¿Quiénes consumen gasolina en Colombia? La reforma tributaria de Petro cae como un baldado de agua fría
El Gobierno insiste en que el consumo de gasolina beneficia a los más ricos, pero expertos advierten que 80% de los motociclistas son de estratos bajos y que un nuevo aumento golpeará más a los pobres.
La discusión sobre el precio de la gasolina volvió al centro del debate económico y político en Colombia. El presidente Gustavo Petro advirtió que, si el Congreso no aprueba una nueva reforma tributaria, el país enfrentará un incremento adicional en el valor de los combustibles para cubrir el déficit fiscal.
El mensaje cayó como un balde de agua fría para millones de hogares que ya sienten el impacto del combustible en el costo de vida. El 80% de los motociclistas pertenece a estratos populares, y son precisamente ellos quienes soportan de manera desproporcionada los incrementos en la gasolina. Además, el alza encarece los alimentos y el transporte en todo el país.
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El trasfondo económico y político del precio de la gasolina
La reforma tributaria de Petro busca subir los impuestos a los combustibles como parte de la estrategia para cubrir el déficit fiscal del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC). Entre enero de 2022 y junio de 2025, la Nación destinó $72,8 billones a este fondo, pero el Gobierno lo considera insostenible: el déficit proyectado para 2025 será de 7,1% del PIB.
Petro asegura que sin la tributaria, que espera recaudar $26,3 billones en 2026, el aumento en la gasolina será inevitable. El riesgo es que esta decisión recaiga directamente en el bolsillo de los hogares colombianos, con efectos sobre el transporte, la canasta familiar y la inflación.

Los cuestionamientos a la versión oficial
Las críticas a la propuesta se multiplican. Diego Otero Prada, vicepresidente de la Academia de Ciencias Económicas, señaló que los colombianos ya pagan una de las gasolinas más caras del mundo. En julio de 2025, el galón en Bogotá costaba $16.213,35 (4,028 dólares), frente a los 2,745 dólares en la Costa del Golfo de Estados Unidos. Además, advierte que Ecopetrol recibe $11.007,53 por galón, muy por encima del precio internacional, lo que genera un sobrecosto cercano a $3.000 pesos por galón.
“Los colombianos están pagando una gasolina muy cara, por encima de la fórmula, lo que perjudica directamente a las clases medias y bajas”, afirma Otero.
Jorge Enrique Robledo, candidato al Senado, advirtió que esta reforma recuerda a la de 2021 bajo el gobierno de Iván Duque, que derivó en el estallido social. Según Robledo, de los $26,2 billones de recaudo previstos, unos $15,7 billones provendrían de impuestos indirectos como el IVA, que afectan con mayor fuerza a los sectores populares. A su juicio, el plan de Petro termina castigando a los mismos que dice defender.
El trasfondo político y económico
La tensión no es sólo económica, sino también política. En 2024, un alza de $2.000 en el diésel desató un paro de transportadores que obligó al Gobierno a moderar los incrementos.
Hoy, Petro busca recaudar $26,3 billones con la tributaria de 2026. Si fracasa, ya advirtió que el costo se trasladará al bolsillo de los colombianos vía combustibles, con un fuerte riesgo de protestas en un año preelectoral.

¿Quiénes consumen combustibles en Colombia?
Aunque el Gobierno insiste en que la gasolina es un consumo de sectores de altos ingresos, los datos muestran otra realidad:
- Motocicletas: En el país circulan más de 11 millones de motos, y el 80% de sus dueños pertenece a estratos 1, 2 y 3. Para millones de familias, la moto es la herramienta de trabajo y transporte diario.
- Vehículos de servicio público y rural: En zonas campesinas y apartadas, jeeps, camperos y colectivos a gasolina son indispensables para el transporte de personas, alimentos y carga agrícola.
- Clases medias urbanas: Los hogares de estratos 3 y 4 dependen de carros pequeños a gasolina para moverse en ciudades donde el transporte público es insuficiente o inseguro.
- Transporte de carga: El diésel, que mueve la mayor parte de camiones y buses, también enfrenta incrementos graduales. Esto significa que, además de los usuarios directos, los sobrecostos del diésel encarecen el transporte de alimentos, insumos y mercancías en todo el país, afectando especialmente a las familias de ingresos bajos y medios.
Tanto la gasolina como el diésel son consumidos masivamente por sectores populares y medios, ya sea de forma directa en motocicletas y vehículos familiares o de forma indirecta a través del transporte de carga. Por eso, un nuevo aumento en los combustibles tendría un efecto regresivo y subiría el costo de vida en Colombia.
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