Inicio  »  Columnistas  »  La mala planificación esta vez afecta al aeropuerto de Leticia

La mala planificación esta vez afecta al aeropuerto de Leticia

Kevin Murillo, Columnista, Más Colombia

Kevin Murillo

Representante en la Plataforma Departamental Juvenil de Leticia y miembro de Defendamos Nuestra Amazonía.

El cierre intermitente y total del aeropuerto internacional Alfredo Vásquez Cobo de Leticia, por varias semanas, representa más que una simple inconveniencia logística. Es el reflejo perfecto de un patrón sistemático de improvisación y falta de planificación que ha caracterizado históricamente la gestión de proyectos de infraestructura en el departamento del Amazonas.

Temporada alta afectada

La decisión de programar trabajos de obras en plena temporada turística alta revela una desconexión preocupante entre quienes toman las decisiones técnicas y la realidad económica regional. Entre agosto y septiembre, Leticia experimenta uno de los picos turísticos, gracias a las condiciones climáticas favorables del verano amazónico.

El aeropuerto Alfredo Vásquez Cobo es prácticamente la única puerta de entrada aérea a la capital del Amazonas, Leticia, y su cierre intermitente durante varias semanas de la temporada alta representará pérdidas para el sector turístico local, considerando que cada turista genera un gasto importante durante su estadía.

Los hoteles, restaurantes, operadores turísticos y guías locales, que dependen de estos dos meses para sostener sus ingresos anuales, enfrentan ahora la perspectiva de cancelaciones y una drástica reducción de la ocupación. Esta situación es particularmente grave en una región donde el grueso de la economía formal depende directa o indirectamente del turismo.

Aeropuerto de Leticia: otro caso del Síndrome del Elefante Blanco Amazónico

El del aeropuerto de Leticia no es un incidente aislado, sino la manifestación más reciente de un problema estructural que ha convertido a la Amazonía en un cementerio de proyectos mal concebidos y peor ejecutados. La región está plagada de lo que coloquialmente se conoce como “elefantes blancos”: infraestructuras costosas que no cumplen su propósito o permanecen subutilizadas debido a deficiencias en su planificación.

Los ejemplos abundan, como el muelle fluvial de Leticia, del que hoy solo vemos pilotes. La sede principal del colegio Sagrado Corazón de Jesús es otro caso. Para nadie es un secreto que, a pesar de tener “nueva infraestructura”, tiene múltiples falencias y a la comunidad educativa le toca padecer y sufrir las consecuencias de la mala planificación y de la mala infraestructura, aunque sea nueva.

El patrón se repite sistemáticamente, desde licitaciones apresuradas, estudios de factibilidad superficiales, desconocimiento de las particularidades climáticas y geográficas amazónicas, y una coordinación deficiente entre entidades nacionales y locales.

Centralización vs. realidad territorial

La mala planificación en proyectos en el Amazonas tiene su origen en un modelo de gestión centralizado que ignora las especificidades territoriales. Las decisiones se toman desde Bogotá por funcionarios que desconocen las dinámicas locales, los ciclos climáticos y las necesidades reales de las comunidades.

El caso del aeropuerto es paradigmático, pues cualquier análisis básico habría identificado agosto-septiembre como el período menos apropiado para intervenciones que afecten la operatividad. Sin embargo, prevalecen cronogramas burocráticos sobre consideraciones técnicas y económicas territoriales.

Esta desconexión se agrava por la ausencia de mecanismos efectivos de participación local en las fases de planeación y diseño. Los estudios previos rara vez incorporan las voces de operadores turísticos, comunidades indígenas o autoridades locales que conocen las particularidades del territorio.

La solución no radica únicamente en mayor inversión, sino en transformar radicalmente los procesos de planificación. Es imperativo establecer cronogramas que respeten los ciclos económicos locales, implementar estudios de factibilidad que incluyan variables climáticas específicas y garantizar la participación efectiva de actores territoriales en todas las fases del proyecto.

El cierre del aeropuerto de Leticia debe convertirse en una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad urgente de desarrollar capacidades técnicas regionales y modelos de gestión que pongan el territorio y sus particularidades en el centro de la planificación. Solo así podremos romper el ciclo perverso de improvisación que ha convertido cada proyecto de infraestructura amazónica en una nueva decepción para sus habitantes y visitantes.

Otras columnas de Kevin Murillo

Al Amazonas solo vienen para la foto

65 días de Lena Estrada en el Ministerio de Ambiente

La cultura del selfie y las redes sociales afectan a la fauna silvestre en el Amazonas

Salir de la versión móvil