Ni suspendido ni roto: el TLC con Estados Unidos resiste la tormenta diplomática
Las declaraciones cruzadas entre Gustavo Petro y Donald Trump desataron una tormenta diplomática que agitó los mercados y llenó de incertidumbre al sector exportador. Sin embargo, y pese al ruido, el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos (TLC) sigue plenamente vigente.
Así lo confirmaron la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham) y diversos expertos en derecho internacional y comercio exterior, quienes coinciden en que las medidas arancelarias de Washington no constituyen la suspensión del tratado, sino un ajuste temporal dentro de sus facultades legales.
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La polémica: “suspensión de facto” o lectura política
Todo comenzó cuando el presidente Gustavo Petro afirmó en su cuenta de X que el TLC estaba “suspendido de facto” tras el anuncio de Trump de imponer un arancel del 10% a los países con los que Estados Unidos mantiene acuerdos comerciales. El mandatario colombiano interpretó la medida como una violación unilateral del acuerdo y aseguró que Colombia quedaba “libre” de sus compromisos preferenciales.
La respuesta no se hizo esperar. Desde Washington, la administración Trump no confirmó ninguna suspensión y se limitó a justificar los nuevos aranceles bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA), que le permite tomar decisiones comerciales por razones de seguridad nacional.
En Bogotá, el debate escaló rápidamente. Algunos sectores hablaron de “fin del TLC”, mientras otros advirtieron que el mensaje presidencial generaba ruido en un momento de desaceleración económica y caída de las exportaciones no minero-energéticas.

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Lo que dicen los expertos: el TLC sigue vigente
Para María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia, el TLC con Estados Unidos no está suspendido ni en riesgo de serlo. Según explicó, las decisiones anunciadas por Washington no implican una terminación automática del acuerdo, sino una medida temporal dentro de sus facultades.
Añadió que el recargo del 10% en los aranceles corresponde a un impuesto extraordinario justificado en una emergencia económica, sin que ello modifique las reglas esenciales del tratado.
El abogado Gabriel Ibarra, experto en derecho comercial internacional, coincidió en que no existe en el marco jurídico del TLC una figura que permita suspenderlo de manera unilateral. Si Colombia considera que hubo un incumplimiento, dijo, el camino es acudir al mecanismo de solución de controversias, pero mientras tanto el acuerdo permanece plenamente vigente y en ejecución.
Desde el ámbito académico, Alejandro Useche, profesor de la Universidad del Rosario, advirtió que el problema actual es político y no comercial. Las disposiciones del TLC (como las reglas de origen, los mecanismos de contratación pública y la protección a la inversión extranjera) siguen aplicándose sin alteraciones.
Exportadores entre la prudencia y la preocupación
En el sector productivo, la principal sensación es la de incertidumbre moderada. Empresarios como Carlos Andrés Pérez, del sector agroindustrial, advierten que “las tensiones políticas generan dudas en los compradores internacionales”, pero reconocen que hasta ahora no hay restricciones reales de acceso al mercado estadounidense.
De acuerdo con cifras de Analdex, el 30% de las exportaciones colombianas sigue teniendo como destino a Estados Unidos. Los principales productos beneficiados del acuerdo son el café, las rosas frescas, los derivados del aluminio y algunas manufacturas básicas, cuyas ventas han crecido desde 2012.
En ese contexto, los gremios piden mesura y diplomacia. “El tono y la institucionalidad son esenciales para preservar una relación que trasciende coyunturas políticas”, señaló Ana Lucía Jaramillo, directora de AmCham Sur Occidente.
Las redes también influyen: la voz de «Manuela Aduanera«
Ante la confusión generada por los titulares, creadoras de contenido especializadas en comercio exterior como ManuelaAduanera han salido a explicar en redes sociales los alcances reales de la medida.
En uno de sus videos (que ya circula entre exportadores y emprendedores) aclara que ningún presidente puede suspender un TLC de manera unilateral, y que los cambios de aranceles no equivalen a una ruptura del acuerdo.
Su explicación, respaldada por expertos, ha servido para tranquilizar a cientos de pequeñas y medianas empresas que dependen del mercado estadounidense para mantener sus operaciones.

Lo que viene: diplomacia y certidumbre jurídica
Aunque no hay ruptura comercial, sí se abre un nuevo capítulo de tensión diplomática que podría afectar la confianza inversionista y la cooperación bilateral. Estados Unidos podría mantener los aranceles mientras dure la emergencia declarada por Trump, y Colombia deberá decidir si presenta una reclamación formal o privilegia la vía diplomática.
En todo caso, los analistas coinciden en que la prioridad debe ser mantener la seguridad jurídica y proteger la credibilidad internacional del país. El TLC ha sido, durante más de una década, una pieza clave de la integración económica entre Colombia y Estados Unidos.
El mensaje de fondo es claro: Ni la Casa Blanca ni la Casa de Nariño pueden desmontar el TLC con un simple trino. El tratado sigue en vigor, con sus mecanismos intactos, y cualquier modificación debe pasar por los Congresos de ambos países.
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Mientras tanto, el llamado de los gremios y expertos es a la calma, el diálogo y la prudencia, para que la tormenta política no se convierta en una crisis comercial.