¿Por qué no está más cara la gasolina en Colombia?
Mientras en otras latitudes a los hogares se les reciente el bolsillo por los altos precios de los combustibles, en Colombia no sucede así. ¿En qué se diferencian las políticas públicas de precios de nuestro país y qué impacto tienen? Análisis.

El precio del petróleo jala al de la gasolina
Los ciclos de los precios del crudo tienen un movimiento similar al ondulatorio, con subidas y bajadas. Durante los tiempos de caída, como los de 2014, 2015 y especialmente el de 2020, muchos países han presentado una reducción en los precios de los combustibles, aunque este fenómeno, por las políticas internas de cada nación, se ha dado de forma diferente.
Por efecto de la inflación generada por el rebote de crecimiento del 2021 y el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, desde el primero de marzo pasado los precios internacionales del petróleo en las referencias WTI y Brent ‒y en general en las más de 150 de referencias existentes‒ se volvieron a ubicar por encima de los 100 dólares el barril. La situación no se observaba desde el 30 de julio de 2014, cuando el WTI valió 104,29 dólares el barril y el Brent, 106,47 (Cifras de U.S. Energy Information Administration).
Los precios llegaron a niveles máximos de 123 y 133 dólares este 8 de marzo y, si bien han vuelto a caer, hasta ahora no han sobrepasado la barrera de los 100 dólares e incluso están volviendo a subir.
Tanto el petróleo como el gas ‒el carbón también entra en esta lista‒ son los principales energéticos del mundo. Los aumentos en los precios de estos dos bienes afectan directamente el bolsillo de consumidores y la caja de las empresas. Cuando los aumentos son de grandes dimensiones, le abren camino al recalentamiento económico, lo que incluye posibles caídas en el PIB.
En Europa (Eurostat), entre febrero de 2020 y febrero del 2021, la inflación de combustibles fue del 26,7% y la del gas llegó al 40,3%. Por su parte, en los Estados Unidos, el precio del galón de gasolina regular (aquí conocida como corriente, aunque no son lo mismo por las diferencias en el octanaje) y del diésel, desde el 6 de mayo de 2020 hasta el 14 de marzo del 2021, aumentaron 148,8% y 118,8%, respectivamente, hasta ubicarse en 4,18 dólares y 5,25 dólares el galón (EIA, informe de precios, Mar.14.22). Esta tendencia alcista se ha mantenido en los últimos días, con lo que se ha afectado el gasto que hacen los hogares en combustibles. En mayo del 2020, un estadounidense destinaba el 0,9% del ingreso per cápita diario para pagar un galón de gasolina y el 1,37% para comprar uno de diésel. A marzo de 2022, gasta el 2,4% del ingreso diario en gasolina regular y el 3% en diésel (cálculos con base en datos EIA y del Banco Mundial).
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Los precios de la gasolina y del diésel en EE.UU. se ajustan con el precio del petróleo, pues esta materia prima representa el 56% y el 51% de su valor, respectivamente. Cada semana, de acuerdo con el precio promedio diario del petróleo de la semana anterior y los costos de refinación y transporte, las estaciones de servicio norteamericanas anuncian los precios que regirán por los siguientes siete días. En el país del norte, a diferencia de Colombia, no existe un mecanismo estabilizador de los precios de los combustibles. Tampoco existe en Europa, donde se ha venido discutiendo ante la abrupta subida en las facturas de la energía (Comunicado Comisión Europea, marzo 2022).
La forma como se establecen los precios de la gasolina, en la cual se transfieren al consumidor la totalidad de los movimientos del precio internacional del crudo (principal materia prima), les permitió a los hogares norteamericanos generar importantes ahorros durante los períodos de bajos precios (2008-2010 y 2014-2021).
Esta fue una situación ventajosa que, no obstante, llegó a su fin. Entre 2008 y 2020, los hogares redujeron su gasto en energía en 25%, producto de la caída en los precios del petróleo desde su máximo histórico, ocurrido en junio de 2008, cuando el WTI llegó a cerca de 160 dólares el barril. En cambio, la subida reciente (2020-2022) ha elevado el gasto promedio en energía en 383 dólares al mes (Foreman, American Petroleum Institute, Mar.10.22), monto equivalente a 1,5 millones de pesos colombianos.
Cómo va el mercado global petrolero
En los mercados los precios generalmente fluctúan en función de la oferta y la demanda. Sin embargo, para productos como el petróleo existen otros factores adicionales, como la geopolítica, las movidas del cartel de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), la oferta y el precio de productos sustitutos, etc. A estas circunstancias se deben agregar, además, el papel de los mercados financieros y de los capitales especulativos.
Desde la reducción abrupta del 2020, ocasionada por la pandemia del Covid-19, la demanda por crudo ha presentado un aumento sostenido. De una demanda promedio de 90,97 millones de barriles diarios, en 2020, se llegó, en el cuarto trimestre del 2021, a una de 100,1 millones de barriles, lo que representa un crecimiento anual del 6,29% (OPEP, Reporte Mensual Mercado del Petróleo, p. 26-34, marzo de 2022). Por otro lado, la oferta creció 6,22% en 2021. Sin embargo, mientras la oferta y la demanda subieron un poco más del 6%, el crecimiento acumulado del precio diario del WTI y el del Brent fue de 50,27% y 46,83%, respectivamente.
¿A qué se deben las diferencias de crecimiento entre la demanda y el precio, donde este último sube a una velocidad 7,7 veces mayor que la demanda y la oferta? Además del carácter psicológico-especulativo de los mercados, están los problemas de suministro, las mayores restricciones ambientales y sociales a la oferta de crudo, la escasez de mano de obra en varias regiones del mundo, la tendencia a la baja en los niveles de inversión en la actividad, la reducción de las reservas no estratégicas y estratégicas de crudo —en EE.UU. las estratégicas han bajado en cerca de 80 millones de barriles, hasta ubicarse en los menores niveles de los últimos quince años (EIA, Mar.08.22)— y el bajo ritmo de recuperación de la producción de la OPEP (EIA, Perspectivas Energéticas de corto plazo, marzo de 2022). Todos estos factores han presionado al alza el precio internacional del crudo en los mercados de futuros, que son aquellos en los que se negocian contratos de suministro de producción futura, es decir, se pacta a un precio definido en el presente un producto que será entregado en una fecha posterior.
La mayor incertidumbre derivada de los elementos expuestos conduce a que en los mercados de futuros se ofrezca más dinero por el petróleo, lo cual jala hacia arriba los precios negociados en los contratos del día, denominados spot (contrato de compra venta de entrega inmediata, es decir, hasta dos días hábiles después de la fecha de la negociación). Los movimientos de capitales especulativos crean procesos inflacionarios o deflacionarios en mercados como el de la energía. Y en el caso del crudo han agregado todavía más volatilidad a un mercado que ya ha sido de por sí muy volátil desde marzo del 2020, como lo refleja el Índice de Volatilidad del Petróleo (OVX).
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La sumatoria de los factores señalados tiene a los hogares norteamericanos y europeos pagando altos y crecientes precios por los combustibles, los cuales, según predicciones de la EIA y la Comisión Europea, se quedarán por encima de los cuatro dólares el galón el resto del 2022. Contrario a lo que ha venido sucediendo en EE.UU. y Europa, los precios de 2021 y 2022 en Colombia no han subido de la misma manera.
Por qué en Colombia el precio de los combustibles no ha subido como en otros países
Comparados con los valores vigentes a febrero del 2020, los precios de la gasolina corriente y del diésel a marzo del 2022 siguen por debajo de los niveles prepandemia. El precio promedio nacional de la gasolina es de $9.104 y el del diésel de $8.969 (Ministerio de Minas, Indicadores sector minero energético, pp. 18, Mar.11.22). Esto es, respectivamente, -3% y -7% menos que los niveles de precios de febrero de 2020. Se trata, entonces, de una tendencia contraria a la de los Estados Unidos, en donde, al comparar los precios de febrero del 2020 con los de febrero del 2021, se tiene que los de la gasolina aumentaron en 44,8% y los del diésel lo hicieron en 38,6%.
El precio de los combustibles en nuestro país es administrado por el Ministerio de Minas y Energía, que lo dicta bajo los siguientes elementos: el ingreso que se le paga al productor de combustibles de acuerdo con el marco legal para la administración del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), los impuestos a los combustibles, el régimen de precios vigente en cada municipio y la economía política. A lo anterior hay que agregarle el costo del transporte y los márgenes de los distribuidores mayoristas y minoristas (Estaciones de Servicio).
Para los combustibles existen tres regímenes de precios diferentes: libertad regulada, libertad vigilada y zonas de frontera. La SIC y el Ministerio de Minas, de acuerdo con la ley, establecen qué régimen aplica para cada municipio. En la libertad regulada el MinMinas, en conjunto con las alcaldías de 907 municipios, define un precio a cobrar en las estaciones de servicio. En la libertad vigilada, que aplica en 25 municipios, se dan precios de referencia por parte del Ministerio y cada gasolinera define el precio a cobrar, de acuerdo con su estructura de costos y los respaldos de apalancamiento que tenga por parte de los agentes mayoristas (los principales son multinacionales). Por último, en las zonas de frontera, que operan en 171 municipios, se otorgan unos beneficios en precio y en un cupo, los cuales están determinados por resolución del MinMinas en razón a la ubicación de cada localidad (Revista Premium No. 38, p. 18-21, Mar.2021) y de acuerdo con los mandatos de la Ley 191 de 1995 y las que la han modificado.
La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), por su parte, monitorea estos precios y define los mecanismos de intervención (libertad regulada o vigilada) en un mercado nacional donde los agentes mayoristas cuentan con gran influencia.
De acuerdo con las disposiciones legales que determinan la política de administración del Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (FEPC), se determina aproximadamente el 58% del precio final de la gasolina y el 67% del diésel. El resto del precio depende de los impuestos, el transporte, el régimen de precios y los márgenes de los agentes mayoristas y minoristas. Los porcentajes anotados corresponden al ingreso de los productores de combustibles, que en el país son Ecopetrol y los productores de etanol y biodiésel.
A la petrolera se le remuneran los combustibles de acuerdo con el precio internacional de referencia WTI, pero los consumidores colombianos no pagamos plenamente ese precio. En consecuencia, el diferencial entre el precio internacional y el precio interno implica ahorros en el FEPC cuando el precio interno —sin sumarle los otros rubros que componen el precio, como impuestos, transporte y márgenes— supera al internacional, o giros de este a Ecopetrol, cuando el precio externo supera el interno.
Cómo opera el FEPC
Según la norma de administración del Fondo, mes a mes, el precio tiene un límite de variación del 3% en comparación con el precio vigente anterior. Al respecto, Corficolombiana (marzo 2022) ha expresado que ese crecimiento máximo se ha establecido en un período en el que el precio internacional o Paridad de Exportación (léase WTI) “aumentó a tasas mensuales de 5,5% en promedio”. Esto ha generado un diferencial que, por las transferencias del Fondo a Ecopetrol, da lugar a un creciente déficit financiero en el mecanismo de estabilización.
Asimismo, Corficolombiana resaltó la dificultad de aumentar aún más los precios, ante el descontento social que vivió el país el año pasado: “Adicionalmente, presiones de economía política limitaron ajustes al alza en los precios de los combustibles. En efecto, en el marco de la pandemia, en donde los hogares vieron enormemente afectado su ingreso, el descontento social exacerbó las tensiones sociopolíticas, lo que desencadenó una serie de protestas en el 2021. En medio de este panorama, y junto a un repunte acelerado de la inflación, las limitaciones políticas a ajustes al alza en el precio cobraron más fuerza”.
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El diferencial que se crea entre el valor del ingreso al productor y el precio al consumidor en la puerta de la fábrica (refinería), si el combustible se pagara al valor pleno del precio internacional de referencia WTI más costos de refinación y ganancia del refinador, es compensado o retenido por el FEPC. Como generalmente el precio al productor ha estado por debajo del de referencia internacional, el Fondo se ha visto en la obligación de mantener un déficit para compensar el precio. El balance del Fondo, salvo en 2020, ha sido negativo (ver tabla).
Por considerar el impacto fiscal y el hecho de que no se transfieren los movimientos del mercado global del petróleo al precio al consumidor final, en el país ha habido voces que solicitan cambiar el mecanismo de funcionamiento del Fondo. Corficolombiana, por ejemplo, ha señalado que es “relevante dar una discusión sobre las reglas bajo las cuales opera el FEPC […] donde sería adecuado plantear un mecanismo de ajuste automático del precio de referencia al público, a partir de una fórmula matemática, que permita desvincular su determinación de presiones de carácter político, manteniendo una válvula de escape a utilizar en caso de que se presenten situaciones extraordinarias establecidas en la ley”.
¿Cómo se han beneficiado los consumidores del FEPC?
De otro lado, están los consumidores. Según los índices de costos construidos por el DANE, en 2021 el diésel aportó el 41% de los costos, en el caso de los transportadores de carga, y el 31% en el de los transportadores de pasajeros. En la construcción pesada los costos de combustibles correspondieron al 7% de los costos, mientras que los hogares destinaron a transporte el 9,5% del gasto.
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En 2021, el precio promedio del galón de gasolina fue de $8.648 y el del diésel $8.526 (MinMinas), lo cual equivale al 13,5% del ingreso per cápita diario de un colombiano (cálculos con base en datos MinMinas y BanRepública). Sin la existencia del Fondo, los precios por galón de la gasolina corriente y del diésel hubieran sido de $11.277 y 11.155, equivalentes al 17,76% del ingreso per cápita diario de los colombianos (cálculos con base en datos MinMinas, BanRep y Corficolombiana).
Si bien hay un déficit en el FEPC, es importante considerar que el principal beneficiario de las transferencias de este es Ecopetrol, una compañía de mayoría estatal que generó utilidades netas por $18,7 billones en 2021, de las cuales el 88% son propiedad de la nación. Lo anterior significa que las ganancias de Ecopetrol de 2021 fueron 2,68 veces superiores al valor del déficit del FEPC. Si se tienen en cuenta las utilidades entre 2021 y 2018, las cuales ascendieron a $48,6 billones, se obtiene que estas fueron 3 veces superiores al déficit acumulado del FEPC. De esta manera, el balance para las finanzas públicas de la política de estabilización de los precios de los combustibles, como un elemento de la política económica y de la distribución de la renta petrolera entre toda la sociedad, ha sido positivo.
Además, la reducción promedio de -5% en los precios de la gasolina y el diésel les ha generado a los consumidores un excedente para el gasto, que no solo resulta útil para aliviar el bolsillo sino también para controlar el crecimiento de la inflación. La discusión sobre el manejo del Fondo sigue abierta.
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