciados.

Francia es uno de los países del mundo que tiene más plantas nucleares para la producción de electricidad. ¿Cuántas plantas tiene el país y qué porcentaje de la energía que consume Francia producen?

Francia cuenta con 18 plantas nucleares, lo que representa 56 reactores en funcionamiento. Estas instalaciones aportan el 70% de la electricidad que produce el país».


Las plantas nucleares en Francia son antiguas y su seguridad ha sido cuestionada. Incluso, activistas de Greenpeace han ingresado a plantas nucleares francesas para demostrar fallas de seguridad. ¿Qué se está haciendo al respecto?

La seguridad es un riesgo real, pero sigue sin resolverse. En 2015, el Congreso aprobó una ley para criminalizar las intrusiones en las plantas nucleares, pero considero que eso no disuade a ningún terrorista que quiera llevar a cabo un ataque, sino que tiende a criminalizar a los activistas que se oponen a la energía nuclear. Además de esta medida, se crearon institutos de vigilancia para identificar señales de radicalización entre los trabajadores de las plantas.

Por otra parte, existen fallas de seguridad relacionadas con los defectos de los equipos nucleares, bien sea intencionales, como resultado de un fenómeno de fraude, o no. En 2016, nos dimos cuenta de que los defectos en el tanque de la planta de Flamanville (Francia) resultaban de la falsificación de miles de archivos. Este tipo de problemas se pueden generalizar a toda la flota nuclear francesa. De ahí que sea difícil discernir en qué medida estas fallas son anecdóticas y en qué medida se tomó una decisión deliberada de pasarlas por alto para evitar el descrédito que le significaría a la energía nuclear sacarlas a la luz.

En términos económicos, ¿cuál sería el impacto para Francia de dejar de producir energía nuclear?

Desde el punto de vista económico, la energía nuclear representa un buque insignia de la industria, pues el país cuenta con un gran mercado de componentes para plantas nucleares y combustibles. Sin embargo, se observa que Francia tiene mucha dificultad para exportar y vender sus reactores nucleares.

En contraste, las energías renovables y las profesiones de transición energética en sentido amplio crean más puestos de trabajo que la energía nuclear. Si bien se plantea la cuestión de la reconversión laboral, por lo menos en Francia los trabajadores del sector nuclear se benefician de un estatuto protector que le impide a Électricité de France (EDF), una empresa estatal en un 80%, despedirlos. Aunado a lo anterior, las energías renovables generan riqueza de manera uniforme por todo el país y permiten crear puestos de trabajo que no se pueden deslocalizar.