Todos conocemos a un poeta

Victoria E. González M.
Comunicadora social y periodista de la Universidad Externado de Colombia y PhD en Ciencias Sociales del Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) de la ciudad de Buenos Aires. Decana de la Facultad de Comunicación Social – Periodismo.
En las últimas semanas en las aulas, entre amigos y con la familia varias conversaciones han girado en torno a un mismo tema: la película colombiana “Un poeta”.
Los comentarios alrededor de la cinta han sido positivos de parte de todas las personas con las que he conversado. Sin embargo, antes que hablar de las bondades del guion o de lo maravilloso de las actuaciones, quisiera concentrarme en un personaje que desde el primer momento se sale de la pantalla y se instala en nuestra mente porque nos recuerda a alguien que conocemos.
Se trata de ese tipo de persona que inicia su camino por la vida, al mismo tiempo que sus amigos del barrio, sus hermanos o sus primos. Con expectativas, con sueños, con la obligación de triunfar, de ser “alguien” e incorporarse a la gran máquina social que nos pide a todas y todos desempeñar un papel funcional.
Entonces, esa persona empieza a quedar rezagada, a desplazarse a los últimos puestos en la loca carrera que nos impone la vida; paulatinamente, su carrera se convierte en caminata y, entonces, su caminata súbita y dolorosamente se detiene.
En ese punto, la parálisis lo obliga a refugiarse en la casa materna de la que sus hermanos hace tiempo salieron para hacer sus propias vidas o lo conduce dolorosamente a la incertidumbre que genera la dependencia económica de familiares y amigos.
Un poeta, tal como lo vemos en la magnífica cinta de Simón Mesa y en tantas familias que nos rodean, es un personaje universal que se debate entre lo cómico y lo dramático. Alguien que no pudo con el peso de este mundo y optó por ponerse al margen, por rendirse o por recorrer los caminos que para algunos son los más fáciles y, para otros, los imposibles, los peligrosamente escarpados.
Un ser extremadamente sensible, extremadamente ingenuo o extremadamente ridículo que intentó ser empleado, padre, novio, amigo, hijo o hermano, pero que falló en todos y cada uno de ellos, incluso en el más grande de sus intentos, el de ser un afamado poeta.