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viernes, 14 de marzo de 2025
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Productores de maíz reclaman ayudas del gobierno ante fenómeno del niño

Protestas de cultivadores de maíz revelan vientos de crisis por cuenta de las importaciones y la falta de resultados por parte del Gobierno. Los retos parecen alcanzables pero no hay avances.

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Tras 2 años de haberse publicado el Plan de Ordenamiento Productivo (POP) de la cadena de maíz por parte del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, los resultados en los principales indicadores de la cadena del maíz no presentan avances significativos y tras los efectos del fenómeno de El Niño los productores empiezan a quejarse.

Aunque la producción creció en los últimos años, las importaciones lo hicieron a un ritmo superior. Esta situación provocó una disminución drástica en los precios, dejando a los agricultores en una situación financiera difícil. Así lo denunciaban productores a finales de 2023, en el departamento de Córdoba, que no encontraban comprador para por lo menos 20.000 toneladas.

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En noviembre de 2023 la Asociación de Pequeños y Medianos Agricultores del Bajo y Medio Sinú, en Córdoba, emitió un llamado urgente al Gobierno Nacional debido a que aproximadamente 26.700 toneladas de maíz estaban represadas en el departamento debido a la falta de compradores y rutas de comercialización.

Según denunció Ignacio Pinedo, productor de San Pelayo, Córdoba, a finales del 2023 no había podido vender su producción porque el maíz que entra del exterior por el puerto de Tolú lo hace a un precio demasiado barato. Según denunció el productor, el problema es que “el maíz importado cuenta con subsidios, mientras que en Colombia son pocos los apoyos al productor”.

Más recientemente, el pasado 18 de enero de 2024, productores de maíz protestaron pacíficamente en Pelaya, departamento del Cesar, por los bajos precios del maíz y por la falta de comercialización del mismo.

Así mismo, han sido recurrentes las denuncias de Fenalce por la llegada al país de maíz estadounidense no apto para consumo humano y animal y las pocas respuestas del Gobierno y de los mecanismos contemplados en el TLC.

Como si fuera poco, el sector enfrenta incertidumbre ante los mecanismos de mitigación de los efectos del fenómeno de El Niño, el cual amenaza las cosechas del 2024, al tiempo que los anuncios de renegociación del TLC están cada vez más y más lejos.

Los colombianos consumimos principalmente maíz importado

La cadena productiva del maíz en Colombia desempeña un papel crucial en la economía campesina, la agricultura comercial y la agroindustria, tanto para la alimentación humana como animal.

Su producción y consumo están arraigados en la cultura de diversas regiones del país, y su condición como materia prima principal en la producción de proteína animal la sitúa como una cadena estratégica para la seguridad alimentaria nacional.

De acuerdo con Fenalce el mercado colombiano tiene una demanda de maíz insatisfecha del 79% que se suple con maíz importado que se podría producir en el país. El valor de esas importaciones colombianas de maíz representó el 9% del déficit comercial en 2021. El maíz es el grano alimenticio que más se importa en Colombia. En 2021 las importaciones de maíz significaron el 42% de las 14 millones de toneladas de alimentos importados por Colombia.

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Colombia crece por detrás de las tendencias mundiales tras la pandemia

De acuerdo con el Consejo Nacional del Maíz Colombiano, la demanda mundial de maíz alcanzó 1.192 millones de toneladas en 2023 y no ha parado de crecer en la última década. De hecho creció un 45% con respecto a los últimos 15 años, un 2,7% con respecto a 2022 y un 1% si se compara con el 2021.

En Colombia la producción nacional de maíz creció un 23,4% en los últimos 15 años, al pasar de 1,6 millones de toneladas a 1,9 millones, a un ritmo promedio anual de 3,4%; mientras que las importaciones crecieron un 96,5%, a un ritmo anual de 5,5%, al pasar de 3,3 millones de toneladas en 2008 a 6,5 millones en 2022.

El aumento significativo en la demanda de maíz amarillo se atribuye, según el Consejo Nacional de Maíz, principalmente al crecimiento poblacional en Colombia, que ha implicado una mayor de manda de maíz para consumo humano y de carne de cerdo pollo y huevos, de los cuales el maíz es uno de los principales insumos.

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Las cifras en materia de cultivo muestran retrocesos

Desde 2018 a 2023 los países con mayor área sembrada de maíz incrementaron el área sembrada en 8,4%. China cuenta con 49 millones de hectáreas sembradas de maíz, le siguen Estados Unidos (35 millones de ha), Brasil (23 millones de ha), India (10 millones de ha) y Europa (8,2 millones de ha).

En Colombia, hasta 1990 se sembraban 786.800 hectáreas de maíz, sin embargo, con el TLC firmado con Estados Unidos, los bajos precios del maíz importado llevaron al sector a la quiebra. En 2008 se registraron apenas 523.820 hectáreas sembradas.

De hecho, en los últimos cinco años en el país apenas se llegó a las 462.626 hectáreas sembradas, un crecimiento quinquenal de 18,4%. Esto evidencia la subutilización de la tierra en Colombia que se debe corregir, pues de acuerdo con Fenalce, en el país tan solo se siembra el 1% del área potencial para maíz.

De acuerdo con las cifras del gremio, la demanda nacional (producción más importaciones) pasó de 4,5 millones de toneladas en 2009 a más de 8,4 millones de toneladas en 2022, principalmente por el crecimiento sostenido de la demanda de maíz amarillo, clave para la alimentación de animales.

Con base en las cifras de Fenalce el Consejo concluye que “de los más de 8,4 millones de toneladas que adquirieron los colombianos en 2022, el 88% (7,3 millones) fue maíz amarillo y tan sólo el 12% (1,08 millones) fue blanco, estimación que se mantiene para el año 2023”.

Aunque Colombia figura como un importador de maíz en los mercados internacionales, por sus riquezas naturales y humanas tiene la posibilidad de garantizar buena parte de su demanda interna y de convertirse en un actor relevante.

Así lo señala Fenalce en el “Plan para avanzar con maíz de producción local en la sustitución competitiva de importaciones hacia la autosuficiencia alimentaria (2023-2026)”, presentado el 20 de julio de 2022 al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el cual señala que es posible recuperar 400.000 hectáreas en 4 años.

Sin embargo, Colombia produjo en 2022 unas 1,9 millones de toneladas, de acuerdo con el Indicador Cerealista de Fenalce, en 462.626 hectáreas, las cuales tuvieron un rendimiento de 3,98 toneladas por hectárea. Esto corresponde, de acuerdo con el gremio, a tan solo el 1% del área potencial para la siembra de maíz.

Estos resultados representan un avance mediocre si se tiene en cuenta el comportamiento de los principales actores del sector a nivel internacional.

Los retos de la sustitución de importaciones en la cadena del maíz

En el país, el maíz se cultiva en una amplia gama de áreas, desde pequeñas unidades para autoconsumo hasta grandes empresas agrícolas de 40,000 hectáreas, como La Fazenda en la Altillanura Colombiana. Según el DANE de 2015, el 76% de las unidades productivas agrícolas son menores de 20 hectáreas, con un 35% siendo menores de 3 hectáreas y un 41% con superficies entre 3 y 20 hectáreas.

Con la propuesta de Fenalce se propone vincular 57.973 nuevas unidades productivas agrícolas familiares dedicadas al cultivo de maíz, las cuales se agregarían a las 177.876 ya censadas por el DANE en 18 departamentos de Colombia.

La distribución de estas nuevas unidades sería del 55% en Córdoba, 16% en bajo cauca, magdalena medio y Urabá, 8% en el Piedemonte llanero, 7% en la Altillanura, 4% en Tolima-Huila, 4% en el valle geográfico del río Cauca, 4% en el norte de Santander y Guajira, y un 2% en otras zonas.

Esto requiere de ingentes inversiones en la región de la altillanura en el departamento del Meta, junto con los departamentos de Tolima y Córdoba, que han contribuido con el 48% del suministro de grano en el país durante los últimos cinco años, manteniendo una parte significativa del mercado desde el incremento en la producción registrado en los últimos años.