¿Para qué una marca?

Marta Isabel González
Ingeniera de Diseño de Producto, Magíster en Mercadeo, creadora de La Vendedora de Crêpes.
Una de las cosas que me ha acompañado siempre en la vida es la suerte, o en mis propias palabras: siempre he tenido rosca con Dios. Sé que esto suena raro, o por lo menos increíble, pero me invitaron un mes a Grecia con todo pago. ¿A quién le pasa eso? ¿Qué tiene que ver eso con emprendimiento?
Irse un mes y dejar mi negocio en manos de la única empleada que lleva tres meses trabajando conmigo es un reto grande, o más bien enorme. Pero hice un plan, empecé a organizar todo porque una oportunidad de esas no se puede dejar pasar y ocho días antes de irme, cuando tenía todo listo y sabía que podía viajar tranquila y estar pendiente del negocio desde el otro lado del mundo, mi única empleada renunció.
Los cinco primeros minutos después de enterarme fueron de pánico absoluto. Ocho días no son suficientes para entrenar a una persona, mucho menos para soltarle mi negocio entero. Después de esos minutos de buscar soluciones que realmente no solucionaban nada, pasé a la fase de aceptación. No había nada qué hacer. ¿Entonces no viajo? ¿Cómo llama uno a una persona y le dice que el platal que pagó por mis tiquetes se va a perder? Otra vez pánico.
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Después de pensarlo mil veces, decidí que lo mejor era cerrar mi negocio durante un mes. Eso implicaba que mis clientes buscaran productos sustitutos, que el enganche de las redes sociales bajara y muchas otras cosas que seguro no se me pasaron por la cabeza, pero no es la primera vez que cierro mi negocio y, aunque siempre que lo he hecho las ventas se han visto afectadas, siempre han vuelto a subir.
Escribo esto desde Grecia y gratamente sorprendida porque mis clientes me siguen escribiendo para preguntarme cuándo vuelvo para hacerme el pedido desde ya. También han aparecido clientes nuevos que quieren contratarme para eventos y me confirmaron un taller en Bogotá para el mes de octubre. En otras palabras, no se cayeron las ventas.

Solo encuentro una explicación y es que, después de cuatro años de trabajarle y trabajarle a la construcción de marca, mi marca ya está posicionada. Falta mucho por hacer, pero tanto trabajo está dando frutos. Todo esto para decirles que, cuando se tiene una visión de negocio a largo plazo, creo que es más importante trabajarle a la marca que a las ventas. Evidentemente, estas son muy importantes, pero la marca es la que las sostiene en el tiempo.
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